Deportes

Simón Cruz: «El bádminton me cambió la vida»

Se entrena con deportistas sin discapacidad en busca de una plaza para Tokio 2020

Simón Cruz recibió hoy una de las becas Desafíate 2018 La Fundación Grupo SIFU / Foto: @simoncruz23
Simón Cruz recibió hoy una de las becas Desafíate 2018 La Fundación Grupo SIFU / Foto: @simoncruz23larazon

Se entrena con deportistas sin discapacidad en busca de una plaza para Tokio 2020

«La única discapacidad es una mala actitud». Con esta cita del atleta paralímpico estadounidense Blake Leeper se puede definir a Simón Cruz, jugador de bádminton y uno de los ganadores de las becas que la Fundación SIFU concede cada año a deportistas discapacitados.

Simón perdió la pierna a los 19 años a causa de un accidente laboral. El andaluz lejos de rendirse empezó a superar obstáculos y hoy es todo un referente en el mundo de la raqueta: «Este deporte me cambió la vida y fue por casualidad». Casualidad porque en un primer momento empezó con la natación hasta que un día conoció el bádminton y se enamoró de esta disciplina.

Siete medallas en campeonatos de Europa y una en un mundial son el palmarés de este jiennense que ahora se enfrenta a uno de los mayores retos de su carrera deportiva: clasificarse entre los siete mejores del mundo para disputar los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. «Desde 2007 llevo esperando esta oportunidad», afirma. Y es que en Tokio por primera vez el bádminton será incluido como deporte paralímpico. Algo que, en opinión de Simón, ha tardado mucho en producirse: «Es una pena porque antes no he podido disfrutar de unos Juegos Paralímpicos. Sin embargo, las normas no las pongo yo y habrá que aguantarse con las que hay».

Su primer Mundial, disputado en Bangkok, coincidió con la primera vez que salía de España y eso es algo que le cambió totalmente su forma de pensar: «Ese Mundial me hizo ver que había que entrenar muy duro y meter muchas más horas de entrenamientos. No gané ningún partido, pero eso me sirvió para dar un cambio muy grande en mi vida».

A excepción de los domingos, Simón dedica cuatro horas diarias a ejercitarse. Lo sorprendente de esto no es el tiempo que le dedica, sino que lo hace con deportistas sin discapacidad: «Desde la natación pensé que lo mejor era prepararme con gente sin discapacidad porque tienen mucha más movilidad que tú. Al principio cuesta, pero con mi trabajo y esfuerzo me lo he ganado. Ahora soy uno más de ellos».