Natación
Mireia Belmonte: «Si no te duele nada, es que algo va mal»
La nadadora habla de la dureza del deporte de élite, de su lesión y de las elecciones del domingo. «Me siento catalana y española», dice
Mireia Belmonte (Badalona, 1990) dice que no a un cruasán, un café y una infusión, poco antes de presentar el nuevo reloj Edox, marca de la que es embajadora. Acepta un zumo natural. Controla lo que come porque ya ha empezado su preparación para los Juegos de Río, su gran objetivo en 2016, un sueño al que aspira mientras va dejando atrás la lesión en los hombros que le impidió estar en el pasado Mundial.
–Felicitó por Twitter a la Selección de baloncesto, igual que muchos otros deportistas. ¿Tienen una sensación de equipo?
–Es importante alegrarse por los logros ajenos porque eso es hacer unión y hacer país. Además, gusta cuando te felicitan a ti, y hay que saber hacerlo con los demás.
–Cómo se abrazaban, qué distinto a un deporte como el suyo.
–Al final es deporte igual... A mí mi deporte me gusta mucho porque depende todo de mí y no dejas nada al azar. También cuando un día no estás bien tienes que hacer tú todo y cuando estás bien toda la gloria es para ti. Pero detrás tengo un gran equipo que no se ve. Los éxitos son míos y suyos, por lo que tampoco estoy sola.
–¿Piensa cuando nada?
–Depende de la época. Si es época de exámenes voy repasando... Depende también de las series: si es una en la que tengo que concentrarme, pienso en la técnica, pero si es un entrenamiento más aeróbico, más tranquilo, voy cantando o pensando... Se me va la cabeza, porque tenemos tan mecanizado nadar, lo hacemos tan natural, que a veces la cabeza va por un lado y el cuerpo por otro.
–Habla de técnica. ¿Puede mejorarla tras tantos años?
–Una de las cosas buenas de cara a Río es que tengo mucho que mejorar. A lo mejor son pequeños detalles, pero son los que te hacen ganar oro y no plata. Es importante pulirlos para que los ejercicios se hagan mecánicamente y no tengas que pensar en ellos.
–¿Cómo está de la lesión?
–Estoy con muchas ganas de ir a Río y dar la cara, de saber que este año lo he preparado bien. Los hombros todavía me molestan, va por días. Cuando me duelen menos, entreno a tope y si no, me controlo un poco.
–¿Llegará un momento en el que se pase del todo?
–Los hombros ahora están débiles por el parón, pero creo que voy por el camino correcto.
–¿Cuál fue el proceso de la lesión?
–Empecé con el hombro derecho, con bursitis. Estaban inflamados los tendones... todo, con líquido, y después me detectaron en el hombro izquierdo una pequeña rotura del supraespinoso. Al final decidimos no ir al Mundial.
–¿Fue duro decir que no?
–Fue duro, pero fue lo correcto.
–Con sus mejores marcas hubiera ganado algún oro...
–Lo pensé, pero todo es teoría. Luego hay que llegar allí y nadar en ese tiempo. También puede ser un factor psicológico para las rivales. Ellas pueden pensar que han ganado, pero que si hubiera estado Mireia a lo mejor no.
–Antes del «no» compitió durante meses con dolor...
–Sí, bueno, a ver, raro es el nadador al que no le duelen los hombros, porque son muchas brazadas, muchas piscinas seguidas... Son cosas que no puedes controlar. Supongo que será igual que un atleta con las rodillas... Al final en el deporte de élite siempre tienes alguna molestia.
–Nadal dice que siempre compite con dolor...
–Él dice que es terapéutico, pero después... Es lo normal. Si no te duele nada es que algo va mal. Siempre tienes que tener algo que te duela. Siempre he competido con dolor, en plan sobrecargas, pero no pinchazos, que se me quedaba el hombro sin fuerza. Eso no lo había experimentado.
–¿Qué ha aprendido de esto?
–Es muy tópico, pero que tienes que dar un paso atrás para poder dar dos hacia adelante, y que también desde fuera se aprende mucho. En la competición nunca estoy en la grada porque compito cada día. La tele te enseña detalles de otros nadadores.
–¿Le ha ayudado a entender mejor su cuerpo?
–A escucharlo, porque cuando entrenas no eres consciente nunca, siempre estás al límite y si sales sin mover el brazo da igual. Te recuperas y al día siguiente vas otra vez a la piscina y esto va así; pero ahora tengo más cuidado. El cuerpo es sabio y sabe lo que necesita, lo que no puede hacer y lo que sí, si puedes apretar o no...
–¿Ha estado un mes parada de verdad?
–No, ja,ja. Es que me aburro más que nada en vacaciones. He estado dos semanas sin nadar, eso sí, y empecé progresivamente. Pero también he ido a correr, he hecho un poco de pesas. Sobre todo las cosas que podía hacer de las piernas, las he hecho, porque estar parada tampoco me parecía.
–El oro en Río: ¿presión, ilusión?
–Es un sueño. Presión no. La presión que me afecta es la que me pongo yo misma, la interna. Las demás no las tengo en cuenta.
–En ese sentido creció en los pasados Juegos de Londres...
-Allí sí hubo un poco de presión. Iba por la Villa y me decían: «Hoy sí, una medalla», porque España no había ganado aún. Yo contestaba: «Tranquilidad, que es mi primera final olímpica». Cuando estás compitiendo estás en una nube y no te enteras de nada. Cuando llegas a España te das cuenta de lo que has ganado.
–Su entrenador dice que no se conforma con la plata...
–El deportista siempre quiere más. Da igual lo que hayas ganado. Mira Phelps, quería ocho y ganó ocho, después quería más. Siempre más.
–¿Le inquietan las elecciones del domingo?
–No. Es política y siempre debe ir separada del deporte.
–¿Se imagina una Cataluña independiente?
–De momento no me lo imagino, pero cada uno tiene su opinión.
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