Atlético de Madrid
Simeone, eterno
Cuando el Atlético deseaba el segundo gol y temía el empate del Leverkusen el pasado martes, Simeone se hizo notar una vez más desde el área técnica y el estadio comenzó a gritar: «Ole, ole, ole, Cholo Simeone». El entrenador saludó y la grada se sintió recompensada. El estadio da la impresión, a veces, de que quiere más a su entrenador que a su equipo. Por eso, la afición del Atlético recibió ilusionada las palabras de Natalia, la hermana y representante del Cholo, después del encuentro. «En los próximos días habrá buenas noticias», comentó en Teledeporte.
Son dos ilusiones juntas para la afición rojiblanca, el pase a cuartos de la Liga de Campeones y la continuidad de su entrenador hasta que él quiera aproximadamente. Decía Paulo Futre cuando dejó de ser director deportivo del Atlético, con el equipo aún en Segunda, que no podía haber personajes más grandes que el propio club y en aquel momento coincidían Jesús Gil, Luis Aragonés y el propio Futre.
La situación era diferente cuando llegó Simeone. El club necesitaba una personalidad más fuerte que la institución, capaz de cargar con más de cien años de historia y casi veinte de frustraciones sólo aliviadas por alegrías pasajeras. Apareció Simeone y cambió la historia. Ha personalizado el triunfo y la resurrección del Atlético, que se ha asentado entre los grandes de Europa después de ganar dos Ligas Europa y dos Supercopas de Europa en los últimos cinco años.
El Cholo ha conseguido que todos los futbolistas le sigan. Hizo de Diego Costa, al que el club no encontraba la manera de sacárselo de encima, uno de los mejores delanteros del mundo, y el Atlético consiguió un traspaso de 38 millones de euros. Simeone logra que sus futbolistas siempre estén motivados, aunque no tengan la costumbre de jugar cada semana. Giménez sólo jugó un partido de Liga y otro de Copa la temporada pasada, pero estaba preparado cuando tuvo que sustituir a Miranda.
Lo mismo sucedió el martes con Oblak. El esloveno es el portero más caro del fútbol español, pero sólo había disputado los partidos de Copa y el estreno en la Liga de Campeones contra el Olympiacos. La lesión de Moyá le obligó a salir en frío y se ganó el reconocimiento de la afición después de parar el primer penalti del Leverkusen en la tanda a Çalhanoglu. «Yo no soy el gran protagonista. Los protagonistas somos todos los que jugamos y merecimos el pase», decía después del partido quitándose importancia. «Esto es el fútbol. En un minuto, en un día, en una hora todo cambia. No sabemos qué puede pasar mañana», añadía.
Oblak aguantó en los lanzamientos para provocar la duda en los tiradores del equipo alemán. «Pablo [Vercellone, el preparador de porteros] le dijo que los rivales estaban cansados y que aguantara», confesaba Simeone. «Le doy un grandísimo valor al grupo, que trabaja muy duro, no cede y siempre quiere más. Es muy difícil volver a repetir estar entre los ocho mejores de Europa. Es un equipo que igual no juega tan bien, pero se deja el alma», aseguró Simeone. Y el equipo se deja el alma porque la tiene, porque hasta no hace demasiado tiempo el Atlético parecía un equipo inanimado.
Simeone renovará en los próximos días hasta 2020. El Cholo ha sabido gestionar muy bien un equipo que venía de la nada. Ahora tiene la oportunidad de gestionar el éxito.
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