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Golf PGA
Tres últimos hoyos desastrosos arruinan las posibilidades de Jon Rahm de volver a ganar un grande
Un bogey y dos dobles bogeys le impidieron luchar con Scottie Scheffler por el título del PGA. El estadounidense gana su tercer grande

Jon Rahm volvió a sentirse capaz de ganar un grande en el último recorrido del PGA. Los cinco golpes que necesitaba recuperar a Scottie Scheffler no parecía una realidad lejana después de recuperar tres golpes al campo en los primeros nueve hoyos y de que esa parte del recorrido se le atragantara al líder. Tres bogeys hizo Scheffler en los nueve primeros hoyos y sólo un birdie en el hoyo 2 impidió que llegara empatado con Rahm a los últimos hoyos del torneo.
Pero cuando todo estaba más cerca a Rahm le tembló el pulso. Perdió la posibilidad de hacer birdie en el 13, en el 14 y en el 15, hoyos amables que le hubieran permitido meter presión a Scheffler, que caminaba dos hoyos por detrás y todavía trataba de sacudirse el drama de la primera parte del recorrido. Falló en algunos putts que se le escaparon por muy poco y ahí fue cuando Rahm pareció dar por perdido el torneo. Scheffler, que ya había hecho un birdie en el diez, repitió en el 14 y en el 15 y llegó al último hoyo con seis golpes de ventaja sobre sus perseguidores más cercanos, entre los que ya no estaba Rahm, que se mantuvo a duras penas entre los diez primeros de la clasificación.
Al español le esperaba un drama en los tres últimos hoyos del recorrido, donde le tocó devolver al campo los tres golpes que le había ganado en los primeros nueve hoyos y aún devolverle dos más.
Todo se torció con un bogey en el hoyo 16, después de irse al búnker, cuando Scheffler ya había recuperado un golpe y aventajaba en dos a Rahm. Pero lo peor estaba por venir. En el 17 se fue al agua antes de acabar con un doble bogey que le acababa de confirmar que este no era su año para ganar por primera vez el PGA. En el 18 repitió los dos golpes por encima del par y lo que era un recorrido final con tres golpes por debajo del par acabó siendo un recorrido con dos golpes por encima para un -4 final y con un octavo puesto final empatado con otros nueve jugadores.
Para Scheffler los últimos hoyos fueron un recorrido triunfal en el que sólo necesitaba no equivocarse demasiado para acabar ganando su tercer grande. Sólo le falló el hoyo 18, que terminó con un bogey, pero ya daba igual. Scheffler ya había ganado dos chaquetas verdes en Augusta, a las que hay que sumar el oro olímpico del año pasado en París. Un gran palmarés para sus 28 años que le permite borrar el mal recuerdo del año pasado en el mismo torneo, cuando fue detenido después de arrollar con su coche a un agente de policía. Le llevaron al calabozo y le vistieron con el traje naranja de preso oficial. Ahora su recuerdo del PGA será mucho mejor.
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