Se buscan trabajadores inmunes

«Necesitamos camareros/as con experiencia. Imprescindible test de anticuerpos Covid-19». «Se requieren internas para atender a personas mayores. Requisito indispensable: que hayan estado de baja por Covid y ya lo hayan superado en perfecto estado de salud». «Se busca auxiliar de enfermería que se recuperó del Covid-19 y tiene inmunidad». Estos son algunos de los anuncios de demanda de empleo que ya circulan por los principales buscadores de trabajo en España. De forma más o menos velada, en ocasiones con juegos de palabras y con dosis de doble sentido para evitar posibles demandas o censuras, quienes necesitan incorporar personal de cara al público o en el cuidado de mayores o niños comienzan a deslizar la inmunidad ante el Covid-19 como un requisito «indispensable» o «preferible» para acceder al puesto.

Los informes que apuntan a que quienes han pasado la enfermedad, incluso los casos más leves que solo han cursado ligeras pérdidas de olfato o dolor de garganta, generan anticuerpos durante un tiempo están favoreciendo cierta ventaja competitiva entre quienes ya han creado inmunidad al menos ante el primer brote del Covid-19. Aunque el estudio más reciente, el del Hospital Mount Sinai de Nueva York, asegura que estos anticuerpos permitirían hacer vida normal a las personas que han pasado la enfermedad sin miedo al contagio se desconoce aún durante cuánto tiempo y si estarán mejor preparados para resistir futuras oleadas o nuevas cepas del Covid-19.

En cualquier caso, esa «potencial» seroconversión es un factor que preocupa a los sindicatos, contrarios por ahora a que se establezca un pasaporte inmunológico que derive en la exigencia del mismo para acceder a un puesto de trabajo o que favorezca la promoción interna y el acceso a mejores puestos de trabajo, todo ello ilegal, mientras no exista cura ni vacuna. La exigencia de la inmunidad es discriminatoria y la solicitud obligatoria de una prueba por parte de un empleador es invasiva salvo en los casos donde sea estrictamente necesaria, como en el de los profesionales sanitarios.

Sin embargo, la mayoría de grandes empresas españolas, con miles de empleados cada una, están ya realizando pruebas «voluntarias» a sus trabajadores para establecer protocolos, corredores, reincorporaciones y turnos. Y ya existe incluso una aplicación, desarrollada por la tecnológica española Garaje de Ideas, para gestionar los datos de los trabajadores inmunes. «InmunoCard es un DNI digital que identifica a quienes han pasado el virus. Aunque nació como una herramienta diseñada para nuestra plantilla, la hemos puesto a disposición de nuestros clientes y de las empresas que quieran utilizarlo de forma libre y gratuita», explica a este diario Alberto Barrio, socio de Garaje de Ideas. La compañía de diseño tecnológico tuvo un mapa de seroprevalencia antes incluso que el Gobierno. De forma voluntaria, testó a 300 personas de su plantilla con unos resultados calcados a los que ha obtenido Sanidad: un 10% de su plantilla en Madrid es inmune (11,3%, según el estudio de Sanidad) y un 6,5% de la de Barcelona (7,1%).

La idea es ayudar a las empresas a volver a la actividad de forma escalonada y segura. «Con esta tarjeta de embarque de inmunidad las empresas pueden diseñar si reservan en teletrabajo a quienes han pasado ya el Covid o al contrario. Es una herramienta muy útil que se utiliza ya en muchos países. Disponer de este DNI inmunológico facilita que, si hay 2,3 millones de españoles inmunes, son 2,3 millones de personas que pueden viajar en avión, ir a hoteles, conciertos, bares o restaurantes. Eso dinamiza la economía», añade uno de los fundadores de Garaje de Ideas. «La seguridad es máxima y los datos son confidenciales. La idea es que las instituciones públicas avalen y utilicen la aplicación», ofrece Barrio.

Ventajas y riesgos del pasaporte inmunitario

La posibilidad de nuevos rebrotes que obliguen a otro confinamiento no está descartada. Ante esa eventualidad sería muy útil, más aún si hay otra hibernación económica, disponer de esos 2,3 millones de trabajadores, identificado mediante este pasaporte inmunitario. El riesgo de este DNI es crear una elite de inmunes con mejores perspectivas profesionales solo por disponer de anticuerpos y acceso libre a cuanto está privado o restringido al resto de la sociedad.