Sección patrocinada por
Moto2
Remy Gardner, un australiano muy español, campeón del mundo 34 años después que su padre, el mítico Wayne
El piloto aussie aguantó la presión de Raúl Fernández y con un décimo puesto certificó su corona de Moto2. El madrileño, con ocho victorias, se convierte en el mejor rookie de la categoría intermedia
Además de para Valentino Rossi, este fin de semana es ya inolvidable para Remy Gardner, el nuevo campeón del mundo de Moto2. Se trata de una corona que se apunta Australia en el palmarés, aunque el hijo del mítico Wayne Gardner es muy español. Nació en Sídney hace 23 años pero lleva casi diez viviendo en Sitges, a donde decidió mudarse con 14, después de haber ganado el campeonato en su país. Como le sucede a Quartararo y a otras muchas estrellas extranjeras, su ruta para llegar a lo más alto ha pasado por España, porque es el único sitio en el que se pueden encontrar los equipos, los circuitos y el clima necesarios para tener nivel suficiente para dominar y ganar un título.
Por fin lo ha conseguido Remy después de muchas temporadas buscando su destino. Y lo ha encontrado en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, después de una carrera tensa, en la que terminó décimo, un puesto suficiente para sumar los puntos que le faltaban. Le sobraron cuatro nada más porque Raúl Fernández ha conseguido su octava victoria del curso para llevar a su compañero de equipo hasta el límite.
La solidez de Remy Gardner ha pesado más. Ha llegado a un equipo poderoso, con una moto fiable y ha mostrado su potencial real. Ha sido el más consistente durante todo el curso, casi sin fallos, y su único problema ha sido el grandísimo nivel como «rookie» de Raúl Fernández, su compañero en el KTM Ajo. El madrileño llegaba con opciones son muy remotas, necesitaba ganar la carrera y lo hizo, para irse con el mejor sabor posible, el de ser el mejor novato de la historia de la categoría intermedia.
«Tengo un 0,001% de posibilidades más o menos», se lamentaba Raúl en la previa, consciente de que su reto era casi imposible. Felicitó deportivamente a su compañero de equipo, con el que va a subir de la mano a MotoGP en 2022.
Allí, en la categoría reina, fue una estrella el padre de Remy Gardner, Wayne, campeón del mundo de 500cc. con Honda en 1987. Un piloto rápido y muy valiente que ha llevado a su hijo de la mano por los circuitos en busca de una oportunidad. Reconoce Remy que su padre le ha enseñado todo lo que sabe de las motos y el motociclismo, también a frenar tarde. Hoy sólo necesita tres puntos para ser campeón del mundo treinta y cuatro años después.
“Pensé que nunca vería a mi hijo campeón, pero ahí está. Ha sido un viaje muy largo, desde que hace quince años me dijo que quería competir”, explicaba el australiano, leyenda de MotoGP y que siempre ha apoyado a su hijo. Remy lleva el dorsal 87 por el año del título de su padre y los dos se han fundido en un abrazo que cerraba el círculo. Los dos son campeones, como lo fueron en su momento los Roberts, Kenny y Kenny Júnior.
✕
Accede a tu cuenta para comentar