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La industria del chocolate vive un momento «dulce»

El sector chocolatero español crece en producción, volumen de negocio, nivel de exportación, puestos de trabajo, así como en inversión en innovación

La facturación de la industria ha aumentado un 3,6%
La facturación de la industria ha aumentado un 3,6%larazon

La industria española del chocolate crece en producción, volumen de negocio, nivel de exportación, puestos de trabajo e inversión en innovación. El grano de cacao, en los mercados mundiales, tiene exceso de producción y estancamiento de precios y consumo. Además, el producto se ve afectado por el calentamiento global y el posible cierre de mercado de Ghana y Costa de Marfil, los dos principales productores mundiales. La facturación de la industria española de cacao y chocolate, en España, crece un 3,6% y alcanza los 1.492 millones de euros. Las exportaciones españolas de estos productos, que tienen como principales destinos, Francia, Portugal y Reino Unido, aumentan un 2,6%% y suman 353 millones de euros. La contratación indefinida en el sector, en nuestro país, crece por encima del 4%, superando los 6.400 trabajos. Estos son algunos de los datos recogidos en el «Barómetro del Cacao y del Chocolate en España». El estudio lo ha elaborado la Asociación Española del Dulce (Produlce) con motivo del Día Internacional del Chocolate, celebrado el pasado 13 de septiembre.

Exportamos snacks

Así es. Si nos referimos al consumidor español de productos chocolateros, hay que señalar que las tabletas siguen siendo su elección favorita, representando el 35% del total de ventas del sector en España. Después van los cacaos y preparados para desayunos (24%); bombones (17%); snacks (16%) y, en último lugar, cremas de untar (8%). Las previsiones para este, en cuanto a volumen y facturación, hablan de un mercado nacional muy estable, con un crecimiento en torno al 1% y 2%. Con respecto a los productos más vendidos, lejos de nuestras fronteras por la industria española de cacao y chocolate, los snacks representan el 72,3% de la facturación y el 76,8% de la producción (volumen). Les siguen las tabletas, a mucha distancia: 21,7% en valor y 16,9% en volumen. Esto quiere decir, y a la vista de los resultados globales del sector del dulce, que cacao y chocolates se consolidan como la segunda categoría con mayor proyección exterior, dentro del sector del dulce. Ambos productos, en sus distintas presentaciones y elaboraciones, son los responsables del 28% de las exportaciones de esta gama de productos (la primera, caramelos y chicles, aportan el 30%).

El barómetro de Produlce también señala el fuerte compromiso de los productores de elaborados de cacao y chocolate con la innovación. En palabras de Rubén Moreno, secretario general de la asociación, «este subsector transmite una imagen de modernidad, en sintonía con el valor añadido que ha estado imprimiendo a sus productos en los últimos ejercicios. Y sabe reinventarse, cada año, en busca de nuevas formas y momentos de consumo con los envases más innovadores. Además, partiendo de productos exitosos en el mercado, ofrece nuevas sensaciones al consumidor con el lanzamiento de nuevos sabores, rellenos y otras novedades». En porcentajes, un 46,2% de esas novedades corresponde al rediseño de empaquetados; un 38,7%, a ampliar la gama de productos; un 5,8% a innovación radical (incorporación al mercado de un producto o servicio que, en sí mismo, es capaz de generar una categoría que no se conocía antes y provocar cambios radicales); un 5,2% a extensión de marca y un 4% a reformulación.

La innovación, seña de indentidad

La innovación se ha convertido en seña de identidad del sector, cuyas nuevas propuestas responden prácticamente a todas las demandas del mercado: ausencia de alérgenos y aceite de palma, productos sin azúcar añadido, orgánicos, «premium», adaptados para el público infantil...

Ese desarrollo de categorías y líneas, contribuyó, en el periodo 2011/2017 y según un informe de la consultora Nielsen publicado ese último año, a un incremento del volumen de negocio del 17% «se da una relación positiva entre innovación y crecimiento del gasto en cada segmento. La innovación no sólo incrementa las ventas del producto innovador, sino que provoca también un efecto arrastre, al aumentar las ventas de los productos no innovadores dentro de la categoría», se apunta desde Promarca, la asociación que engloba a los fabricantes de productos de gran consumo líderes de alimentación, bebidas, droguería y perfumería de España.

En opinión del secretario general de Produlce, «el consumidor es cada vez más exigente, con los muchos productos que se ponen a su alcance. Esto hace que reclame otros que le sorprendan con valor añadido y que, además, se adapten a sus gustos, necesidades y hábitos de vida. Esta es la razón por la cual, y, por ejemplo, los productos «premium» tienen cada vez más aceptación». Es por esto por lo que, prosigue Rubén Romero, «el consumidor de productos ‘‘premium’’, es por lo general una persona curiosa, que le gusta probar nuevas texturas y sabores. Un ejemplo son los chocolates que incluyen, en su composición, ingredientes como cítricos, sal y guindilla. Por otro lado, la población adulta sigue siendo el grupo de consumidores con mayor potencial de crecimiento y, por ello, se mantendrá como el principal foco de atención de las compañías en los próximos años». Un caso claro de cómo las modas pueden disparar el consumo de un producto es lo que ha ocurrido con las ventas de chocolate negro. En este sentido, datos de Nielsen de 2018 reflejaban un aumento imparable de esta variedad, con una subida del 10%, tanto en ventas como en volumen. Estos datos doblaron a los correspondientes a los del chocolate con leche. También el año pasado, las ventas de chocolate sin azúcar se elevaron un 15% sobre los datos de 2017.

Según Efeagro «es interesante observar que hay una evolución del sector debido a que el público se hace adulto. Y este público apuesta por sabores intensos y menos dulces. Sin embargo, detrás de estos aumentos de ventas, tanto del chocolate negro (considerado más saludable por tener más cacao), como del sin azúcar hay una clara tendencia hacia el cuidado de la salud. Y lo mismo puede decirse de las etiquetas ‘‘bio’’ y “vegano”. Estas dos últimas variedades están dirigidas a un tipo de consumidor al que no le importa pagar algo más por un producto que cuente con este tipo de certificados».

Es verdad que la salud del sector del cacao y del chocolate es bueno en España. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de cómo le va fuera a la industria productora de grano de cacao: años de estancamiento en el consumo y precios hundidos por exceso de producción. Ante esta situación, Ghana y Costa de Marfil, los dos países donde se produce el 60% de todo el grano de cacao que se recolecta en el mundo, se han plantado. Los dos países del Golfo de Guinea exigen a las empresas del sector, que mueven en torno a los 91.000 millones de euros anuales, que aumenten el precio de la tonelada de cacao hasta un mínimo de 2.300 euros –un 10% sobre los precios actuales–.

Si la industria no accede a esta exigencia de los dos países productores, estos amenazan con paralizar sus exportaciones del producto para la campaña 2020-2021. Y eso que aún no hemos llegado al año 2050, cuando se espera que, por efecto del cambio climático, la temperatura media en estos dos países productores, se incremente en dos grados cemtígrados. Esto supondrá una reducción en las áreas de cosecha del producto… algo que, en realidad ya está ocurriendo, al estar siendo reemplazadas las cosechas de cacao, por otras más rentables, como el maíz y el caucho.

En palabras del responsable de Comercio Justo en Intermón Oxfam, «el aumento de precios puede significar, para muchas familias salir de la situación de pobreza en la que ahora mismo están. También ayudaría a eliminar la explotación infantil, puesto que los menores que trabajan en las plantaciones de cacao, como ayuda a la economía familiar, reciben muy bajos salarios por su trabajo». Lo dicho: el presente del chocolate es dulce y sólido; el del grano de cacao amargo e incierto.