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Así puede ganar Nadal a Djokovic

El excapitán de la Davis ofrece las claves que decidirán la final del Abierto de Australia

El tenista español Rafael Nadal durante la semifinal del Abierto de Australia
El tenista español Rafael Nadal durante la semifinal del Abierto de Australialarazon

El excapitán de la Davis Jordi Arrese ofrece las claves que decidirán la final del Abierto de Australia

Nadal y Djokovic nos van a ofrecer una final explosiva y de una intensidad máxima. Va a ser un partido brutalmente intenso porque ninguno está cansado y ambos son capaces de rendir al máximo en un partido que fácilmente puede prolongarse más allá de las cuatro horas. Habrá opciones para las dos y quien vaya por debajo se verá obligado a tener alternativas. No habrá un solo plan de partido. En cada palco habrá un plan B, un plan C y un plan D.

El último precedente entre ambos, la semifinal del pasado Wimbledon, no puede servir como referente. Djokovic está mejor que entonces y Nadal también ha cambiado. El segundo saque de Rafa ya no es tan atacable como lo era antes. El serbio no va a poder presionarle tanto con el resto como hacía en años anteriores. Esto generaba una ansiedad insoportable en Rafa que le llevaba a perder muchos puntos y eso estoy seguro que no va a suceder

La evolución en el saque de Nadal le va a permitir ganar más juegos tranquilo. No va a necesitar sufrir tanto como hacía en partidos anteriores con el número uno del mundo. Rafa ahora es más valiente, más agresivo, más directo y su tenis le permite estar preparado para adoptar más riesgos.

Es cierto que Djokovic es mucho más especialista en pista rápida que el español (9/3 en finales en este tipo de superficie), pero Rafa ha mejorado mucho. Su primer servicio ha alcanzado un porcentaje excelente (más del 80 por ciento de puntos ganados durante el torneo) y el segundo ya no es tan frágil. Djokovic tiene que olvidarse de pegar los restos tan dentro y hacer tanto daño como hacía antes en este apartado. El saque del serbio también es un arma muy importante. No necesita la potencia de otros, tiene tal control de la bola y tal capacidad de ajustar a las líneas que no precisa de velocidades por encima de los 200 kilómetros por hora para ser determinante. Las subidas a la red seguirán siendo tan fiables como lo están siendo para ambos durante el torneo. Ninguno sube a lo loco, ninguno lo hace porque sí. Cuando se acercan a la red lo hacen con puntos muy trabajados y es raro que los desperdicien.

Lo único que me preocupa del torneo de Rafa es que no ha tenido un sufrimiento real en la pista, aunque Djokovic tampoco ha pasado por esta situación. No es que Nadal no haya necesitado derrotar a ningún «top 10», es que ninguno de sus rivales ha sido capaz ni siquiera de acercarle un poco a su límite. Nadie le ha apretado. En realidad al serbio le ha pasado lo mismo. Es cierto que ha perdido dos sets, pero en ambos casos fue porque se dejó ir. Se desenchufó un rato con Shapovalov y Medvedev, pero no tuvo ningún apuro. A ambos no les hubiese venido mal cruzarse con un Raonic o un Federer para saber cómo iban a responder a situaciones complicadas de verdad. Y de ésas en la final va a haber unas cuantas.