Fútbol
Sevilla-Lens (1-1): La Champions no ilusiona
Los jugadores de Mendilibar entregan dos puntos al rival más débil del grupo y se dificultan desde ya el pase a octavos
Todas las cuentas para estar en los octavos de final pasaban por ganarle en casa al rival más débil del grupo, el Lens que pena en el farolillo rojo de su liga doméstica, pero el Sevilla careció de pulso y empuje para sobreponerse al error de Marko Dmitrovic que facilitó el gol del empate de los franceses. Con el Arsenal en otra dimensión, aparentemente, la suerte de este grupo se dirimirá en una pelea de mancos entre estos dos contendientes y el PSV, que tampoco parece el Santos de Pelé.
Lo que apuntaba a noche tranquila lo complicó la falta de firmeza de la portería sevillista, algo que amenaza con convertirse en un problema recurrente tras la venta del gran Bono. Es verdad que dos de los tres puntos que luce el equipo en Liga se deben a un paradón de Dmitrovic en el descuento contra Las Palmas, pero no es menos cierto que el guardameta serbio desprende señales en absoluto compatibles con la élite. Sobre el ecuador del primer tiempo, concedió el empate de un hasta entonces inofensivo en un libre directo que entró fuerte, sí, aunque por su palo. Un gol inadmisible a este nivel.
Había arrancado el Sevilla alegre y dominador, con una entusiasta presión alta que asfixiaba al colista de la Ligue 1 y halló ventaja tempranera mediante Ocampos, que remató un córner con el cogote y el balón describió una parábola imposible para Bamba. Pero el tanto de la igualada heló el clima festivo y apelmazó a los locales, que apenas si crearon peligro hasta la hora de partido. El Lens, sobre todo a través del eléctrico Wahi, se mostraba más amenazante.
La salida de Lukebakio animó a la grada, siquiera por el detalle que tuvo el bruselense, que largó dos zambombazos a puerta en los dos primeros balones que tocó. Era un Sevilla que funcionaba a tirones y al que tampoco le vino mal la frescura inoculada con Soumaré y Suso, ya que la fatiga apretaba, como se notó en la presión mal ejecutaba que permitió un cabezazo franco de Guilavogui, desviado por Dmitrovic.
Por sacar, Mendilibar sacó hasta a Mariano, que malogró con un mal control la única ocasión de que dispuso. Pretendía ganar el Sevilla con una gesta de alguno de sus atacantes, porque no se veia otro plan por ningún lado, y gracias que no perdió.
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