Izan Guevara, el campeón del mundo de Moto3 al que no le gustaba el fútbol

Izan Guevara llegó a la mayoría de edad el pasado junio, mientras peleaba por el Mundial de Moto3. Otra perla de la cantera española que en Australia se ha convertido en el campeón español número 23 y hereda la corona que el curso pasado ganó, también sorprendiendo a todos, Pedro Acosta. Izan es mallorquín y como le pasó a muchos otros deportistas, sus padres quisieron que fuese futbolista. Le apuntaron a un equipo pero él se pasaba el entrenamiento dando patadas a una pared en lugar de al balón y haciendo el ruido del motor de una moto con la boca. Por fin consiguió que le apuntase a la escuela de motociclismo y el resto es historia.

En Phillip Island le bastaba con un segundo puesto, pero Izan quiso proclamarse campeón del mundo de Moto3 a lo grande, ganando la carrera y pasando de la calculadora. En su box, Jorge Martínez Aspar se llevaba las manos a la cabeza, porque no quería que su piloto tomase tantos riesgos, pero él quiso hacerlo. No se conformó en ningún momento con estar al final del grupo de cuatro que se formó y cada vez que Sergio García intentaba la escapada, ahí aparecía el mallorquín para devolverle el adelantamiento. Siempre sufría en las frenadas, hasta que en la última vuelta pudo demostrar que es el piloto más rápido de la categoría pequeña y por eso es el campeón. Consiguió ganar unos metros al frente del grupo y evitó que los otros tres (Sergio, Onçu y Sasaki) pudieran pasarlo en las frenadas. No cometió ningún fallo y ganó la carrera. Con el triunfo no tenía que hacer ninguna cuenta más y podía dedicarse a celebrar y a pensar en el año que viene, cuando subirá a Moto2 con el Aspar Team. Los equipos de la categoría reina ya lo tienen en su radar y su talla (1,70 metros) juega a su favor, ya que tiene cuerpo para rendir mejor con las motos grandes. Esta temporada se ha impuesto en la lucha con su compañero de escudería, Sergio García, que empezó dominando. Izan fue cambiando las cosas y ha ganado en Jerez, Cataluña, Alemania, Aragón, Japón y Australia, donde ha certificado su título. Once podios y cuatro «poles» en total que le han servido para ser el gran dominador de Moto3. Menos mal que escapó del fútbol.

Al cruzar la línea de meta dejó su mente en blanco y únicamente gritó dentro del casco. Se terminaban los nervios que siempre asaltan a los novatos cuando tienen cerca el título. Él podría haber sido más conservador, sumar unos buenos puntos y esperar a Malasia, pero quiso acabar a lo grande y lo consiguió.