Déficit del Estado
La UE exige ver las cuentas de Sánchez para hablar del déficit
Bruselas pide un ajuste estructural de 9.600 millones este año. Calviño prevé que la deuda caiga al 95% del PIB
Las pretensiones del Ejecutivo español de intentar renegociar la senda presupuestaria, acordada con el resto de los socios europeos, se enfrentan a su primer obstáculo en la capital comunitaria. Fuentes del Eurogrupo descartan que en la reunión de este próximo lunes en Bruselas pueda comenzar algún tipo de negociación, a pesar de que la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, tendrá la oportunidad de explicar su programa de gobierno al igual que sus homólogos de Austria y Finlandia, países que también han formado ejecutivo recientemente. De momento, las mismas fuentes señalan que el Gobierno debe, primero, presentar su nuevo anteproyecto de Presupuestos y, después, enfrentarse al veredicto de la Comisión Europea antes de plantear posibles cambios en los objetivos de reducción de déficit público. En el mes de octubre, el Ejecutivo comunitario envió una misiva a las autoridades españolas en la que les urgía a la presentación de un nuevo Presupuesto lo antes posible ante el «riesgo significativo de incumplimiento» de las metas de déficit público. Ante las sucesivas prorrogas presupuestarias, la Comisión Europea veía con preocupación el aumento del gasto público, debido a la revalorización de las pensiones y el alza del sueldo de los funcionarios, que no había podido ser contrarrestada con la puesta en marcha de los nuevos impuestos inicialmente prometidos como la «tasa Google» o el impuesto a las transacciones financieras. En sus últimos cálculos, Bruselas pide a España un ajuste estructural no sujeto a los vaivenes del ciclo económico del 0,8% del PIB, lo que supone tapar un agujero 9.600 millones de euros vía aumento de impuestos o reducción del gasto público. Bruselas también exige al Gobierno «medidas compensatorias» en el ámbito de las pensiones tras su indexación al IPC. En la clausura del «Spain Investors Day», Calviño quiso trasladar tranquilidad a los inversores internacionales presentes en el acto, aludiendo a la «disciplina fiscal» con la que pretende actuar su Gobierno. En concreto, se refirió a la reducción de la deuda, que prevé que se sitúe por debajo del 95% del PIB este año, y a la confianza de los inversores en la solvencia, que recibió el martes una demanda récord de 52.000 millones en bonos a 10 años, con el interés más bajo para este producto de la historia.
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