Terrorismo

Sólo diez históricos etarras siguen en prisión

ETA celebra que desde 2008 más de 250 presos están en la calle

José Javier Arizkuren Ruiz («Kantauri»), Henri Parot, María Soledad Iparaguire («Anboto»), Francisco Javier Gaztelu («Txapote»), Mikel Karrera Sarobe, Miguel Albisu Iriarte, Félix Alberto López de la Calle («Mobutu»), Francisco Múgica Garmendia, Mikel Garikoitz Azpiazu («Txeroki») y José Javier Zabaleta («Baldo»)
José Javier Arizkuren Ruiz («Kantauri»), Henri Parot, María Soledad Iparaguire («Anboto»), Francisco Javier Gaztelu («Txapote»), Mikel Karrera Sarobe, Miguel Albisu Iriarte, Félix Alberto López de la Calle («Mobutu»), Francisco Múgica Garmendia, Mikel Garikoitz Azpiazu («Txeroki») y José Javier Zabaleta («Baldo»)larazon

La excarcelación del sanguinario terrorista «Santi Potros» el pasado jueves se ha venido a sumar a la larga lista de «históricos» que han abandonado la prisión en los últimos años

La excarcelación del sanguinario terrorista «Santi Potros» el pasado jueves se ha venido a sumar a la larga lista de «históricos» que han abandonado la prisión en los últimos años. La mayoría de ellos sin cumplir íntegras sus condenas gracias a decisiones judiciales.

En noviembre de 2008, el entorno de ETA se llevaba a las manos a la cabeza porque la cifra de presos de la banda superaba los 750; esos mismos medios, a través de los medios de comunicación que les son afines, señalaban recientemente, sin ocultar su regocijo, que el número de reclusos había bajado este año de los 500.

En seis años, las cosas han cambiado, y algunas excarcelaciones, al haber sido derogada la «doctrina Parot» (salieron unos 70); por supuesta enfermedad incurable del recluso, o las más recientes de Santiago Arróspide, Sarasola, «Santi Potros», y Alberto Plazaola, al habérseles contabilizado los años de condena que cumplieron en Francia (y, por supuesto, por cumplimiento de condena), han contribuido a esta sensible bajada del número de internos terroristas.

En estos momentos en las cárceles sólo quedan alrededor de una decena de los llamados presos «históricos», de la banda que no han renunciado a su pertenencia a ETA. Así, siguen en prisión José Javier Arizkuren («Kantauri»), María Soledad Iparaguirre («Anboto»), Mikel Karrera Sarobe, Felix Alberto López («Mobutu»), Mikel Garikoitz ( «Txeroki»), Henri Parot, Francisco Javiar García Gaztelu («Txapote»), Miguel Albisu, Fernándo Múgica Garmendia y José Javier Zabaleta («Baldo»). Estos terroristas mantienen las «esencias» y están en permanente contacto con los cabecillas de la banda aún en libertad. Ante esta circunstancia, expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN se preguntan de qué han servido las numerosas excarcelaciones que se han producido en los últimos tiempos, si la banda sigue ahí, no está dispuesta a disolverse y entregar las armas ni, por supuesto, pedir perdón a las víctimas.

En cualquier caso, no se trata de meras conjeturas u opiniones. En el «proceso de 1989, fueron puestos en libertad unos 200 presos y, al final, ETA rompió la tregua. Los terroristas, por más que hablen de canje de unas cesiones por otras, jamás van a renunciar a sus objetivos estratégicos. Otra cosa es que, como ocurre ahora, se marquen objetivos tácticos para tratar de sacar réditos.

Entre los que han cumplido su condena, a lo que no hay nada que objetar, los de la «doctrina Parot», los enfermos incurables y, ahora, «Potros» y Plazaola, han sido muchos, demasiados piensan algunos, los que han obtenido la libertad. Si se analiza fríamente la situsación, a cambio de nada. Porque, insisten, ETA sigue ahí y lo que pueda conseguir, por una vía o la otra, pues bien está.

Es cierto quer los planes que tenía la banda, cuando inició, en 2009, la negociación secreta con el PSOE y el PNV, que condujo al comunicado de octubre de octubre de 2011 en el que la banda anunciaba el supuesto fin de sus actividades armadas, iban más allá. Pero algo ha conseguido.

Para estas fechas, la cifra de internos, según los documentos de esa negociación publicados por LA RAZÓN, debería ser, de haber logrado los terroristas llevar a buen puerto sus planes, de unos 200.

La derogación de la «doctrina Parot», con la destacada intervención a favor del filosocialista López Guerra que, como español, debería haber defendido la posición del Gobierno (como hizo el abogado del Estado) en el sentido del mantenimiento de dicha «doctrina», supuso un auténtico mazazo para las víctimas, que de nuevo se han indignado con la salida de «Potros» y Plazaola, así como con la del «superviviente» Bolinaga.

Hay etarras que, afortunadamente, van a cumplir íntegras sus penas al haber sido juzgados con el nuevo Código Penal reformado. Las víctimas del terrorismo y muchos otros ciudadanos, bien por errores de transmisión de lo que se estaba haciendo, se encuentran en un nivel de irritación impensable hace unos años.

La salida a la calle de conocidos pistoleros, por derogación de la «doctrina Parot», como Juan Lasa, «Txikierdi»; Inés del Río Prada; Domingo Troitiño (Hipercor): José López Ruíz, «Kubati»; Isidro Garalde, «Mamarru» (experto en explosivos) o Jesús María Zabarte Arregi, «Garratz» y «Carnicero de Mondragón», supuso una considerable alarma.

Volver a los atentados

Para colmo, este último individuo hizo unas declaraciones a un medio informativo en las que aseguraba que era partidario de volver a los atentados y que, si no lo hacía, era por la disciplina que marca ETA.

Por todo ello, según expertos consultados por LA RAZÓN, es necesario que la víctimas y la opinión pública en general interioricen que peligrosos asesinos y cabecillas de ETA, como los que aparecen en estas páginas, permanezcan en prisión hasta el cumplimiento total de las condenas. Han sido muchos los que han salido de la cárcel, pero eso se tiene que acabar, comentan muchos a los que quieren oírles.

Entre los pistoleros que aún permanecen en prisión, en concreto en la cárcel de Huelva, se encuentra Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote», autor del secuestro y asesinato del concejal del PP de Érmua Miguel Ángel Blanco Garrido; de la muerte del abogado socialista Fernando Múgica, así como de otros numerosos crímenes.

Con ser peligrosa su actividad en los «comandos», lo era más su capacidad de liderazgo y admiración, que causaba entre los nuevos pistoleros. Nada que ver con Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», que iba de una especie de «James Bond» malo, que, además de estar en posesión de hachís en el momento de su detención, se atribuía acciones criminales que habían sido cometidas por otros.

Los mismos expertos subrayan que si hay un individuo capaz de organizar una «nueva ETA» y células capaces de cometer atentados, ése es «Txapote», por lo que conviene que está en prisión hasta el cumplimiento íntegro de las penas a las que ha sido condenado.

Pareja terrorista

No menos peligrosos, pero en el sentido organizativo interno de la banda, son la pareja (en la banda y en la vida real) formada por Miguel Albisu, «Mikel Antza», y Soledad Iparraguirre, «Anboto».

El primero llegó a ser durante muchos años jefe del «aparato político» y su pareja, responsable de finanzas de la organización criminal. Otro sujeto con bastante capacidad organizativa, que una a su experiencia criminal en los «comandos», con los que cometió múltiples atentados, es José Javier Arizcuren Ruiz, «Kantauri», y «Amonamari». De este individuo se puede decir que lo mismo sirve para activar un coche bomba o descerrajar un tiro en la cabeza de una víctima, que para articular toda una red de compra de armas y explosivos, incluidos misiles.

Sanguinarios que quieren reducir su pena

JOSÉ JAVIER ARIZKUREN RUIZ («KANTAURI»)

- Fue uno de los máximos dirigentes etarras en la década de los 90.

- Diseñó desde el atentado contra el Rey a la campaña contra políticos del PP.

- Desde 2011 está preso en la cárcel pontevedresa de A Lama.

HENRI PAROT

- Era el jefe del «comando francés», también llamado «Argala»

- Entre los atentados que cometió figura la colocación de un coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, con el resultado de 11 personas asesinadas

MARÍA SOLEDAD IPARAGUIRRE («ANBOTO»)

- En 1984 ingresa en el «comando Araba», en el que está hasta 1987

- Su primera acción mortal fue el asesinato de Estanislao Galíndez en Amurrio en 1985.

- Fue detenida en 2004 en una operación en Francia.

FRANCISCO JAVIER GARCÍA GAZTELU («TXAPOTE»

- Se trata de un asesino sin escrúpulos pero al que no ciega su fanatismo.

- Por su capacidad organizativa era muy admirado por los nuevos terroristas que entraban en la banda criminal.

MIKEL KARRERA SAROBE

- Fue uno de los alumnos «aventajados» de «Txeroki», pero mucho más serio y sin concesiones a la galería

- El fracaso en organizar una «nueva» ETA, al impedirlo la Guardia Civil, fue lo que motivó que la banda anunciara el fin de sus actividades.

MIGUEL ALBISU IRIARTE

- Sustituyó a «Txelis» como jefe del «aparato político» de ETA y recomendó toda la estrategia de atentados

- Va de «ideólogo», aunque en su mente sólo cabía causar el mayor daño a España para que se aviniera a negociar con la banda criminal.

FÉLIX ALBERTO LÓPEZ DE LA CALLE («MOBUTU»)

- Vinculado a ETA desde los 18 años, en 1992 ya era el número dos de la banda.

- Fue arrestado en Francia en 2004 y trasladado temporalmente a España, donde fue juzgado y condenado a 81 años de prisión.

FRANCISCO MÚGICA GARMENDIA

- Fue uno de los integrantes del colectivo «Artapalo», que dirigió la ETA más sanguinaria.

- En el momento de su captura por la Guardia Civil de Inchaurrondo que dirigía Galindo, planeaba los atentados contra España 92.

MIKEL GARIKOITZ AZPIAZU («TXEROKI»)

- Con 25 años ya colaboraba con el «comando Vizcaya».

- Huyó a Francia en 2002 y se encargaba de adiestrar a los miembros de la banda en el uso de explosivos y armas.

- Fue arrestado en 2008 en el sur de Francia.

JOSÉ JAVIER ZABALETA («BALDO»)

- Ingresó en ETA en los años 60 y llegó a ser el número dos de la banda terrorista.

- Arrestado en Francia en 1990, fue condenado a 8 años.

- En España se le condenó a más de 250 años por diferentes asesinatos.

Los presos amenazan al Gobierno

Las recientes excarcelaciones de «Potros» y Plazaola no han supuesto una subida de moral del resto de los reclusos, que recuerdan que al primero le pillaron con el «carrito del helado» (las direcciones de un centenar de miembros de la banda, que fueron detenidos). Los internos, según las fuentes consultadas por este periódico, se ven en un callejón sin salida. Por ello, en un juicio celebrado la semana pasada en París, Zigor Garro, que estaba respaldado por dos de los últimos jefes del «aparato militar», Mikel Karrera e Ibon Gogeascoechea, leyó un comunicado en francés en el que, entre otras cosas, decía: «Si España y Francia tratan de disuadir a ETA de volver a las armas deberían andarse con tiento de no encastillar a sus militantes en situaciones insostenibles». Se trataba de una amenaza en toda regla y en escastillamiento debía referirse a las largas condenas que les esperan en prisiones francesas y, después, en las españolas. Lo que pedía es que se les pusiera en libertad y eso es mucho pedir.