Industria del automóvil
Sánchez y la UE gripan la industria del automóvil y a España le cuesta 21.000 millones
Medidas como la nueva normativa de medición de emisiones o la fiscalidad del diésel han frenado al sector. Un informe calcula que el parón le ha restado 1,76 puntos al PIB entre 2018 y el arranque de 2019
La industria automovilística española es uno de los motores de la economía nacional. A pesar de contar sólo con una marca propia, Seat –que, además, es propiedad del Grupo Volkswagen-, España es el noveno fabricante mundial de automóviles y el segundo de Europa, sólo por detrás de Alemania, según datos de la patronal de los fabricantes, Anfac. Pero a pesar de su importancia, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha esbozado una política que ha sembrado la confusión en el sector. A ella se han sumado las cada vez más restrictivas políticas para con los motores de combustión alentadas desde Bruselas. La combinación de ambos factores, junto con una adversa situación económica internacional por la incertidumbre del Brexit y la guerra comercial entre China y EE UU, ha tenido un efecto demoledor en el sector automovilístico español. Según el estudio “El impacto del sector del automóvil en la ralentización económica”, publicado en el blog “Nada es gratis”, la factura habría rondado los 21.000 millones de euros entre el año pasado y los primeros meses de 2019.
El pasado fue un ejercicio turbulento para el sector del automóvil. A finales del año, comenzaron a notarse ciertos síntomas de desaceleración económica. A ello se sumó el 1 de septiembre la entrada en vigor de la nueva normativa europea de emisiones WLTP, que se interpreta como la antesala de las muchas medidas restrictivas que sufrirán los motores de combustión de ahora en adelante. En España, además, el Gobierno y partidos de izquierda como Podemos lanzaron señales inequívocas de que el diésel está en su punto de mira. El Ejecutivo esbozó una primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética que pretendía prohibir la venta de vehículos de combustión a partir de 2040. Pero ha tenido que rectificar sus intenciones este mismo año ante las advertencias de la Comisión Europea de que no puede tomar tal medida sin permiso de la UE. Pero es el diésel, sin duda, el que más amenazado se encuentra. Sánchez tiene intención de equiparar su fiscalidad a la de la gasolina para desincentivar su uso. E iniciativas como la de Madrid Central reforzaron la sensación de que está en el punto de mira.
Retroceso de la riqueza
A pesar de la marcha atrás en cuestiones como la Ley de Cambio Climático o Madrid Central, el sector es presa de una creciente incertidumbre. Ni los compradores saben a ciencia cierta qué coche les conviene comprar, ni los fabricantes tienen clara la tecnología en la que invertir. Y esos recelos regulatorios están castigando al automóvil.
Según el estudio, elaborado por De Merino Antonio, Economista jefe y Director de la Dirección de Estudios de Repsol, y los economistas senior de la compañía Rebeca Albacete y Jesús Rubio, si las ventas de automóviles hubieran seguido la tendencia alcista del arranque de 2018, el PIB del pasado ejercicio podría haber sido del 2,56%, frente al 2,35% registrado. Es decir, que esa caída en las operaciones se habría traducido en una reducción de 0,21 puntos porcentuales del PIB. O, lo que es lo mismo, en 2.500 millones de euros. Esta dinámica negativa ha continuado durante 2019, de modo que la caída de ventas del sector del automóvil durante el primer trimestre del año redujo en 1,55 puntos porcentuales el crecimiento del PIB interanual en dicho periodo. Es decir, en otros 18.445 millones de euros. En total, entre el año pasado y el arranque de este, la incertidumbre regulatoria que se ha creado en torno al automóvil ha frenado al sector de tal manera que, dado su importante peso en el conjunto del PIB nacional, ha restado a la economía española 20.945 millones de euros.
El automóvil va a cerrar un año bastante negativo. Según las estimaciones de la patronal de los concesionarios, Faconauto, las ventas caerán entre un 4% y un 5%. Pero lo dramático para el sector es que las ventas a particulares se desplomarán enter un 12% y un 13%. Las previsiones para el próximo año no son mucho mejores. Faconauto prevé un retroceso total de ventas en el entorno del 3%, con otra caída entre los particulares del 7%.
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