Roland Garros

Sharapova, la estrella apestada

Sharapova, en su entrada en la central de Stuttgart para su reaparición
Sharapova, en su entrada en la central de Stuttgart para su reapariciónlarazon

Una semana después de cumplir 30 años y 15 meses después de ser sancionada por dopaje, Maria Sharapova ha vuelto.

Una semana después de cumplir 30 años y 15 meses después de ser sancionada por dopaje, Maria Sharapova ha vuelto. Lo ha hecho en Stuttgart, un torneo que ya ganó tres veces y que en esta edición ha duplicado el número de acreditaciones por su reaparición. La rusa fue castigada el 26 de enero del año pasado al dar positivo por Meldonium. La sustancia, que incrementa la resistencia y mejora la recuperación, se incluyó en la lista de productos prohibidos el 1 de enero de 2016 y Sharapova llevaba consumiéndolo más de una década. El castigo inicial de dos años se quedó en 15 meses y dejó huérfano a un circuito que en las últimas semanas ha visto cómo sus dos grandes estrellas de este siglo, Serena Williams y la siberiana, no cogían la raqueta.

La vuelta de Sharapova no ha dejado indiferente a nadie. Todo este tiempo sin competir la ha borrado del ranking para acceder al cuadro de cualquier torneo, pero... su tirón sigue siendo único y a ello se han agarrado los responsables de las tres primeras citas en las que competirá este año: Stuttgart, Madrid y Roma. En los tres ha recibido una invitación que la permite acceder al cuadro principal sin pasar por los sudores de la previa. Y eso ha desatado las críticas casi unánimes de compañeras y colegas del circuito masculino. «Creo que los castigados por dopaje deberían ganarse su vuelta», comentó Andy Murray ante la posibilidad de que la ex número uno del mundo sea invitada por alguno de los «Grandes». Todo apunta a que Roland Garros podría invitarla para la fase previa y que en Wimbledon también recibiría una «wild-card». Y es que Maria Sharapova sigue siendo una de las grandes estrellas de la WTA, aunque el responsable del torneo de Stuttgart asegure que la mayoría de aficionados acude al torneo alemán por la presencia de la tenista local Angelique Kerber.

Su vuelta ha confirmado una tendencia que ha dominado su carrera: Sharapova no es una de las raquetas que cuenta con más simpatías en el circuito. Ella, ajena a las críticas, ha aprovechado la «baja» para realizar un curso en la Escuela de Negocios de Harvard, invertir en redes sociales, impulsar su firma de dulces –«Sugarpova»– reforzando su distribución por todo Estados Unidos y preparar un libro autobiográfico. «Imparable. Mi vida hasta ahora» es el título de un texto que se publicará en septiembre, coincidiendo con el Abierto de Estados Unidos, y que habla de «una historia sobre una niña, su padre y su loca aventura», en palabras de la tenista.

Queda por comprobar ahora el rendimiento de Sharapova en la pista. Regresó como una estrella del rock, con las entradas agotadas hace semanas en la pista cubierta del torneo alemán y su respuesta fueron sus habituales gritos y una victoria (7-5 y 6-3) ante la italiana Roberta Vinci, una de las críticas con su regreso. La ex número uno del mundo, ganadora de cinco «Grandes» (incluido el «Grand Slam» en años distintos) y que se ha embolsado más de 33 millones de euros, reaparece cuando el circuito femenino está más necesitado de referentes.