Atlético de Madrid

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Empieza Vinicius; remata Bale

La banda izquierda es la mejor arma de ataque de Solari. El argentino repitió el plan del Camp Nou: titular el brasileño y después le sustituye el galés

El delantero galés del Real Madrid Gareth Bale (i) celebra el tercer gol
El delantero galés del Real Madrid Gareth Bale (i) celebra el tercer gollarazon

La banda izquierda es la mejor arma de ataque de Solari. El argentino repitió el plan del Camp Nou: titular el brasileño y después le sustituye el galés.

Los jugadores del Madrid se abrazaban en el centro del campo, celebrando el golpe de mano en el Wanda Metropolitano, segundos ya en la Liga, en plena persecución del Barcelona y dispuestos a pelear por todo, mientras Bale se retiraba a los vestuarios sin mirar atrás, algo por delante de Griezmann. Saludaba a quien le saludaba, se supone que contento, aunque sin expresarlo. Antes había marcado su gol 100 con el Real Madrid, el que decidía el partido y aseguraba un triunfo muy peleado por los de Solari. Un tanto decisivo otra vez, lo habitual en este futbolista. Como es habitual también que empiece los encuentros vitales en el banquillo. Solari hizo la misma jugada que en el Camp Nou: el titular es Vinicius y Bale sale después para seguir estirando al equipo cuando el rival más empuja.

Si en Barcelona estuvo a punto de salirle bien, pero Gareth no remató una jugada clara que tuvo; ayer, no falló. Recibió en carrera y remató con su eficacia habitual: «Estoy contento y feliz por su gol, que decidió el partido, cada día se encuentra mejor», decía después Solari de un futbolista en el que confía mucho.

Cada encuentro que pasa el argentino demuestra que no le asusta tomar decisiones, por mucha polémica o ruido que puedan generar. Busca lo mejor para el equipo. Y lo mejor es que Marcelo espere en el banquillo hasta que recupere su forma ideal y que sea Reguilón el que empiece: «Es un ejemplo para la cantera», dice el entrenador.

Y mucho más beneficioso es que Vinicius sea titular, aunque no tenga tiempo para descansar. Hay que aprovecharlo al máximo, porque cada minuto que juega, cada campo importante que pisa y que no le asusta, es un paso adelante en su aprendizaje: «Aún es un niño, podíamos tener hijos de esa edad, pero es normal que aumente su registros. También es cierto que aprende de los mejores», explicaba Solari después del partido.

A Vinicius se ha agarrado el técnico para que el Madrid vuele cuando antes apenas podía caminar sin caerse. Y el brasileño responde a la confianza sin inmutarse. Pide todos los balones y casi por inercia el equipo se vuelca hacia su lado: saben sus compañeros que les va a dar una solución a casi todos los problemas. Aunque empezó algo dubitativo: en la jugada del gol del Atlético, controla un balón demasiado largo y cuando va a recuperar, le hacen falta. No se pita y ahí nace la contra. Antes de sacar de centro, Kroos le explicaba que no podía fallar así.

Con 18 años, otro futbolista puede sentir la presión: el Atlético empata, el público ruge y tu equipo pierde la posición en el campo. Hasta ese momento el Madrid estaba siendo mejor, pero luego le costó algo recuperarse tras el empate. Sin embargo, Vinicius es demasiado joven para lamentarse por lo sucedido, tiene tanto por vivir que no le da tiempo para mirar atrás. Pidió la pelota todo el rato y cuando le salió una bien, Giménez no supo cómo pararle. Da igual que todo el mundo sepa que al jugar a pierna cambiada va a regatear en vez de centrar. Puede salir hacia fuera o hacia dentro, como hizo en esta jugada. El defensa atlético le quiso tirar una, dos y tres veces, ya dentro del área.

Lo juega todo Vinicius y el cansancio ya se le nota en las segundas partes. Cuando fue cambiado se marchó lentamente, para oír todo el odio del Wanda Metropolitano, lo que ya es un reconocimiento, y para ser felicitado por sus compañeros.

Y entró Bale. Es lo que tiene el Real Madrid, que los cambios ya no bajan el nivel medio del grupo. Bale se situó donde Vinicius, en el costado izquierdo, el más natural para el galés.

Van a pelear por esa banda porque el otro lado es para Lucas Vázquez, incansable siempre. Y cuando pudo correr, no falló. Después lo celebró con lo que pareció una especie de corte de mangas, pero con los brazos rígidos, extraño. No es un futbolista cualquiera, sin duda. Incluso en un gesto como ese.