Opinión

El VAR es el nuevo Negreira

El Videoarbitraje ha degenerado en gatillazo. ¿Cuál es el equipo al que más goles han anulado desde que entró en vigor? Síííííí, el Real Madrid con 21

Clos Gómez, director del proyecto VAR, y Velasco Carballo, presidente del CTA
Clos Gómez, director del proyecto VAR, y Velasco Carballo, presidente del CTAlarazonLa Razón

La entrada en escena del VAR me ilusionó, básicamente, porque lo empírico, lo científico, iba a acabar con siglo y medio en el que el balompié estuvo al albur del fallo, voluntario o no, o el acierto humano de turno. Me indigné con ese balonazo al travesaño de Míchel frente a Brasil en México 86, que entró, claro que entró, pero que el árbitro no se atrevió a pitar gol para no desairar al entonces mandamás de la FIFA, Joao Havelange, que casualmente era compatriota de los beneficiados por ese robo a mano armada para la historia. La tecnología también hubiera impedido el tangazo que nos metieron en el Mundial de 2002, con aquel centro de Joaquín a Morientes desde la línea de fondo que terminó en gol. El egipcio Al Ghandour lo anuló cuando hasta un bebé hubiera visto que el esférico ni siquiera tocó la línea, vamos, que no era ni dudoso. Aquel tocomocho arbitral nos cortó el paso a una semifinal que nos habíamos ganado sobre el terreno de juego tras décadas de sufrimiento en las que nunca habíamos pasado de cuartos. Al menos uno de los dos anfitriones debía estar en semis por decreto y allá que mandaron a Corea del Sur.

Y así podíamos seguir hasta el Día del Juicio Final, empezando por el "gurucetazo" en el Camp Nou de los años 70 con un penalti favorable al Madrid metro y medio fuera del área y terminando por el escandalazo de Aytekin en el Barça-PSG de 2017 en el que el juez turcoalemán no paró hasta que los locales resolvieron una eliminatoria que se les había puesto imposible. Sin olvidar la cantosa expulsión de Pepe en el Madrid-Barcelona de semis de Champions de 2011 por una plancha a Alves que no existió salvo en la mente calenturienta y malévola de Stark o el obvio soborno a Ovrebo en el encuentro del Chelsea contra unos culés que terminaron levantando la Copa de Europa pese a que merecían haber quedado eliminados en Stamford Bridge.

Así se escribía la historia preVAR. Sobornando a los trencillas como, por ejemplo, Enríquez Negreira, al que el Barcelona ha untado en las dos últimas décadas a base de bien. No menos de 7 millones de euros entregó al número 2 de una institución, la arbitral, que es implacablemente piramidal y en la que no hace falta comprar al árbitro tal o al trencilla cual porque las órdenes de arriba se cumplen a rajatabla. Lo que toda la vida de Dios se llamó consignas. Instrucciones a los colegiados para mimar a unos y enfilar a otros.

El VAR ha degenerado en gatillazo. Así como en el tenis el Ojo de Halcón ha resuelto jugadas en las que el ojo humano era incapaz de acertar por obvias razones físicas, el videoarbitraje constituye ya un fiasco de tomo y lomo. La diferencia estriba en que en la ATP el Ojo de Halcón es soberano, y actúa a instancias del jugador, que tiene un número tasado de reclamaciones, mientras que en el fútbol la última palabra la tiene el árbitro o la sala del VAR. El último ejemplo palmario lo presenciamos el domingo antepasado con ese penalti clamoroso de Kessié al valencianista Fran Pérez. En el VAR, que comanda el furibundo antimadridista Clos Gómez, ni se molestaron en llamar al árbitro para señalar el punto fatídico. Tres cuartos de lo mismo aconteció en las semifinales de la Supercopa con un agarrón de Araújo a Borja Iglesias en el área pequeña cuando iba a tirar a puerta. Se les olvidó rearbitrar el lance. Por no hablar del penalti que Hernández Hernández pasó por alto en el derbi de 2021 con una mano de libro de Felipe en el área colchonera. Y así podríamos estar días y días con lo sucedido en la Liga desde que se implantó el VAR va ya para cinco años.

En Champions, las cosas como son, se lo toman más en serio. Otro dato que lo dice todo en forma de adivina, adivinanza: ¿cuál es el equipo al que más goles han anulado desde que entró en vigor el VAR? Sííííí, el Real Madrid, con un total de 21, frente a los 10 del Barça. Moraleja: hay que reformular el VAR para impedir que la subjetividad siga mandando frente a la objetividad de la máquina. Pocas veces tuvo tanto sentido aquello de que “hecha la ley, hecha la trampa”.