Real Madrid

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Zidane les conquista

La misión más complicada de Zidane al llegar al banquillo del Bernabéu fue hacerse con un vestuario que no había convivido bien con Rafa Benítez.

Zidane les conquista
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La misión más complicada de Zidane al llegar al banquillo del Bernabéu fue hacerse con un vestuario que no había convivido bien con Rafa Benítez.

«Zidane ha entrado hace dos o tres meses y no se le puede pedir más. Estoy muy contento con Zidane y cómo se ve al equipo en los últimos partidos. ¿El doblete? Si lo ha dicho Zidane...». Son palabras de Raúl, que ayer fue nombrado embajador Laureus y que ve al Real Madrid desde la distancia y con evidente optimismo tras sus últimos resultados. Él fue compañero del francés en el campo y sabe que si consigue transmitir como lo hacía sobre el césped, todo puede ir rodado para el conjunto blanco, ahora que quedan cinco partidos de Liga y si todo va bien, tres en Champions. Zidane llegó y cambió el humor del equipo a principio de este año. Ahora tiene que conseguir que se convierta en un conjunto ganador.

Empatía

El fútbol es de los futbolistas y son ellos los que marcan el destino de un equipo, por encima de la mano del entrenador o de lo que decidan los dirigentes. Era evidente que la relación de los jugadores con más jerarquía en el Madrid y Benítez no era cordial ni agradable. Se respetaban, pero acabaron mirándose con desconfianza y desapego. Zidane supuso aire fresco, abrir la ventana en un vestuario que olía a cerrado. Los jugadores lo vieron como uno de los suyos. Eso provocó una empatía que ha cambiado las relaciones en el vestuario y que ha ayudado (o ha sido fundamental) para que el Madrid pueda pelear por todo.

Convicción

Nada más aterrizar en el banquillo de la primera plantilla, el francés generó una ola de entusiasmo a la que acompañó una serie de resultados ante equipos sin mucho potencial. Pero quizá lo que ha convencido a la plantilla, lo que ha refozado la unión entre el técnico y los jugadores fue lo que sucedió después: los malos resultados, la derrota contra el Atlético y un mal encuentro contra Las Palmas. Perder, pensar que el futuro se tuerce es lo que hace fuerte a un equipo o, por el contrario lo que termina por desengancharlo y lo rompe en mil pedazos. El Real Madrid se agarró a la esperanza de la Champions para mantenerse unido en los peores momentos y esperar que cambiase la fortuna. El partido en el Camp Nou, quizá en el que más trabajado se vio el equipo por Zidane, resultó clave para empujar hacia delante a los blancos y para afianzar el papel del técnico en el vestuario.

Casemiro

Hay una decisión determinante del entrenador francés: meter a Casemiro en el centro del campo. Hasta el encuentro del sábado, el mediocentro había disputado nueve partidos seguidos. Los jugadores tienden a medir a los entrenadores cuando llegan los partidos importantes, los que obligan a que el entrenador decida quiénes son los decisivos y quiénes los suplentes. Zidane vio que Casemiro le ayudaba a mantener más unido al equipo, aunque eso suponía prescindir de dos de los hombres con más talento: Isco y James. No era una decisión sencilla y menos en un tramo de la temporada en el que se lo jugaba todo. Si hubiese salido mal, se le hubiera reprochado el haber prescindido del talento a cambio del músculo. Pero él se mantuvo y le ha funcionado. Tácticamente, la apuesta por Casemiro ha sido el gran acierto de Zidane y el vestuario se lo ha reconocido.

Físico

«Me hubiera gustado trabajar un poco más. Tuvimos tres semanas, lo hicimos todo bien y estamos logrando los resultados al trabajo. Físicamente estamos preparados para jugar cada tres días», explicaba Zidane. No jugar la Copa del Rey tuvo un aspecto positivo y es que el equipo tuvo semanas enteras para trabajar. Lo que hizo el equipo técnico recién llegado fue «machacar» a los jugadores y ponerlos a punto para llegar en el mejor tono posible ahora.