Deportes

Sólo el 23,3% confía en la limpieza de las competiciones deportivas

Un abrumador 89,3% es de la opinión que las autoridades deben perseguir con mayor dureza estos fraudes deportivos

Sólamente un escaso 2,9 por ciento de los encuestados no cree que se deban endurecer las penas contra el fraude en las apuestas
Sólamente un escaso 2,9 por ciento de los encuestados no cree que se deban endurecer las penas contra el fraude en las apuestaslarazon

Un abrumador 89,3% es de la opinión que las autoridades deben perseguir con mayor dureza estos fraudes deportivos.

No hay que remontarse a las películas de cine negro; con el hampa campando por los bajos fondos, sobornando a unos y otros, para lograr la victoria en las carreras o en el béisbol... y cobrar las apuestas. Estas situaciones no conocen deporte ni país. Esta misma semana, sin ir más lejos, la Policía Nacional detuvo a 24 personas por su implicación en una supuesta trama dedicada al amaño de partidos en Segunda B y, sobre todo, en Tercera División. Muchos de estos espectáculos, además de mover a millones de personas, generan dinero. En grandes cantidades. Y ahí es donde está la razón que mueve y provoca los comportamientos ilegales que rodean a las competiciones deportivas. Y nadie lo pone en duda. Se asume. De hecho, el 61,2 por ciento de los encuestados por LA RAZÓN no cree que las competiciones deportivas españolas sean limpias. Y que la cosa seguirá así, pues son mayoría –56,6%– los que opinan que no se lucha con eficacia contra los amaños relacionados con las apuestas. Y es que hasta el 43,0% no ve problema en todo ello, pues no tiene una conciencia social negativa sobre las trampas con lucro económico. Y eso que no se benefician directamente. No querríamos pensar cuál sería su aceptación si, además, recibieran dinero por esos fraudes. El resumen de todo ello es que, al igual que es necesario impulsar el juego limpio en el campo, no lo es menos que fuera de él, todos –deportistas, directivos y afición– deberíamos ser más estrictos en cumplir las normas y la ley.