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El Barcelona también puede con Old Trafford (0-1)

Messi y Luis Suárez celebran el gol
Messi y Luis Suárez celebran el gollarazon

Luis Suárez no rompió su maldición... O sí, a medias, porque el gol en propia puerta de Shaw llegaba de su cabeza; como a medias está el Barcelona de salir del pozo de los cuartos de final de la Liga de Campeones. Venció en Old Trafford, lo que sólo es un primer paso. Queda la vuelta en casa y con ventaja, pero en el equipo azulgrana, lógicamente, ya nadie se fía. Por los precedentes y porque el Manchester United, pese a que ahora mismo es peor que el Barça, asustó durante un rato. Puede pensarse que era una estratagema del conjunto español: después de marcar, esperar para encontrar los huecos; pero no lo pareció, porque no estuvo cómodo, como sí había sucedido los primeros 20 minutos. Arrancó firme el equipo de Valverde y metió a su rival atrás, atrás. Había tomado precauciones el técnico «devil», Solskjaer, con mucha gente en la retaguardia y sacrificando a un hombre de ataque. En un principio ni olió el balón, que tampoco parecía interesarle. Su idea era estar juntos y ordenados y buscar jugadas rápidas: tres toques para plantarse ante Ter Stegen. Pero no lo conseguían. La sensación de superioridad del Barcelona era enorme: el balón a un lado, a otro, por aquí, por allá, y recuperación rápida después de perderla. El escenario era ideal, por mucho que las ocasiones se resistieran. Ya llegarían. Ya llegaron, cuando Busquets superó por alto la defensa del rival para encontrar a Messi, y que éste centrara a Luis Suárez. Remató de cabeza el uruguayo y el esférico tocó en Shaw para cambiar de dirección lo justo y tomar el camino de la red.

El dominio se transformó en ventaja, y todavía tuvo el mando el Barça un rato más. Pero así como sin aparentar, como si no, poco a poco, se fue espabilando el United. O cambiaba o le esperaba una tortura, por eso adelantó sus líneas, propició las pérdidas de los azulgrana y empezó a mirar a Ter Stegen. Ganaban los balones divididos, impusieron su físico y cambiaron el guión. El golpe de Smalling en la nariz de Messi, que le hizo sangrar, desangró a todo el equipo. No era un cuestión de calidad, era empuje, y así se hizo con el mando el conjunto local. Tiempo para Piqué, enorme otra vez porque casi todos los balones peligrosos eran por el aire. El que no despejó el central lo desperdició de forma incomprensible Dalot: su remate se fue en dirección a la banda en lugar de a la portería. Cierto que en un despiste del United pudo marcar Coutinho, detenido por De Gea.

Pero ése no era el plan. Tenía que recuperar el balón el Barça, calmarse. ¡Si el gol ya lo tenía! Le bastaba con el juego de pase, pase, pase... Buscaba muy rápido a Luis Suárez, demasiado directo. Le costó serenarse. Todavía volvió atolondrado del descanso, pero en cuanto hilvanó dos pases la solución apareció. Una jugada larga, otra vez de banda a banda, y Luis Suárez tuvo la ocasión, que mandó a la red... lateral. No fue gol, pero sí un paso adelante para dejar de contagiarse de lo que hacía el rival. Tan poco le gustaba a Valverde lo que estaba sucediendo, que hizo dos cambios de golpe: Arturo Vidal y Sergi Roberto, pero para ser centrocampista. Quería el «Txingurri» recuperar el control en la zona media y consiguió que el duelo al menos se igualara. También se fue cansando el United, que apretó arriba y arriesgó, pero cada vez le costaba más. Con mayor número de jugadores en la zona ancha, presionó mejor el Barça, que recuperaba rápido el balón otra vez para eternizar las posesiones.

Todavía tuvo Piqué que apagar algún juego: seguro que terminó con dolor de cabeza de todo lo que despejó. Pero el duelo acabó con el esférico en los pies azulgranas. Tuvo la opción de una falta Messi, que trató de meter por abajo, y paró el portero español del United. El 0-2 hubiera sido un sueño. El 0-1 es bueno y las sensaciones, a ratos: defendió bien, se descontroló con el balón a veces. Y, ojo, queda la vuelta.