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Hípica
¿Qué sucede cuándo un caballo presenta sangre en una competición?
La Federación Internacional cambia la "Blood Rule" en Salto de Obstáculos: se permitirá revisar al caballo antes de eliminarlo

La Federación Ecuestre internacional (FEI) en su Asamblea General celebrada este año en Hong Kong, con la presencia de Venancio García, secretario general de la Real Federación Hípica Española, ha aprobado un cambio relevante en la denominada "Blood Rule" en Salto de Obstáculos.
El ajuste entrará en vigor en 2026 y fue respaldado por una amplia mayoría, con un 73,68 por ciento de votos a favor de la modificación del artículo 259. La "Blood Rule" es la norma que regula qué sucede cuando un caballo presenta sangre visible durante la competición. Hasta ahora, el reglamento era inflexible: cualquier marca, por mínima que fuese, significaba la eliminación automática. Con la modificación aprobada, en los casos leves los veterinarios podrán examinar al caballo antes de tomar la decisión final. Si existe daño, dolor o riesgo, la eliminación seguirá aplicándose. Si la marca es superficial y no compromete la salud del animal, el binomio podrá continuar.
Este cambio llega tras años de debate dentro y responde a una realidad evidente: la piel del caballo es extremadamente sensible, está sometida a rozaduras, sudor, esfuerzo y tensión, y no toda marca visible equivale a una lesión. La FEI defiende que el nuevo procedimiento aporta coherencia y justicia, al mismo tiempo que mantiene intacto el principio de protección absoluta del caballo. Según la FEI no se trata de flexibilizar la norma, sino de ajustarla a la realidad competitiva sin comprometer el bienestar del animal.
La cuestión no es teórica. En los Juegos de París, el brasileño Pedro Veniss había terminado un recorrido impecable, sin faltas y con opciones reales de luchar por todo. Al salir de la pista, el comisario detectó una traza mínima de sangre en el flanco del caballo. La revisión posterior no encontró lesión, inflamación ni molestia, pero el reglamento no permitía interpretar el caso: la eliminación era automática. La escena se volvió viral y el mensaje hacia el gran público se volvió confuso. ¿Maltrato, negligencia, riesgo para el caballo...? Los veterinarios dijeron que nada de eso, pero el reglamento no admitía matices.
Un episodio similar ocurrió en la Final de la Copa del Mundo de Doma Clásica de Riad 2024. Lottie Fry, una de las favoritas, quedó fuera antes de entrar al cuadrilongo por una pequeña cantidad de sangre en la boca de su caballo durante la vuelta de reconocimiento. Aunque el cambio aprobado ahora afecta únicamente al Salto, la FEI monitoriza el bienestar del caballo en todas las disciplinas. La presencia de sangre, aunque sea mínima, siempre activa el protocolo.
La actualización de la "Blood Rule" va acompañada de un mensaje dirigido tanto al mundo ecuestre como al exterior: la FEI sabe que la competición actual se juega también de cara al público. La percepción social importa. Cada cámara puede captar un detalle, cada decisión se amplifica en redes sociales y cada imagen genera opinión inmediata. Cuando un oficial puede explicar que el caballo ha sido examinado y que su continuidad no supone riesgo, la hípica gana transparencia, credibilidad y defensa frente a lecturas simplistas. En una época en la que el bienestar animal está en el centro del debate público, la claridad es una herramienta fundamental.
La FEI insiste en que la nueva redacción no abre la puerta a la permisividad. La "Blood Rule" seguirá siendo una línea roja en la competición internacional. Si hay lesión, dolor o negligencia, la descalificación seguirá siendo automática y sin discusión. Lo que cambia es la capacidad de distinguir entre una marca accidental y un daño real. La intención es evitar injusticias sin ceder ni un milímetro en la protección del caballo.
Diversos jinetes y técnicos señalan que la regla anterior, aunque bien intencionada, podía ser desproporcionada en algunos escenarios. Un roce de la piel, un pellizco accidental o un contacto aislado con el sudor pueden marcar la piel del caballo sin que exista lesión. Sin embargo, esa señal mínima bastaba para expulsar a un binomio de una final, de una Copa de Naciones o incluso de unos Juegos. El deporte de élite exige justicia competitiva, pero sin poner en riesgo al animal. Con la modificación, la FEI pretende equilibrar ambas cosas: rigor y sentido común.
Para el jinete profesional, la novedad aporta previsibilidad. Para el aficionado, claridad. Para la organización, seguridad jurídica. Y para el caballo, la certeza de que cualquier decisión será tomada con criterio veterinario y no sólo por una evidencia visual. El mensaje que quiere transmitir la Federación es sencillo: proteger al caballo y proteger al deporte no son objetivos distintos, sino la misma cosa. En un mundo cada vez más exigente con el bienestar animal, la hípica responde con ciencia, regulación y responsabilidad.
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