MotoGP

La caída del muro de Yamaha

Rossi y Lorenzo han enterrado los problemas del pasado y presumen de su buen rollo. «Si tengo que ser su gregario, lo seré», dice Valentino

LORENZO Y ROSSI se dan la mano y sonríen durante la presentación del equipo en el circuito de Jerez
LORENZO Y ROSSI se dan la mano y sonríen durante la presentación del equipo en el circuito de Jerezlarazon

En el box de Yamaha no queda ni un solo ladrillo del muro que Rossi mandó levantar cuando Lorenzo llegó al equipo y se convirtió, además de en su compañero, en la principal amenaza para ganar los títulos mundiales. El italiano creía que aquel jovencito copiaba su puesta a punto y la aprovechaba para después superarle en la pista. Por eso decidió dividir el taller y evitar miradas indiscretas hasta que en 2010 se marchó enfadado como el hermano mayor que no soporta que la llegada del pequeño le quite parte de la atención de los padres.

«Más que con Lorenzo, yo estaba enfadado con Yamaha, porque, después de lo que hice con ellos, no merecía tener a Jorge como compañero de escuadra. Me pusieron un grano en el culo. Ahora, visto con perspectiva, creo que hicieron bien fichándole», aseguraba el pasado viernes Valentino, de vuelta a la marca de los diapasones tras dos temporadas nefastas en Ducati. «Il dottore» se fue convencido de que podría ganar con la difícil moto italiana, pero ahora vuelve a Yamaha en busca de su última oportunidad y presumiendo de buen rollo con el que fue su máximo enemigo. «La primera vez que se encontraron estaban en caminos diferentes y cuando esto pasa hay muchas opciones de chocar. Fue excitante y bastante tenso, pero ahora será distinto. Mi sensación es que ya no caminan en direcciones distintas. Los dos son ya campeones del mundo, se respetan y siguen siendo competitivos, pero en la misma trayectoria», explicaba Lin Jarvis, director ejecutivo del Yamaha, convencido de que la madurez de sus dos pilotos evitará los problemas del pasado.

En la presentación oficial de la escudería, el pasado viernes en el circuito de Jerez, Jorge y «Vale» presumieron de buena relación, con una complicidad evidente ante los medios y la sensación de que realmente están cómodos uno al lado del otro. «Diría que nuestra relación es buena, un poco menos que fantástica. Podemos hablar de la moto, principalmente, y de otros muchos asuntos, decía Lorenzo del piloto del que en 2010 aseguraba que había hecho «todo lo posible para que no aprendiera nada».

«La situación es diferente tanto desde mi punto de vista como desde el de Jorge. Tengo su respeto y él, el mío. No seremos los mejores amigos, porque es difícil cuando se lucha por lo mismo, pero creo que la relación será buena todo el año», añadía Valentino, que no tendría problema en ser el gregario de Jorge si las circunstancias lo exigen: «Ya lo he imaginado y, si está más fuerte que yo, le echaré una mano, ¿por qué no?». El italiano podría ser el tercer piloto capaz de ganar un título con más de 34 años, algo que ahora ve tan difícil como lejano: «Es el objetivo, pero en mi situación actual, antes de pensar en el campeonato, tengo que empezar por volver a ser competitivo y tratar de ganar una carrera. El Mundial no sé si será posible, pero voy a dar más del ciento por ciento para conseguirlo».

«Mi mejor día en dos años»

Dos años y casi cinco meses han pasado desde la última vez que Rossi encabezó una sesión de entrenamientos con la pista seca, y bastante menos de un año desde que el pasado mes de junio aprovechara la lluvia para ser el más rápido en la primera tanda del G. P. de Gran Bretaña. «Voy a hacer una foto a la tabla de tiempos y a colgarla en mi habitación: es mi mejor día en dos años», bromeaba Valentino tras ser el más rápido en el penúltimo día de test en Jerez. Es verdad que la lluvia le echó una mano, pero también que sintió cómo su ritmo va mejorando. Álvaro Bautista, por su parte, sufrió una caída espectacular que le provocó fisuras en dos dedos de la mano izquierda.