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Bela y Lima hacen de Madrid su nuevo bastión

Fernando Belasteguín, en la final
Fernando Belasteguín, en la finallarazon

Si el partido de las chicas fue una pelea constante, un toma y daca sin descanso, con alternativas varias y lucha por la pelota, el de los chicos fue un monólogo al más puro estilo Bela y Lima.

Fernando Belasteguín y Pablo Lima no dieron opciones, como en ellos es habitual, desarbolando desde atrás todos los ataques, haciendo daño arriba y aumentando sistemáticamente su zurrón de puntos, victorias y títulos.

En Madrid, en el Open de Las Rozas, tenían enfrente a Paquito Navarro y Sanyo Gutiérrez, una pareja llamada a sucederles en el trono (si es que alguna vez lo sueltan), pero su conjunción para este partido no pegó bien (1-6 y 2-6).

Con 12 juegos a favor y tres en contra sobra decir nada más, ya que con rivales así solo puedes mirar, disfrutar y rezar porque no tengan un día no ya de 10, sino de 13 o 14.

Tercer título de la temporada para la pareja depredadora, el decimocuarto juntos, que se dice pronto, una cifra que suma y sigue, que no cesa de crecer y a la que nadie puede poner fin por el momento, o al menos ralentizarla un poco.

Apenas necesitaron una hora y quince minutos para cerrar su choque, ese que tenía al público en vilo y que disfrutó con Paquito y Sanyo jugando como muchos amateurs (no emplean la australiana al saque de Sanyo), pero que a la vez se desesperó cuando cuatro remates consecutivos del sevillano no llegaron de nuevo a su campo y sus rivales conseguían sacarla por 4.

Pero si en Valencia pudieron con el argentino y el brasileño, estos parecen aprender cada día de sus errores y lo pelean todo, lo devuelven todo...y lo ganan todo.

Así, Paquito y Sanyo solo pudieron mirar y contemplar cómo los puntos iban al otro lado de la red, a pesar de las constantes cuchillas del sevillano, que no sirvieron mucho más que para salvar cuatro bolas de break.

Nuevo título pues, tras quedarse la bola definitiva en la red, para la dupla HEAD-ASICS, que sigue escribiendo una historia de letras doradas desde que se juntaron. De momento, están intratables y no hay antídoto contra su voracidad.

(@padelspain)