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Hïpica

Tres Cantos, el incendio que arrasó mucho más que una hípica

La hípica de Soto de Viñuelas no era convencional. Era un lugar íntimo y familiar con un grupo de amigos a los que unía su pasión por los caballos. Todo se hacía de forma colaborativa

"Mojito", uno de los caballos fallecidos en el incendio de Tres Cantos
"Mojito", uno de los caballos fallecidos en el incendio de Tres CantosChacco Marketing

El incendio de Tres Cantos fue más allá de las 1.500 hectáreas arrasadas, los vientos a 70 kilómetros por hora y el desalojo de 180 personas. Además murieronMircea Spiridon, un hombre de origen rumano de 50 años y18 caballos.

"Mircha" estaba colaborando en la hípica de Soto de Viñuelas cuando al desatarse el fuego acudió a ayudar para salvar a los caballos. Fue rescatado por un helicóptero con quemaduras en el 98 por ciento de su cuerpo y trasladado al Hospital de La Paz, donde falleció. "Mircha" deja esposa y dos hijos adolescentes. Su familia recauda fondos para poder repatriar su cuerpo a Tulcea, su ciudad natal en Rumanía, donde le espera su madre. Todos los que le conocieron coinciden en describirle como un trabajador incansable, un amigo leal y un hombre dispuesto siempre a tender la mano. El incendio también arrasó con toda la instalación de la hípica y dejó 18 cadáveres de caballos: "Mojito", "Viso", "Boss", "Danko", "Ulises", "Rambo", "Horizonte", "Garabato", "Fado", "Peregrino", "Hidalgo", "Fandango", "Pestañas", "Romero", "Valdama", "Pepi", "Bruma" y "Bonita".

"Mojito" era el inseparable compañero de Mar Álvarez García, de trece años. Su madre, Mar García Recuero, recuerda cómo llegó a sus vidas hace cuatro años. "La niña ya estaba muy metida en el mundo del caballo y pensamos que era el momento de que tuviese una responsabilidad. "Mojito" estaba en Ávila, en malas condiciones, pasando frío y con miedo a todo. Decidimos darle un hogar y empezar de cero con él", apunta.

El vínculo entre niña y caballo se forjó a base de paciencia y confianza. "Mojito", golpeado en el pasado, temía cualquier gesto brusco, pero con Mar fue recuperando su nobleza y seguridad. "Era un caballo fiel, entregado, que cuidaba de mi hija. Si se caía, él se quedaba quieto, incluso daba un paso hacia ella para asegurarse de que estaba bien", comenta Mar. Su relación iba más allá de la rutina del club hípico. En 2022 su complicidad las llevó a participar en el spot publicitario "Forjando una leyenda" junto a las jugadoras de la selección española de balonmano.

Mar define al caballo como "noble, entregado y fiel". "Mojito" encontró en Mar su alma gemela y se entregó a ella con total lealtad.

La finca arrasada por las llamas nunca fue una hípica convencional. Era un lugar íntimo, un pequeño grupo de amigos unidos por la pasión y el cuidado de sus caballos. Allí todo se hacía de forma colaborativa: si uno no podía ir, otro se encargaba del caballo; si alguien traía visita, podía montar el de un amigo o si un caballo enfermaba, todos se volcaban para ayudar.

Las cuadras eran amplias, de madera, con espacio de suficiente para que los caballos tuvieran calidad de vida. Los caballos tenían salidas al prado, buena alimentación y atención veterinaria constante. "La veterinaria siempre nos regañaba porque estaban demasiado gordos", bromea Mar, "pero eso sólo demostraba que estaban muy bien cuidados". Cada caballo era un mundo. Estaba el que empujaba al pasar; el que daba vueltas como una peonza al recibir la comida; "Peregrino", la "ovejita fea", que resultó ser el más dócil, o "Pestañas", el caballo de todos, que era seguro hasta para un principiante sin conocimientos ecuestres.

"Que galopen en el cielo de los caballos y que no nos olviden… nosotros no les vamos a olvidar a ellos. Han sido nuestros niños. Resurgiremos de nuestras cenizas, volveremos a montar la finca y a tener caballos, pero nuestros niños siempre estarán en nuestro corazón y siempre serán especiales por lo que fueron, por lo que nos acompañaron, por lo que pudimos vivir con ellos y por lo que pudimos disfrutar con ellos. Y esperamos y deseamos que no sufrieran mucho, que se quedasen dormiditos con el humo. Ese es nuestro dolor, que sufrieran", afirma Mar. "Mircha ha sido nuestro héroe. Él estaba allí y cuando pasó el fuego, no dudó en meterse corriendo a intentar salvar a los caballos. Fue un hombre trabajador, que ayudaba a todo el mundo. Me gustaría que se le recordase así: como un tío estupendo que nos quiso ayudar. Siempre le vamos a tener en el corazón", concluye.