Libros
Víctor del Corral: «El ejercicio hay que empezarlo desde abajo, ya llegará el Ironman»
Compite en Ironman, la prueba más exigente, y es de los pocos que han logrado bajar de ocho horas en completar uno.
Con su libro «Triatlón para dummies» (Editorial Planeta), se conforma si logra que alguien se anime a hacer deporte. No se considera un superhombre
De pequeño competía en bici de montaña y dejó el deporte para centrarse en los estudios. De mayor dejó el trabajo en la Universidad para centrarse en el deporte. Víctor del Corral (Barcelona, 1980) hace triatlones de larga distancia, conocidos como Ironman, en los que se nada 3.800 metros, se hace una etapa del Tour (180 kilómetros) y después se corre un maratón (42 kilómetros y 195 metros a pie). Una bestialidad. Con su libro se conforma con contagiar costumbres saludables.
-¿De verdad que cualquiera puede hacer un triatlón?
Sí, sin duda, cualquiera. Se necesita disciplina, constancia y disfrutar de lo que estás haciendo. Al principio es más difícil porque no tenemos ese hábito, pero una vez que se coge se convierte en una necesidad y empiezas a ver que lo que hace un rato parecía imposible no lo es. El libro va dirigido a todo el mundo que tenga interés por el deporte en general y por el triatlón en particular. Para los que buscan esa motivación y para los que ya están dentro y buscan nuevas visiones que les permitan seguir mejorando. El objetivo desde la base sería que alguien se anime y si lo hace gracias al libro ya estaremos satisfechos.
-¿Somos especialistas en ponernos excusas para no hacer deporte?
Nos ponemos miles de excusas y además queremos ir muy rápido. Estamos en una sociedad que quiere las cosas de ahora para antes de ayer, y a veces se requiere tiempo.
-Y frustra ver que rápido no se consigue nada.
Entonces dices: «Es imposible, lo dejo». Es otra excusa.
-¿Hay que fijar un objetivo?
Sí: traza un plan y lánzate a cumplirlo. Si no, vas a voleo. Es más claro y motivante si vas a por un desafío concreto.
En el libro dice que mucha gente hace ejercicio para los demás...
Eso estropea el sentido del deporte. Uno tiene que hacerlo por sí mismo, disfrutarlo él, sin pensar qué les parece a los demás o cómo lo ven. Mientras tú disfrutes de lo que estás haciendo da igual. Por eso los objetivos deben ser acordes con lo que puedes llegar a hacer para no caer en la frustración y poder pasarlo bien.
-Pero un Ironman son palabras mayores.
Sería el siguiente paso. No hay que empezar la casa por el tejado. Empezar con distancia más corta, el esprint, el olímpico incluso... Hay que empezar por abajo. ¿Podemos llegar al Ironman? Si apetece, sí, pero necesitamos cierta experiencia y más tiempo de entrenamiento. Si al principio tenemos claro que no vamos a tener ese tiempo para prepararlo, no nos embarquemos en según qué. Hay que ser realista.
-¿Qué siente al hacer una prueba así de exigente?
–De todo. Son ocho horas o a veces más, hay momentos muy buenos en los que te encuentras muy bien y estás disfrutando de la competición, de la adrenalina, pero también hay momentos de bajón en los que estás muy cansado y no te apetece seguir dando una pedalada. Es parte del trabajo previo que tienes que haber hecho, tanto físico como mental, para ir superando esos baches.
–Es de los pocos que ha logrado bajar de ocho horas...
–Para mí era uno de los sueños que tenía. Al principio, ganar una competición, y después pensé que me haría ilusión bajar de ocho horas. No hay mucha gente que lo haya conseguido; al final se tienen que dar también muy buenas condiciones climatológicas, te tienes que sentir perfecto de principio a fin.
-¿Aguanta el cuerpo más de lo que pensamos?
Sí, al final el límite lo suele poner la mente. Físicamente aguantamos más, pero nuestra mente va poniendo el freno. Muchas veces por precaución o por instinto, te dice: «Afloja»... Pero somos capaces de llegar más allá de lo que pensamos. Tu cabeza está diciendo: «Párate que no puedo más». Si eres capaz de darle la vuelta, sí puedes. Un 60 o 70 por ciento es psíquico y lo otro físico.
-Nadie le miró raro cuando dejó el trabajo por la competición.
Mi mujer siempre me apoyó. Si lo hice fue por ella. Yo tenía más miedo y decía: «Y si no funciona, ¿qué?». Pero ella me decía que siempre había tiempo de volver atrás. Todo el mundo me apoyó, también gente de mi familia, que me decía que se arrepentía de no haber intentado hacer no sé qué de joven. Prefiero arrepentirme de haberlo intentado y que no saliera bien, que de no haberlo intentado.
-¿Se puede vivir de esto?
No es fácil, no es fútbol, en el que te da opción a conseguir contratos multimillonarios, pero en mi caso se puede vivir. Llevo 5 o 6 años viviendo del triatlón gracias a los esponsors. Estando más o menos arriba o ganando competiciones, se puede. Si no, pues es más complicado.
-También habla de comida en el libro. ¿Comemos mal?
Hay de todo, no se puede generalizar. Empiezo a creer que lo que nos han vendido como alimentación saludable, a lo mejor no lo era tanto y que en los próximos años va a haber un gran cambio en el concepto de lo que se tiene ahora como alimentación saludable. Yo como dietista de formación, creo que lo que te explican no es totalmente lo que ahora veo, y me gusta probar y experimentar conmigo mismo diferentes pautas de nutrición, viendo cómo reacciona mi cuerpo para ver qué me sienta mejor y qué no.
-Fue hasta vegetariano...
Durante tres años, y ahora he cambiado. Llevo una dieta más baja en hidratos, pero sí como carne y pescado.
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