Vuelta a España
Vingegaard: «Esto no es la play, No se puede decidir quién gana»
Vingegaard gana la etapa; Kuss y Roglic lo escoltan por detrás. El estadounidense mantiene el maillot rojo con sus dos compañeros en el podio
Sepp Kuss entraba sonriente en la meta. Siempre sonríe el estadounidense, pero esta vez tenía más motivos. En el ascenso al Tourmalet demostró que es un líder capaz de aguantar el maillot rojo y su equipo lo acapara todo. Ganó Vingegaard en el Tourmalet, el estadounidense fue segundo y Roglic, tercero. Y ellos tres ocupan ahora mismo los puestos de podio en la general. Kuss sonríe porque ahora sabe que puede ganar la Vuelta.
Jumbo lo quiere todo y, de momento lo tiene. Su superioridad es tan grande que sólo necesita elegir cuál de sus corredores ganará la Vuelta. Y no parece que vaya a dejar tirado a Kuss en el intento. Es la tercera vía, la manera de no tener que decidirse por Roglic o por Vingegaard y la manera de completar un triplete espectacular en las tres grandes ganando cada una con un ciclista distinto.
Roglic ganó el Giro, Vingegaard el Tour y ahora Kuss quiere la Vuelta. «Etapas como la crono y como ésta me confirman que soy capaz de ganar esta Vuelta. Quedan muchas etapas duras y veremos hasta dónde puedo llegar», asume. «Tenía muy buenas piernas, en cada momento sentía que podía arrancar y eso me da mucha confianza», añade.
«Esto no es la play, no puedes decidir quién gana», advierte Vingegaard. Pero la superioridad del Jumbo es tan grande que es difícil imaginar otra alternativa. El equipo neerlandés tiene a los mejores de la carrera y tampoco rechaza los regalos de los rivales. De Evenepoel, por ejemplo, que se quedó en la subida al Aubisque a casi 90 kilómetros de meta. Sólo hizo falta un acelerón del equipo del líder para que el belga perdiera el contacto con el grupo de los mejores. Y con él, Almeida, el hombre que pretende compartir el liderato de UAE con Ayuso.
Era un enemigo menos. El principal, el que generaba dudas sobre el planteamiento de carrera, sobre cómo contenerlo. Remco siempre quiere pelea, pero desapareció demasiado pronto. Ni siquiera pudo Remco seguir el ritmo de Almeida, al que pronto perdió de vista y a Jumbo se le acabaron las preocupaciones
Sólo tuvo que esperar su momento. Y llegó a ocho kilómetros del final, cuando arrancó Vingegaard y Mas renunció a su rueda. Fue el único que se enganchó al ritmo del danés, el, ganador de los dos últimos Tours, pero primero se entretuvo cogiendo un bidón y después se puso a beber. En ese instante Vingegaard ya se había despegado de él y se marchó hacia la meta en solitario. Por detrás, Mas no quería tirar de Kuss y dejaban que la distancia de Vingegaard siguiera creciendo. La única preocupación de Jumbo era que Roglic no parecía ir demasiado bien, pero aceptaba el regalo de la victoria que entregaban al danés.
Enric Mas negaba en la jornada de descanso que la superioridad de Jumbo fuera tan grande, pero ahora ya es consciente de la realidad.
Jumbo es el dueño de la carrera y ha conseguido que sus rivales no sepan cómo reaccionar a sus ataques. Sólo Landa lo intentó antes que nadie, pero Vingegaard salió detrás para frenarlo. Le avisó de que no le daría relevos y Mikel entendió que poco se puede hacer sin permiso de Jumbo.
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