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Muere un jugador de críquet al que un pelotazo le fracturó el cráneo

Phillip Hughes falleció hoy en un hospital de Sidney, dos días después del golpe y de que su familia haya decidido desconectar los aparatos que le mantenían vivo. La bola le impactó en una zona que no cubre el casco.

El jugador de críquet australiano Phillip Hughes ha muerto hoy en un hospital de Sídney, dos días después de haber sido golpeado en la cabeza por una pelota mientras bateaba en un estadio de esa ciudad australiana, informaron fuentes médicas citadas por medios locales.

El deportista, de 25 años, se fracturó el cráneo y sufrió una hemorragia cerebral. Fue operado e inducido al coma para aliviar la presión en la zona afectada, según la agencia local AAP.

Los médicos del Hospital St. Vincent de Sídney han anunciado su muerte después de que sus familiares decidieran desconectar los aparatos que lo mantenían vivo.

"Nunca llegó a recobrar la consciencia tras la herida que sufrió el martes. No sufría cuando murió y estaba rodeado de su familia y amigos más cercanos", detalló el jefe del equipo médico, Peter Brukner, en un comunicado.

"La asociación australiana de críquet ruega que se respete la privacidad de la familia Hughes, los jugadores y el personal", añade la nota.

En el momento del accidente, Hughes, quien participaba en un partido entre Australia del Sur y Nueva Gales del Sur, recibió un golpe en una parte de la cabeza que no estaba protegida por el casco al no calcular bien el lanzamiento que le hizo Sean Abbott.

El jugador había nacido en una plantación de plátanos del área de Macksville, en el estado de Nueva Gales del Sur, el 30 de noviembre de 1988.

Como muchos niños de su época, soñó con jugar al críquet con los grandes y a los 17 años se mudó a Sídney para vestir la camiseta del club Western Suburbs.

Al año siguiente formó parte del equipo de Nueva Gales del Sur, y dos años más tarde se estrenó como internacional al reemplazar al legendario Matthew Hayden, según la cadena ABC.

"Phillip Hughes era un joven que vivía su sueño. Su muerte supone un día muy triste para el críquet y desgarrador para su familia. Lo sucedido ha tocado a millones de australianos", dijo el primer ministro de Australia, Tony Abbott, quien se sumó a las reacciones que surgen por todo el país.