Roland Garros
Lágrimas en París
Djokovic cayó en la final ante Wawrinka y al fracasar en su gran objetivo de la temporada lloró en la entrega de trofeos
El suizo Stan Wawrinka conquistó su primer Roland Garros, su segundo Grand Slam, contra todo pronóstico, ante el serbio Novak Djokovic que deberá esperar para completar el pleno de los cuatro grandes que le abran las puertas del Olimpo.
Djokovic todavía no tiene acceso al club de los siete mitos que han ganado todos los «Grandes». Fred Perry, Donald Budge, Rod Laver, Roy Emerson, André Agassi, Roger Federer y Rafael Nadal siguen formando parte del grupo más exclusivo de la historia del tenis gracias a un suizo que protagonizó la mayor sorpresa en las finales de Roland Garros en las últimas 20 ediciones. Stanislas Wawrinka, con 30 años, logró en París su segundo «Grand Slam» gracias al repertorio de «palos» que convirtió al serbio en un jugador desconocido. Al menos si se compara con las referencias que había de esta temporada. «Stan» dominó con su saque, con la derecha y con el revés a una mano ante un rival que en todo 2015 no había perdido un partido en «Grand Slams» ni en Masters 1.000.
El primer «Grande» de Stan Wawrinka tenía un asterisco. Fue en la final del Abierto de Australia de 2014 cuando la espalda le jugó una mala pasada a Nadal. Aquel pinchazo dejó vía libre para que un jugador acostumbrado a estar pasado de kilos se convirtiera en campeón en Melbourne. Ante el serbio en la Philippe Chatrier no es posible encontrar objeciones al título. El de Belgrado tampoco las puso. «Ha sido mejor, ha jugado un tenis muy valiente y ha merecido el triunfo», afirmó Djokovic después del sofocón sufrido en la entrega de trofeos. Porque «Nole», cuando todo el público estaba en pie para honrar a los finalistas, se derrumbó como hizo Federer ante Nadal hace seis años en Australia. Fue la prueba más evidente de que su gran objetivo de la temporada se le había escapado y de qué manera. Nunca había estado tan cerca de ganar en París. La suficiencia con la que resolvió los cuartos ante Nadal y el modo en que decidió la semifinal ante Murray después del aplazamiento le hacían más favorito, pero...
Wawrinka, que el año pasado había perdido en primera ronda, se siente un jugador diferente alcanzada la treintena. Es mucho más sólido que el tipo que había vivido toda su carrera a la sombra de Federer. «Desde hace dos años he cambiado de categoría. Cuando comienzo a ganar y avanzar en un torneo es raro que haga malos partidos. Tras la semifinal sabía que no haría mala final. Puedo perder, pero es muy poco habitual que haga partidos desastrosos. Me siento capaz de ganar a los mejores», aseguró orgulloso.
El caso es que hoy amanecerá como número cuatro del mundo y con su tenis nadie se atreve a descartarle para dar otra sorpresa en el próximo Wimbledon o en el Abierto de Estados Unidos. Eso sí, más de uno entre el público y en la sala de prensa le recomendó cambiar de pantalón para futuros torneos. La prenda a cuadros especialmente llamativa no pasó inadvertida para casi nadie. Lo mismo que sucedió con su tenis.
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