Balón de Oro
Recupera el trono
Messi había ganado el Balón de Oro en las últimas cuatro ediciones, pero Ronaldo siempre estuvo ahí, muy cerca del argentino y de un premio que obtuvo en 2008 y que en 2013 ha reconocido el esfuerzo y la dedicación del portugués. Son dos fuera de serie que han coincidido en el tiempo y no tienen más remedio que repartirse la corona del reino del fútbol. Cualquiera de los dos sumaría muchos más balones dorados al final de su carrera de haber existido antes o un poco después, pero el destino ha querido que ambos deslumbren al mundo al mismo tiempo.
Los 69 goles que marcó Cristiano el año pasado, más que los de los otros dos finalistas juntos, inclinaron las votaciones de los capitanes y seleccionadores nacionales. Ribéry lo ganó todo al frente del Bayern de Múnich y Messi pudo levantar la Liga española con el Barcelona. Cristiano no consiguió sumar trofeos con el Madrid, en la única estadística en la que no dominaba claramente al hacer balance del pasado curso. Un detalle que no ha impedido que sus compañeros y rivales reconozcan tanto su madurez como futbolista y capitán del Madrid y de la selección de Portugal, como una actuación individual sólo al alcance de los elegidos. Su media de más de un gol por encuentro con la camiseta del Real Madrid es más que elocuente respecto a un futbolista que vive dedicado a mejorar cada día y seguir superando sus propios récords. Ya ha anotado más veces vestido de blanco que mitos del madridismo como Hugo Sánchez, Butragueño o Gento, y sólo en cuatro temporadas y media. Ni Puskas, el mejor ejemplo de goleador puro, fue capaz de llevar su media de eficacia más allá del 0,9 por encuentro. Los números colocan a «CR7» en lo más alto de la historia de un club con el que está decidido a ganar los títulos que no pudo apuntarse el último curso. El público del Bernabéu tuvo algunas dudas en ciertos momentos y hasta le reprochó algún gesto al perder un balón, pero ahora vive en una luna de miel permanente con su estrella. Es el ídolo indiscutible y se lo recuerdan siempre que tienen ocasión. El cariño es mutuo y va para largo después de que Cristiano renovara en septiembre su contrato hasta junio de 2018. «No podría estar mejor en otro sitio», admitió el nuevo Balón de Oro, cuyo valor de marca se va a elevar hasta los 50 millones de euros después del premio recibido en Zúrich.
Es uno de los iconos de Nike y Castrol e imagen desde hace diez años del Banco Espírito Santo. Armani lo eligió para que promocionara sus trajes y hace poco presentó en Madrid su propia línea de ropa interior (CR7). La aparición ayer en el escenario junto a su hijo y las miradas a su madre y su novia alejan la imagen de frivolidad que muchos le otorgaban y que él ha ido borrando a base de gestos que insinúan su madurez. En el campo su progresión es continua, añadiendo elementos a un repertorio futbolístico cada vez más amplio. Ahora es mucho más capaz de entender e involucrarse en el juego colectivo, y es tan efectivo con las dos piernas como en el remate de cabeza. Ha alcanzado el carisma necesario que requiere ser uno de los capitanes del Real Madrid, que tiran del grupo en el campo y también en el vestuario cuando la situación lo requiere.
El otro día se le pudo ver dando confianza y consejos al joven Jesé antes de compartir delantera ante Osasuna y, lejos de la pelota, se ha convertido en impulsor de campañas en favor de la donación de médula ósea. Pequeñas cosas que también definen al nuevo Balón de Oro, el único capaz de bajar del trono a Leo Messi.
✕
Accede a tu cuenta para comentar