Copa del Rey

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Un palco «vacío»: Colau y Carmena plantan al Rey en la final de Copa

El Rey estará más cómodo en esta edición, sin representantes del independentismo catalán. No hay presidente de la Generalitat, pero tampoco hay presidente de la Federación

El Rey Felipe VI en el palco, el año pasado entre el ministro Íñigo Méndez de Vigo y Ángel Villar
El Rey Felipe VI en el palco, el año pasado entre el ministro Íñigo Méndez de Vigo y Ángel Villarlarazon

El Rey estará más cómodo en esta edición, sin representantes del independentismo catalán. No hay presidente de la Generalitat, pero tampoco hay presidente de la Federación.

«Ahora todo el mundo está muy excitado. Nos amenazan con no sé qué cosas y qué historias. He ido a muchas finales de la Copa del Rey y siempre se ha silbado. La gente pita, ¿y qué pasa? Hay que tener sentido del humor», dice Xavier Trias. El ex alcalde de Barcelona entiende los pitos como una tradición. «He visto pitadas a Franco. Las ha habido siempre y no pasaba nada», insiste. Incluso él ha sido víctima de los pitos de la afición del Espanyol. «Las protestas no son a una persona, son a acciones. Si uno se equivoca hay que entender que tiene lógica que te piten», asegura.

La política y el deporte se mezclan en la final de Copa de mañana, aunque en el palco habrá menos conflictos protocolarios que en ediciones anteriores. Sin acuerdo para nombrar nuevo presidente de la Generalitat, la máxima autoridad es el Delegado del Gobierno, Enric Millo, del Partido Popular. No habrá representantes del independentismo presidiendo el partido. Tampoco estará la alcaldesa, Ada Colau, que en ocasiones anteriores ha visto la final junto a Manuela Carmena, que tampoco irá este año. Sí estarán José Ramón Lete, presidente del CSD, Alejandro Blanco y varios ministros del actual Gobierno de España.

No hay presidente del Gobierno catalán, pero tampoco hay presidente de la Federación. Si las elecciones se hubieran celebrado en la fecha prevista, el 9 de abril, éste hubiera sido el primer gran evento que presidiera el nuevo mandatario del fútbol español. Pero ni Larrea ni Rubiales se han sometido todavía a las urnas y será el presidente de la Junta Gestora, Marcelino Maté, el que se siente en el palco al lado del Rey.

La gestión del protocolo en el palco será más sencilla. Todo lo que rodea al partido, no. El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, pide «respeto» para su club. «Cuando, de manera mayoritaria, nuestra afición se ha expresado silbando, no lo ha hecho para menospreciar ningún símbolo, sino en protesta por determinadas actitudes contra el pueblo de Cataluña en los últimos años», dijo. El presidente del PSC, Miquel Iceta, le responde: «Si fuera presidente de un club de fútbol no haría nunca ese tipo de llamamiento y, muy al contrario, pediría respeto para todas las opiniones porque entre los socios del Barça seguro que hay diversidad de opiniones. Esa idea de que todos pensamos lo mismo me preocupa», dice. Iceta pide «deportividad, respeto y las justas ganas de ganar uno y derrotar al adversario, que es el otro equipo, no una idea, un símbolo, un jefe de Estado o una u otra bandera». «Me preocupa que un fenómeno de masas, que ya de por sí levanta pasiones, pretenda utilizarse políticamente. Es un gravísimo error», asegura. «Tenemos la obligación de promover el respeto. Y las declaraciones del presidente del Barça no van en esa dirección», añade Iceta.

Algo parecido opina la ministra de Agricultura y Pesca, Isabel García Tejerina. «Al señor presidente del Barça no le gustaría escuchar que nadie pite el himno de su equipo. Eso no puede considerarse una forma de expresarse, es una falta de respeto a lo que el Barça significa», dice. «Creo que muchos nos sentimos ofendidos cuando se pita a lo que nosotros sentimos y amamos, que es nuestra patria, nuestra nación, que es España. Es una falta absoluta de respeto, porque detrás de un himno o una bandera lo que hay es una manera de expresar nuestra identidad», agrega.

«Desde el CSD respetamos la libertad de expresión. Esa libertad de expresión, tolerancia y respeto la pedimos también para los símbolos que nos unen también a todos los españoles. No nos gusta mezclar la política con el deporte. Eso resta protagonismo a la gran fiesta del fútbol español», afirmó ayer el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete. «Hay que cumplir la norma. Ha habido pronunciamientos judiciales al respecto. Si se vulnera la normativa antiviolencia se tomarán medidas», añadió. «Hay sentencias judiciales al respecto. Lo que queremos es que haya un buen partido de fútbol. Es importante que haya conciliación y diversión».

La Federación Española ha duplicado el número de agentes de seguridad privada contratados respecto a ediciones anteriores, que pasan de 350 a 700 a los que hay que añadir los 2.500 agentes movilizados por la Delegación del Gobierno.

Entre todo esto, aún queda espacio para que los aficionados aprecien la parte deportiva del espectáculo. Más de 10.000 personas han visto el trofeo que se ha paseado por 94 concesionarios de Seat, la marca patrocinadora de la final.