Ingresos

Las 10 señales de que perteneces a la clase media-baja (y no es nada malo)

Definirla no es sencillo, aunque algunos organismos especializados han establecido criterios claros basados en datos objetivos

Las 10 señales de que perteneces a la clase media-baja (y no es nada malo)
Las 10 señales de que perteneces a la clase media-baja (y no es nada malo)Freepik

En la conversación pública suele hablarse mucho de 'la clase media', pero menos de sus matices internos. No todos los hogares que se sitúan en ese bloque disfrutan del mismo margen económico: existe una franja a menudo olvidada, la clase media-baja, formada por quienes cumplen ciertos indicadores de vulnerabilidad económica aunque no vivan en situación de pobreza. Definirla no es sencillo, pero organismos como la OCDE, el Pew Research Center, el INE o Eurostat trazan líneas claras a través de datos objetivos.

Ingresos cercanos al mínimo de la clase media

La OCDE define la clase media como aquellos hogares con ingresos que oscilan entre el 75% y el 200% de la renta mediana equivalente. Si un hogar se mueve entre ese 75% y el 100% (es decir, en el límite inferior) se ubica en la clase media-baja. En España, la mediana de ingresos por persona fue de 14.082 euros anuales en 2023. Esto significa que quienes perciben entre unos 10.600 y 14.000 euros por persona y año se encuentran en ese tramo frágil.

La vivienda se lleva demasiado de tu renta

Un indicador que la Unión Europea considera clave es la tasa de sobrecarga de vivienda, que afecta a quienes destinan el 40% o más de su renta disponible al pago de la casa, sea alquiler o hipoteca, sumado a otros gastos. Aunque la media europea ronda el 9%, el porcentaje se dispara en los hogares de ingresos bajos y medio-bajos.

Privación material y social

La Unión Europea mide también la privación material y social severa: la incapacidad de cubrir necesidades básicas como mantener la vivienda a una temperatura adecuada, comer carne o pescado cada dos días, disponer de un teléfono, un ordenador o poder permitirse unas vacaciones. No es exclusivo de la pobreza extrema: cada vez más hogares de la clase media-baja tienen estas carencias, reflejando un deterioro del bienestar real.

No poder afrontar un gasto imprevisto

La incapacidad de responder económicamente a un imprevisto (una reparación del coche, una factura médica inesperada o un electrodoméstico roto) es uno de los termómetros sociales más utilizados por Eurostat. Cuando una familia no puede cubrir este tipo de contingencias sin endeudarse o pedir ayuda, se considera que se encuentra en un terreno inestable, propio de la clase media-baja.

Llegar a fin de mes es una carrera de obstáculos

Los informes de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES), basados en la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, reflejan que una parte significativa de la población declara tener dificultades para llegar a fin de mes de forma recurrente. Esta tensión financiera es otra característica habitual de quienes están en la parte baja de la clase media.

Empleo inestable y contratos precarios

La temporalidad y el trabajo a tiempo parcial involuntario se concentran en los estratos de menor renta. En España, los jóvenes y quienes ocupan posiciones de menor cualificación sufren especialmente esta realidad. Estar encadenando contratos temporales o aceptar una jornada parcial sin quererlo son rasgos directamente vinculados a la clase media-baja.

Falta de capacidad de ahorro

Otra seña de identidad es el ahorro nulo o negativo. La OCDE señala que los hogares más vulnerables no solo tienen menor ingreso, sino que tampoco pueden acumular reservas. Si al final del año no queda margen de ahorro o incluso se ha gastado más de lo que se ingresa, la frontera entre estabilidad y fragilidad se hace evidente.

Patrimonio bajo y poco diversificado

Según la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, la riqueza neta mediana de los hogares españoles rondaba los 143.000 euros en 2022. Sin embargo, en los hogares medio-bajos esa cifra es muy inferior y se concentra casi exclusivamente en la vivienda principal, sin apenas activos financieros líquidos. Carecer de un colchón patrimonial más allá de la vivienda es un signo claro de vulnerabilidad.

Un esfuerzo de deuda excesivo

El Banco de España y los manuales financieros internacionales sitúan en torno al 30-35% de los ingresos netos el límite de esfuerzo razonable para atender deudas. Cuando un hogar supera con creces ese porcentaje en hipotecas, créditos o préstamos, se coloca en una zona de riesgo económico típica de la clase media-baja.

Cercanía a los umbrales de pobreza

La pertenencia o proximidad a los indicadores oficiales de riesgo de pobreza o exclusión social (AROPE) revela mucho. En España, este indicador muestra tasas significativamente altas en comparación con la media europea. Estar en la frontera o dentro de ese umbral sitúa de inmediato al hogar en la categoría medio-baja.