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Cuando el número uno no es lo importante

Físicamente ha acabado en París «como nunca» y el objetivo para lo que resta de temporada es seguir sano y así poder ampliar la cuenta de 17 «Grandes».

Nadal, en el homenaje en el Ayuntamiento de París
Nadal, en el homenaje en el Ayuntamiento de Paríslarazon

Físicamente ha acabado en París «como nunca» y el objetivo para lo que resta de temporada es seguir sano y así poder ampliar la cuenta de 17 «Grandes».

Nadal no sólo ha acabado en París levantando su undécima Copa de los Mosqueteros es que, además, lo ha hecho «físicamente como nunca», según se asegura desde su entorno. Rafa llegaba a Roland Garros con menos partidos que en anteriores ediciones y lo abandona sin problemas físicos, con poco tiempo en pista (18h06 en siete partidos y cediendo un solo set) y con una frescura física desconocida en anteriores temporadas. Ésa es la clave para su segunda mitad de año, que su estado físico le permita seguir peleando por ampliar su cuenta de «Majors».

A los 17 que acumula (11 Roland Garros, 2 Wimbledon, 3 Open de Estados Unidos y 1 Open de Australia) siempre se les vincula con los que suma Federer (20). Pocas cosas le gustan menos a Rafa en público que compararse con el suizo o tomar como referencia su número de «Grandes». «Claro que tengo ambición y pasión por ganar más, pero no me vuelvo loco con lo que hagan otros porque siempre habrá alguien con más dinero, con una casa mas grande, con un barco más grande... Si miras al de al lado puedes frustrarte así que hay que ser feliz con lo que se tiene», asegura. Pero su objetivo muy por delante de conservar el número uno o de estar más semanas al frente de la ATP es no tener problemas físicos. Así lo apuntaba Carlos Moyá, su técnico, en LA RAZÓN antes de París: «La clave del juego de Nadal es que esté sano y si es así puede aspirar a cualquier cosa».

Y es que el balance de Rafa en París no puede ser mejor. Roland Garros es el torneo más importante del año para él y la gira europea sobre tierra batida, el momento más exigente. Cinco torneos, que incluyen tres Masters 1.000 y un «Grand Slam», en apenas dos meses. «Ya pase lo que pase, habré hecho una buena temporada, con un título de ''Grand Slam'', dos Masters 1.000 –Montecarlo y Roma– y un ATP 500 –Barcelona–. Y ya tengo prácticamente asegurada la clasificación en la Copa Masters», reflexiona Rafa. Ha sumado los mismos puntos en 2018 que el año pasado. La única diferencia es que hace un año cayó en cuartos de Roma y este año la única derrota llegó en la misma ronda y ante el mismo rival, pero en Madrid.

Nadal acumula 8.770 puntos y Federer, 8.670. El suizo tiene claro su próximo mes de competición después de ausentarse de la temporada sobre arcilla y no jugar desde el 24 de marzo. Defiende 2.500 puntos gracias a los títulos logrados en Halle y Wimbledon. Competirá en estos dos torneos y antes, esta misma semana, en Stuttgart. Su estreno será mañana ante Mischa Zverev y le bastaría con alcanzar la final para superar a Rafa como número uno el lunes 18. Ayer se acordó de él: «Es increíble, a todos los jugadores no nos queda más que hacerle una reverencia. Ganar un torneo once veces es una de las cosas más increíbles que existen».

En cualquier caso Federer no depende de sí mismo para seguir en lo más alto. Si Rafa alcanza los cuartos de final en Wimbledon, recuperará el número uno haga lo que haga el suizo. Y es que sólo defiende 180 puntos en Londres, ya que en 2017 cayó en octavos ante el luxemburgués Müller. La receta puede ser repetir el plan del año pasado y no disputar ningún torneo antes de Wimbledon, aunque esté apuntado en Queen's. Al respecto, un apunte del tío Toni: «Wimbledon siempre es difícil para nosotros, pero creo que si Rafael está bien físicamente, tendrá una oportunidad. No será fácil para él, pero puede hacerlo».

Los once dedos de Rafa

París se ha rendido un año más a Nadal y entre las celebraciones de este año hubo un encuentro con la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo. En un acto celebrado en el Consistorio y con la presencia de la familia del campeón español, la alcaldesa le entregó una placa muy especial. Se trata de sus manos impresas en un material que evoca la tierra batida. La particularidad es que en vez de sus diez dedos, la huella cuenta con once en referencia al número de ocasiones en que ha levantado la Copa de los Mosqueteros. Por la tarde, Rafa regresó a Manacor.