Motociclismo
Un ángel ilumina a Márquez
«Me desperté por la mañana y sentí que tenía que arriesgar», dijo Marc, que acertó al entrar el primero al cambiar de moto y se dispara en el Mundial con su tercer triunfo
«Me desperté por la mañana y sentí que tenía que arriesgar», dijo Marc, que acertó al entrar el primero al cambiar de moto y se dispara en el Mundial con su tercer triunfo.
«No sé por qué, pero cuando me desperté por la mañana sentí que tenía que arriesgar. Era un día especial, todos corrimos por la leyenda que hemos perdido»... Pensar que el recuerdo de Ángel Nieto iluminó a Márquez es la forma más bonita de explicar lo que Marc hizo en Brno. Comparte con el maestro ese gen de la pillería, que le permite ir un pasito por delante del resto cuando las cosas están complicadas y ver la solución antes que los demás. Llovía y no llovía, la pista estaba mojada, pero podía secarse, había que pensar rápido y tomar decisiones y nadie lo hizo mejor que Marc, aunque él se empeñe en que todo nació en un error previo. «De repente decidí cambiar y poner la rueda blanda detrás. Honestamente fue algo incorrecto, porque enseguida empecé a perder posiciones. La única opción era entrar rápido en boxes. Me pude caer tres veces, pero cuando vi que estaba primero con 20 segundos de ventaja, salió el sol y todo empezó a ir mejor», dijo.
La lluvia checa despejó de nubes su camino hacia el cuarto título. Se fue de vacaciones al frente del Mundial con cinco puntos de ventaja y ahora tiene más del doble con respecto a Maverick (14). Una carrera ha bastado para conseguir lo que tras las nueve previas había sido imposible: tener un claro candidato al triunfo final. Durante la pretemporada y la primera fase de la temporada el máximo favorito era Viñales, dominador absoluto dispuesto a hacer un año de récord. Después fue Marc el que parecía estar al mando y hasta hubo un momento en que se pensó que la décima corona de Valentino era lo más probable. En esas llegaron los dos triunfos consecutivos de Dovizioso y alguno imaginó al eterno actor secundario interpretando el papel protagonista. Así hasta el parón veraniego, al que ni el propio número «93» imaginaba marcharse al mando. Lo hizo, tal y como le había vaticinado su jefe de mecánicos, y ayer le dio un buen golpe al Mundial gracias a la estrategia.
Se fue decidido al «pit lane» a por la moto de seco, mientras los demás se quedaron paralizados esperando a ver qué pasaba. Podría haber empezado a llover de nuevo y entonces hubiera sido un fracaso, pero el cielo se volvió azul y el Mundial, del color naranja del equipo Repsol Honda. «Esta vez, las orejas de burro nos las tenemos que repartir entre varios», se quejaba Rossi, que nuevamente estuvo lento de reflejos en el cambio de montura. Fue de los últimos que se decidió a hacerlo y en cada giro que esperaba se le iba un cachito del título del mundo. «Este tipo de errores son los que deciden los campeonatos», reconocía Dovizioso, otro de los damnificados. El italiano tardó en decidirse y ya está a casi una carrera de un liderato que hace no mucho era suyo. También se fue con la sensación de derrota que Maverick pudo minimizar subiéndose al podio. Teniendo en cuenta la mala racha en la que se encontraba, ser segundo a «sólo» 14 puntos de Marc es un escenario aceptable. Queda mucho por delante y ya está muy claro que todo puede pasar y un pequeño detalle le da la vuelta a la situación.
Justo esto es lo que le pasó a Lorenzo, que se dio uno de los pocos gustazos del curso al liderar la prueba en las primeras vueltas. Ya había dicho que si llovía tenía opciones de ganar y con el asfalto húmedo tomó hasta unos segundos de ventaja en el primer lugar. Sólo un espejismo que se difuminó tan rápido como el agua se evaporaba. Para entonces Marc ya estaba volando en cabeza, mientras Pedrosa y las dos Yamaha trataban de reducir los daños. Dani tenía un ritmo tan bueno como el de su compañero de equipo, pero el tiempo que había perdido al no entrar antes en boxes fue el que le impidió un duelo directo. Es fácil decirlo una vez que ha sucedido, pero todos se equivocaron menos Márquez.
Él se quedó con el honor de ganar la primera carrera de MotoGP que Nieto no pudo disfrutar. Lo hizo desde el cielo y no cabe duda de que se le habrá escapado una sonrisa al ver a uno de sus herederos ser tan ágil de mente como lo era él en aquellos tiempos de blanco y negro. También le habrá gustado el triplete español en el podio de la categoría máxima, teniendo en cuenta que en su época los motores grandes eran cosa de los americanos.
Estará encantado con el primer y el tercer puesto de Joan Mir y Aron Canet en Moto3 y con el segundo de Álex Márquez en Moto2. Pudo comprobar que su legado queda en buenas manos y que el motociclismo llora por él sin dejar, como él decía siempre, de darle «al mango».
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