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Black Friday

Black Friday: un día “negro” para el planeta

Las compras masivas de este fecha llenan los vertedores de basura tecnológica y disparan las emisiones de CO2 y el uso de plásticos

Una mujer lleva la compra en bolsas plásticas gratuitas
Una mujer lleva la compra en bolsas plásticas gratuitaslarazon

La fiebre de las compras se extiende por España como la pólvora. Además de una gran cantidad de descuentos, las populares jornadas de rebajas como el "Black Friday" y el "Cibermoday" también dejan a su paso enormes cúmulos de basura tecnológica, de ropa de usar y tirar y embalajes cargados de plásticos. Las previsiones dicen que este año el 85% de la población española participará en estos hitos del consumismo cuya huella medioambiental la pagará el planeta. El "Black Friday" pone de manifiesto el consumo más excesivo y abre tres frentes de contaminación: el sector electrónico, el retail y el del transporte.

La industria de la moda se ha convertido en la segunda más contaminante después del petróleo, ya que consume un 60% más de energía que hace una década, señala Acierto.com. Algo totalmente alarmante si se tiene en cuenta que solo el 42% de las compras realizadas en el "Black Friday”de 2018 fueron por necesidad, mientras que un 24,8 % fueron caprichos y un 33,1% por haber encontrado una buena oferta. Desde Ecologistas en Acción alertan sobre estas compras compulsivas y acríticas. La moda ahora es de usar y tirar, y lo que para nosotros puede ser una simple camiseta, para la atmósfera equivale a 2,5kg de CO2 por cada una de estas prendas. Charo Morán, representante del área de consumo en Ecologistas en Acción, también hace especial hincapié en la huella social de la industria textil. No solo el medioambiente resulta dañado, sino también las personas que trabajan en régimen de semiesclavitud para producir moda "rápida".

El "Black Friday" dispara las ventas un 447%. Cada comprador gastará una media de 258 euros, según las estimaciones de Oliver Wyman, concentrando la mayor parte de esa cantidad en productos electrónicos marcados por la obsolescencia programada y el uso de minerales con una mochila ecológica altísima. Según los datos de aportados por Ecologistas en Acción, producir un ordenador conlleva usar una tonelada y media de materiales, entre ellos, el coltán, extraído de la República del Congo. Su proceso de producción emite 195 kg de CO2 a la atmósfera y tras la compra de un nuevo dispositivo, la "basura tecnológica" va a parar a vertederos en países empobrecidos.

Frente a esta obsolescencia, algunos países nórdicos han decidido apostar por la consolidación de normativas que aseguren la reparabilidad de los productos. Entre ellas se encuentra la exención de impuestos para talleres de reparación. Adicionalmente los usuarios puede realizar pequeñas acciones como optar por tecnología sostenible. Un ejemplo de ello es el "Fairphone"(teléfono justo), un "smartphone" producido con el menor impacto posible para las personas y el planeta. Los 450 euros que cuesta quedan compensados por su durabilidad. Un teléfono convencional va a la basura con la mínima avería. Sin embargo, la marca "Fairphone” ofrece tutoriales y servicios interactivos para ayudarte a aumentar la vida de este dispositivo.

Todas las nuevas adquisiciones que compremos a través de internet llegarán a nosotros mediante servicios de transportes y paquetería. La patronal del sector de UNO, Organización Empresarial de Logística y Transporte, estima que se repartirán, de media, unos 2,5 millones de paquetes diarios. Eso durante las semanas posteriores al 29 de noviembre, porque solo el lunes siguiente al Black Friday calcula que moverán 3,5 millones de paquetes. Eduard J. Álvarez Palau, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que el uso que se hace de los productos adquiridos durante estas fechas “no es lo suficientemente intensivo para compensar todo el coste ambiental”. Además, “el sistema de distribución de estos productos se ve muy presionado” lo que impide a las empresas de reparto agrupar los pedidos, entre otras razones porque se efectúan muchos pedidos pequeños. “El uso de gran cantidad de envases de cartón y plástico para enviar el pedido; la dificultad de poderlo entregar en un único viaje porque la persona no está siempre en casa para recogerlo, y el transporte internacional – cuando el producto viene de China, por ejemplo -, contrarrestan las ventaja que supone que el comprador no tenga que desplazarse”, señala Neus Soler Labajos, también profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

Para compensar un poco la balanza a favor del medioambiente, Álvarez Palau propone la ampliación de los plazos de entrega. Con un mayor margen, “el transportista podría organizarse mejor para hacer una entrega de productos más eficiente, llevando los vehículos más cargados” , afirma. Una iniciativa con un mayor recorrido y que pretende asentar una conciencia ecológica es el “Día sin compras”. Esta celebración surgió en 1992 como una llamada de atención sobre la rueda sin fin del consumismo. “Hay una economía que no podemos cambiar, la economía de la tierra”, advierte Charo Morán. La jornada sin consumo de este año versará sobre la emergencia climática. Entre las acciones alineadas con los objetivos de la Cumbre Climática, Ecologistas en Acción celebrará una mesa redonda junto con Economistas sin Fronteras para concienciar sobre el consumo responsable y recordar que siempre se puede recurrir a alternativas sostenibles.