Construcción
Los sobrecostes no son sólo cosa de la obra pública española
Londres estudia una oferta china para construir su AVE, cuyo coste se ha disparado de 66.000 a 128.000 millones de euros. Grandes proyectos como el aeropuerto de Berlín o el Eurotúnel también han visto disparados sus presupuestos en los últimos años
Parafraseando a Franklin D. Roosevelt, todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y si adaptáramos la cita del que fuera presidente de EE UU al mundo de la construcción, se podría concluir que los hechos demuestran que toda gran obra conlleva un gran sobrecoste. Hace unos días, el “Financial Times” informaba de que la directiva de HS2, la gestora pública del AVE británico, está en conversaciones «preliminares» con la Corporación de Construcción de Ferrocarriles de China (CRCC, en inglés). Esta compañía semipública ha hecho a las autoridades británicas una oferta muy tentadora: concluir el proyecto a mediados de esta década -frente al año 2040 recogido en los planes iniciales- y a unos costes “significativamente más bajos” de los calculados hasta ahora, sin especificar cómo lograría los ahorros. Esos costes se le han ido de las manos a los británicos. Cuando se redactó el proyecto, iba a costar 66.000 millones de euros. Ahora, esa cantidad ha escalado a casi el doble, 128.000 millones, lo que ha llevado a muchos diputados a pedir su cancelación.
Londres no es el único que está teniendo o ha tenido problemas de sobrecostes en una gran obra civil. De hecho, otros grandes proyectos los sufrieron en el pasado. O los siguen sufriendo. Y no sólo en España, donde proyectos como el AVE se han disparado de precio...
Aeropuerto de Berlín: de 2.300 millones presupuestados en 1996 a 7.300 millones... y no está acabado
De Alemania acostumbra a emanar una imagen de seriedad y rigurosidad con los dineros en contraposición con la de sus manirrotos vecinos del sur. Pero la realidad es que proyectos como el nuevo aeropuerto de Berlín ponen más que en duda tal reputación. El aeropuerto Berlín-Brandeburgo Willy Brandt fue proyectado en 1996 para reemplazar a los dos aeródromos de la ciudad, Schönefeld y Tegel. En principio, se presupuestó en 2.300 millones. Una inversión, además, que iba a ser costeada con fondos privados. En 2006 se consiguió la autorización judicial para iniciar la obra, que estaba previsto fuera terminada cuatro años después. Para entonces, la ciudad ya se había comprometido a costear 2.000 de esos millones. Pero los retrasos se fueron acumulando y en 2013 se detectó que el aeropuerto tenía un grave problema estructural en su sistema antiincendios que obligaría a rehacer gran parte de lo ya hecho. Por entonces, su coste ya se había disparado hasta los 5.700 millones. Los retrasos se han seguido acumulando después y los sobrecostes, también. La última estimación asegura que ya se han desembolsado 7.300 millones, según figura en un plan de negocios de la empresa gestora del futuro aeropuerto berlinés. Si no surge ningún nuevo contratiempo, el plan de los gestores es inaugurarlo el 31 de octubre de este año.
Túnel de Cercanías de Munich: otro proyecto “made in Germany” que se ha disparado de 2.000 a 5.000 millones
Otro ejemplo de que el “Made in Germany” no siempre es sinónimo de calidad y eficiencia. Munich necesitaba descongestionar el cuello de botella que se formaba entre el centro de la ciudad y la estación de Ostbahnhof, y de paso, mejorar la conexión entre el centro urbano y el aeropuerto. Ese era el objetivo de esta obra, que tenía un presupuesto de 2.047 millones. En 2012, un documento interno advertía ya de que los gastos imprevistos se habían disparado hasta los 2.433 millones de euros. Según cálculos conservadores de los responsables del proyecto, su coste final se disparará por encima de los 5.000 millones.
El Canal de Panamá y su sobrecoste de 3.000 millones
La ampliación del Canal de Panamá iba a ser uno de los símbolos de la marca España, pero por poco no estuvo a punto de originar un conflicto diplomático entre los dos países. Diversos problemas de tipo geológico llevaron al consorcio Grupo Unidos por el Canal, capitaneado por Sacyr y la italiana Impregilo, a paralizar las obras y a elevar el coste del proyecto. Los roces llegaron a tal punto que el Gobierno español tuvo que intermediar para que los trabajos no se detuvieran. Ahora, con la obra ya terminada, Sacyr e Impregilo reclaman en diversos tribunales de arbitraje 3.000 millones de euros en concepto de sobrecostes.
El Eurotúnel, una maravilla de la ingeniería que duplicó su coste
Considerado uno de los grandes logros de la ingeniería civil, el Eurotúnel conecta Francia y Gran Bretaña a través del Canal de La Mancha. De sus 50 kilómetros, 34 discurren bajo el mar. Su excavación se inició en 1987 y desde el primer momento, todas sus partidas fueron sobrepasadas. Hasta el punto de que los algo más de 1.000 millones de libras que iba a costar se convirtieron en 2.000 millones, unos 2.400 millones de euros al cambio actual.
Opera House de Sidney, un icono que multiplicó por 14 su presupuesto
Si hay un lugar emblemático en Sidney es la Opera House diseñada por Jørn Utzon, ganador del prestigioso premio de arquitectura Pritzker en 2003. Su vanguardista diseño todavía deslumbra, como también lo hacen sus sobrecostes. El edificio, diseñado en 1957, se empezó a construir año después y fue inaugurado en 1973. Su coste final fue de 102 millones de dólares de la época, 14 veces más de lo presupuestado.
¿Por qué se acaban desviando el presupuesto estas grandes obras? El experto en políticas de infraestructuras y profesor de la Universidad de Oxford Bent Flyvbjerg estudió en 2009 el coste de las obras en 20 países de todo el mundo a lo largo de 70 años. Casi todas se desviaron de su presupuesto. Las causas: la subestimación de costes durante la planificación del proyecto y la “tergiversación estratégica” de los políticos cuando presentan los proyectos. Los ingenieros siempre dicen que se invierte poco en planificar los proyectos y que luego llegan los sobrecostes. Además, en el caso de España, la cultura del modificado de las constructoras está muy arraigada, que pujan por los contratos con grandes bajas y luego van subiendo los costes a medida que el proyecto avanza.
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