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Pistorius: «Me despierto y huelo a sangre»
El atleta paralímpico Oscar Pistorius pidió disculpas por haber matado a tiros a su novia y repasó los problemas familiares de su infancia, las dificultades que tiene por su discapacidad
«Cuando me levanto sois las primeras personas en las que pienso y por las que rezo». Así comenzó Oscar Pistorius su turno de declaración en el Tribunal Superior de Pretoria, donde se le juzga por la muerte de la que era su novia, la modelo Reeva Steenkamp, a la que presuntamente asesinó el 14 de febrero de 2013. Ayer fue un momento histórico en el caso, ya que el atleta se dirigía por primera vez en público a la familia Steenkamp. Con la voz entrecortada, lágrimas en los ojos y visiblemente afectado, el atleta aprovechó su turno para disculparse ante los familiares de su fallecida pareja por la «tragedia» ocurrida, y les explicó que siempre quiso «proteger a Reeva». June Steenkamp, madre de la modelo, escuchó atenta las disculpas de Pistorius sin apenas cambiar el semblante de su rostro.
El velocista paralímpico aseguró que desde el día de la muerte de Steenkamp está «bajo medicación» y le cuesta conciliar el sueño. «Tomo antidepresivos y tranquilizantes para dormir», relató el deportista con voz temblorosa. «Tengo pesadillas terribles, me despierto y huelo a sangre», explicó Pistorius. Con dificultad para continuar, el atleta se dirigió a la familia de Reeva y les reconoció «no poder imaginar el dolor» que le había causado la muerte de la modelo de 29 años.
-Los problemas de un discapacitado. Una vez que pasó el trago de disculparse ante todo el país –y el mundo entero–, el corredor se relajó y fue contestando a las amables preguntas del abogado de la defensa, Barry Roux, sobre su vida. En el estrado, Pistorius relató la relación con sus padres y hermanos, y qué había supuesto para él ser discapacitado. «Mi familia siempre creyó que uno debe valerse por sí mismo y defender lo que uno cree», explicó, y comenzó a glosar algunas de las limitaciones que padece por su discapacidad: no tiene equilibrio sin prótesis y en los muñones sufre heridas provocadas por las piernas ortopédicas que utiliza.
-La muerte de su madre. El momento en el que más se le quebró la voz a Pistorius fue cuando se refirió a su madre, Sheila. «Todo lo que aprendí en la vida lo aprendí de ella», dijo el deportista entre sollozos. Su madre murió cuando él tenía 15 años. Una infección repentina derivada de una operación de vejiga la llevó a un coma del que no salió. Oscar, Carl y Aimeé, los tres hermanos Pistorius, no superaron la muerte de su madre, que falleció un año después de casarse con su segundo marido.
-Un padre ausente. De Henke Pistorius, su padre, poco se ha hablado hasta ahora. El deportista contó que sus padres se separaron cuando él tenía seis años y desde entonces la relación padre-hijos no fue la esperada. Aunque los hermanos Pistorius pasaron algunas vacaciones con Henke, nunca sintieron el apoyo de un padre, como sí lo tenían de Sheila. De su madre, explicó que tenía un arma en casa guardada bajo la almohada en una funda acolchada para mantenerse segura de los posibles asaltos armados del país. Y que habían vivido episodios de asalto en su casa de manera violenta.
-Su relación con la religión. Pistorius presentó a su madre como la que le animaba a hacer deporte y a llegar lejos. A ella también le debe su fuerte creencia religiosa. «Me crié en un ambiente anglicano», reconoció. Participaba de actividades religiosas con su madre. «Y por eso la religión es muy importante para mí», declaró Oscar Pistorius. En este sentido, recordó que Reeva Steenkamp profesaba la religión católica y rezaban cada día.
Hoy continúa declarando el medallista paralímpico en Pretoria para defender su versión de que, en la noche de San Valentín del año pasado, mató a Reeva al creer que había un intruso en su casa.
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