Tenis
El Torneo de Maestras en Riad, más millones de dólares que nunca y las gradas vacías
Las WTA Finals se están disputando en la capital de Arabia Saudí con una bolsa de premios astronómica, pero en algunos partidos apenas se han congregado 500 espectadores
En las WTA Finals, el Torneo de Maestras de toda la vida, llevan compitiendo en Riad desde el pasado fin de semana siete de las ocho mejores raquetas del mundo. Ya se han definido las semifinales, pero hasta ahora la gran protagonista del torneo ha sido la sede. El evento tiene como directora a Garbiñe Muguruza y, a sus 31 años, la doble ganadora de Grand Slam y ex número uno del mundo defiende la arriesgada apuesta realizada por el circuito femenino: «Yo solo he escuchado cosas positivas y aquí estamos. Es un país nuevo para nosotras, es un nuevo mercado que nos está dando una gran bienvenida».
La «gran bienvenida» de la que habla Garbiñe se puede traducir en números. La bolsa que se reparte en premios asciende a 15,2 millones de dólares, algo más de 14 millones de euros. Es un aumento de más de seis «kilos» en relación al mismo torneo que hace un año se celebró con nulo éxito en Cancún. La cantidad es la misma que se reparte en las Nitto ATP Finals del circuito masculino, aunque distribuida de forma diferente. Si la campeona se lleva el título sin perder ningún partido se embolsará 4,8 millones de euros, una cifra superior al campeón de ellos y cercana a la que se embolsó Sinner en el reciente Six Kings Slam. El fijo de partida supera los 300.000 euros; la victoria en la primera fase está tasada en una cifra ligeramente superior; las semifinales, 1,2 millones y la final, más de 2,3. Las abrumadoras cifras contrastan con el escaso interés que ha despertado un torneo que repetirá sede los dos próximos años. Ha habido partidos en el King Saud University Sports Arena que no han congregado 500 espectadores en una instalación con capacidad para 5.000. Y eso que había entradas por seis dólares.
La falta de interés y la polémica permanente que rodea a Arabia Saudí respecto a los derechos humanos han provocado más de una crítica. Figuras históricas como Chris Evert y Martina Navratilova renegaron de la invitación que recibieron al considerar que acudir suponía «un retroceso significativo para las mujeres y para nuestro deporte». Navratilova tiró de ironía: «Por lo menos no nos hemos ido a jugar a Corea del Norte».
Incluso entre las propias jugadoras hubo quien expresó sus «muchas reservas» por acudir. Fue el caso de la estadounidense Coco Gauff, que está en semifinales. Apostó por acudir para promover el cambio desde dentro e intentar impulsar el respeto a los derechos humanos. «Si venimos aquí, no podemos simplemente venir, jugar el torneo y marcharnos. Tenemos que tener un programa o un plan real en marcha», aseguró la número tres del mundo. Gauff llegó a declarar que la situación en el país le recordaba a las historias que le contaba su abuela sobre Estados Unidos hace más de 50 años. «Creo que, sabiendo lo que pasó con mi abuela y su integración en su escuela en Florida hace mucho tiempo, a la gente no le va a gustar, pero obviamente a largo plazo creo que podría ser mejor para todos», aseguró.
La que se ha mostrado encantada es la que será nueva número uno del mundo pase lo que pase en el torneo, Aryna Sabalenka: «No tengo ningún problema en jugar aquí, considero que es importante llevar el tenis a todos los lugares posibles del planeta e inspirar a los jóvenes. Están haciendo un gran esfuerzo en Arabia Saudí por fomentar el tenis femenino y por mejorar la vida de las mujeres. Estoy muy feliz de formar parte de algo que puede ser histórico». De momento ella está en semifinales, aunque no parezca importar mucho a los aficionados de la zona.
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