Restringido
Orenga: «Lo de este grupo es irrepetible»
«Algunos jugadores, si quisieran, podrían ser entrenadores mañana mismo»
Juan Antonio Orenga (29-7-1966, Castellón) transmite tanta serenidad como ambición. La primera le viene de serie y para la segunda ha encontrado la ayuda del que él define como «mejor equipo del mundo». En el anterior Mundial de España, en 1986, era jugador del CajaMadrid y vio a España por televisión. A dos semanas del arranque de la Copa del Mundo, así está el seleccionador nacional.
–Los cinco campeonatos anteriores en los que España ha sido anfitrión (Mundial'86; Juegos'92; Eurobasket'97 y Eurobasket'07) no han tenido un final feliz...
–Nos hemos vuelto muy exigentes porque la última vez que jugamos aquí fue una medalla de plata que perdimos en el último momento y eso no me parece un gran desastre. Además, veníamos de ser campeones del mundo. ¿Los anteriores? El nivel del equipo daba para intentar pasar el cruce de cuartos, intentar estar en la lucha por las medallas, pero no era algo que se consiguiera muy a menudo. Jugar en casa siempre es un punto positivo porque tienes el apoyo de todos, hay más atención, las canchas están llenas... todo eso es bueno.
–¿Se puede estar en una concentración en contacto con la realidad?
–La concentración se hace lo más corta posible para intentar alcanzar el rendimiento óptimo del equipo sin cansarnos. Da tiempo a más cosas que el baloncesto porque el baloncesto es muy importante, pero sólo es una parte de la vida. Da tiempo a vivir la realidad que nos rodea viendo las noticias, leyendo la Prensa, saliendo a la calle, estando con la familia, quedando con los amigos. El baloncesto es una parte importante de la vida de todos los que formamos la Selección, pero es una parte, hay más, mucho más.
–La Selección que dirige es para presumir...
–Una de las cosas que me dicen es que cómo tengo la osadía o el descaro de decir que tenemos el mejor equipo del mundo, pero es que yo lo pienso así. Creo que tenemos el mejor equipo porque tenemos un juego interior que es la envidia de todos y un juego exterior que resulta que también es la envidia de todos. Puede haber un equipo que sea más alto o más fuerte que nosotros en la línea exterior, pero no tiene el talento que tenemos nosotros. Somos un grupo de jugadores que se mantiene en el tiempo fiel a una idea y en el que, aunque hayan cambiado algunos jugadores, el cambio se va haciendo racionalmente.
–Lo de ir a por el oro suena normal...
–Es que no nos podemos esconder, el equipo que tenemos se quedó muy jodido en Londres por no ganar el oro. Han pasado dos años y el equipo ha crecido. El objetivo es que aquel partido que se nos escapó hay que intentar ganarlo ahora. A veces parece que da miedo decir las cosas y no, nada de eso. Aspiramos a jugar la final, a intentar ganarla, pero sin perder la perspectiva, sabiendo que hay que hacer muchas cosas antes y que si no las hacemos, nos pegaremos un trastazo. Y esa experiencia ya la hemos vivido. Ahora bien, estamos capacitados para ganar el campeonato.
–En caso de que el torneo no salga bien, ¿están mentalizados para asumir críticas como las de la Selección de fútbol?
–Cuando te planteas un objetivo tan alto claramente, las posibilidades de que no se alcance son muchas. Intentaremos que no sea así. A mí lo que me dolería sería no competir porque no encontráramos la química para hacerlo.
–¿Imaginaba en su etapa como internacional que habría jugadores españoles como los Gasol?
–Cuando era jugador, el talento físico que teníamos era más limitado. El salto en calidad y en la lucha por todo se da cuando aparecen estos jugadores determinantes. Talento exterior siempre hemos tenido, con jugadores como Brabender, Epi o Villacampa... pero el talento interior, con gente que no sólo marca diferencias en Europa, si no que lo hace en franquicias de la NBA, no había existido como ahora. Nadie nos imaginamos que cuando se fue Fernando Martín a la NBA íbamos a tener la importancia que ahora tenemos allí.
–¿Para qué le sirvió el Eurobasket?
–Para una cosa fundamental y es para saber el reto que me espera ahora. Fue una situación complicada. Era mi primer año al frente del equipo, con ausencias importantes, con un cambio en la filosofía de juego en algo tan esencial como el balance interior-exterior. No es lo mismo tener jugadores importantes como Claver, Aguilar o Xavi Rey que tener jugadores que son «all-stars» o que han estado muy cerca de serlo y lo serán en un futuro. Esto nos va a permitir que los jugadores pequeños dispongan de más opciones, de más libertad, y si se deja actuar a nuestros interiores, ellos van a dictar el ritmo del partido. Habrá más espacios para todos.
–En 2013, las críticas a la Selección fueron casi todas en la misma dirección, hacia el seleccionador...
–Es que el entrenador también está para eso. Cuando las cosas no salen bien, el que tiene que centralizar las críticas tiene que ser el seleccionador para que los jugadores vivan más tranquilos. El objetivo es competir en las mejores condiciones posibles y que podamos llegar hasta el final en la mejor forma física y de cabeza... Entonces si eso supone que yo esté más expuesto, no es problema. Si eso conlleva que el equipo esté más tranquilo, perfecto. Pero es que esto es lo normal. No es que me pase a mí. Les pasa a Ancelotti, a Del Bosque, a Pablo Laso... Le pasa a cualquiera que esté al mando de un equipo. Hay muchas formas de centrar la atención. Puedes desviarla a otro problema, acapararla tú, buscar otro foco que haga de cortina de humo, pero al final lo que yo hago es enfrentarme al problema y tratar siempre de ser sincero.
–Que medio equipo sea diferente al del Eurobasket no supone un cambio de estilo, pero hay cosas que cambiarán...
–Cuando hablamos de renovación hay gente que no se da cuenta de que cuando más renovación hubo fue precisamente el año pasado. De la generación del ochenta sólo estaba Calderón y este año se retoma la línea de los años anteriores. El equipo, en esencia, mantiene la línea del que fue dos veces campeón de Europa y subcampeón olímpico en Londres.
–¿Habrá cambios tácticos?
–Haremos lo que sea necesario para el equipo en cada momento. La estructura del año pasado era otra porque teníamos problemas por dentro y por fuera. Puede haber momentos puntuales en que estén en la pista dos bases y uno de ellos juegue de otra cosa. Es otra de las virtudes de la Selección: muchos jugadores pueden hacer muchas cosas. Y los jugadores lo que quieren es jugar. En la Selección, el concepto de titular y suplente no tiene que ver con la NBA. Allí está todo mucho más definido. Yo tengo dos quintetos titulares. Tenemos que jugar con los jugadores que mejor estén en cada momento. Es cierto que hay jugadores determinantes que van a tener más continuidad, pero el objetivo es que todos estemos preparados para responder. Lo de la titularidad se soluciona hablando y sabiendo qué es lo que queremos en cada partido.
–Los internacionales parecen encantados con la comunicación que existe con el cuerpo técnico.
–Yo es que no me canso de hablar con los jugadores, me sale así. Este año voy a intentar que siga siendo así, quizá incluso más que el año pasado. Dirijo y analizo mejor las cosas desde la tranquilidad que desde la exaltación, porque es mi forma de ser. Creo que al jugador, cuando está en la pista en una situación complicada, le transmite más la tranquilidad del entrenador que el entrenador acelerado. El ejemplo es San Antonio. Popovich, en ocasiones, ni se acercaba al tiempo muerto porque entendía que era lo mejor. Los jugadores, y en la Selección eso sucede, son capaces de distinguir qué es mejor para el equipo y eso es muy bueno para el entrenador. Esa comunicación en las dos direcciones es muy beneficiosa.
–Esa capacidad de análisis de los jugadores, ¿los hace todavía mejores o puede terminar siendo un obstáculo?
–Los jugadores llegan a donde están porque tienen algo especial. No se trata sólo de talento físico o técnico. Tienen una cabeza equilibrada, son inteligentes, listos, capaces de sufrir cuando algo va mal y de sacrificarse por el colectivo... Todo eso lo tienen y por eso son lo que son. Algunos podrían ser entrenadores mañana.
–¿Cómo explica el compromiso con España de tipos que lo han ganado todo?
–Este grupo tiene una serie de cosas que son fijas en cualquier grupo que tiene éxito. Compromiso, ilusión, objetivo común, talento y, además, son ambiciosos. Y esto no se tiene que entender como algo negativo. En un deportista de este nivel y que ha ganado tanto, si no tuviera la ambición de seguir ganando, todo esto sobraría. Aquí hay gente que quiere seguir agrandando su figura, su leyenda... Lo que ha hecho este grupo es irrepetible, pero es que quieren continuar. Y ese ADN se perpetúa en los que vienen nuevos y cuando parecía que la ausencia de algunos iba a hacer que el equipo lo notara y llegaran momentos complicados, el equipo se rehace.
–Habrá que creerse entonces aquello de que la Copa del Mundo no será el último torneo para algunos de la generación del ochenta.
–La última Copa del Mundo sí será para algunos, pero es que no va a ser el último torneo para algunos ni de broma. Lo que los haría no estar, por ejemplo en los Juegos de Río, sería que no estuvieran bien físicamente. Estamos hablando de Calderón o Pau, que van a jugar tres años más en la NBA y luego a lo mejor vienen para acá. Juan Carlos tiene una ilusión tremenda por llegar. Nosotros no tenemos que ponerles fecha de caducidad. Por falta de ilusión no va a ser. Ahora con 33 o 34 años están perfectamente. Ginóbili ha sido campeón de la NBA con 37; Duncan, igual o más... La edad del DNI muchas veces no se corresponde con el rendimiento del jugador.
–El equilibrio que ofrecen a nivel físico y mental parece difícil de igualar...
–El nivel de madurez de nuestros jugadores está en su mejor momento y a los más veteranos quizá en otra época les tocase ya estar en la parte baja de sus carreras, pero aquí no es así. El cuidado, la nutrición, la profesionalidad... provocan que jugadores con 34 años estén en su mejor momento. Y la muestra es otra vez San Antonio, un equipo veterano que no se plantea cambios radicales. Los que son más jóvenes, Marc o Rudy, por ejemplo, están en un momento de madurez, de explosión de su juego, de dominarlo... Y los demás cada año van creciendo. Llull, Sergio o Ricky no son los mismos que hace dos o tres años. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y es capaz de asumir en un momento dado la responsabilidad. Además, los jugadores son muy buena gente y eso facilita las cosas. Aquí no hay ningún bicho raro que digas que es difícil tratar con él.
–Al fondo aparece Estados Unidos y lo hace con un equipo bastante alejado del que ganó el oro en Londres.
–Las ausencias son algo a lo que estamos acostumbrados porque fue lo que nos pasó a nosotros el año pasado. Evidentemente no es lo mismo un equipo en el que estén LeBron, Durant o Paul George que un equipo sin ellos, pero... a veces la ausencia de una estrella favorece que el grupo se rearme y se convierta en un bloque más sólido y peligroso. Evidentemente las bajas que tienen se deberían notar, como se nos notarían a nosotros si no tuviéramos a Pau o a Juan Carlos.
–¿Qué hará el día 15 de septiembre?
–Disfrutar. Analizaré todo lo que ha pasado, que espero sea bueno, y disfrutaré.
Cuestionario
«Mi jugador favorito es Navarro»
–¿Quién ganó el Mundial de España'86?
–Mmmmm... Estados Unidos (87-85 a la URSS).
–¿Por qué ya no se juega a la pocha?
–Los gustos cambian.
–¿Cuántas veces fue internacional?
–Con la senior, 128.
–¿Su mejor recuerdo?
–La primera plata de juvenil en Alemania, después de dos prórrogas; el bronce del Eurobasket'91; la plata de Pekín; el oro del Eurobasket de Polonia; el bronce del año pasado... muchos.
–¿Y el peor?
–En la preparación del Europeo del 89 me rompí el tobillo y me quedé sin aquel Eurobasket y el Mundial del 90. También Barcelona 92.
–¿Su jugador favorito?
–Juan Carlos Navarro.
–¿Por qué hay tantas barbas en la Selección?
–Va por modas. Es por comodidad.
–¿Dónde se jugará el próximo Eurobasket?
–No se sabe. Iba a ser Ucrania, pero la guerra lo ha impedido.
–¿Quién elige la música en los entrenamientos?
–Cada día uno.
–¿Correría un encierro?
–No, me dan miedo los toros.
–Un lugar para irse de vacaciones.
–Benicassim, mi casa.
–¿Cómo se vendería en un periódico?
–Soy mal vendedor de mí mismo.
–¿Sushi o paella?
–(Risas). Soy un experto «paellista», viene de familia.
Los más críticos, en casa
El seleccionador tiene tres hijos –Guillermo, Gonzalo y Pablo– y todos juegan al baloncesto. Guillermo, el mayor, ha terminado la carrera de ingeniero espacial, está haciendo un máster y hasta hace dos años estuvo en el EBA del Estudiantes. Gonzalo va a empezar a estudiar ADE (Administración y Dirección de Empresas) y estuvo en las categorías inferiores de la Selección; y Pablo va a cumplir once años y juega a minibasket. «Con los dos mayores llegó un momento en el que había que decidir hacia dónde iban y como son estudiantes brillantes, pues hay que aprovecharlo», comenta orgulloso Orenga. «Los de casa son los más críticos y también los que más apoyan. Disfrutan muchísimo cuando las cosas van bien y sufren cuando van mal», afirma el seleccionador. «Ellos saben que pongo todo el corazón y todas las ganas en que las cosas salgan. Saben que estoy expuesto a las redes sociales, y esas críticas les llegan a ellos porque manejan ese mundo, pero lo llevan bien».
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