Finanzas
Wizink cambiará de negocio y despedirá al 10% de su plantilla por la sentencia de las ‘revolving’
Apostará por especializarse en crédito al consumo y en ahorro digital. Presenta unas pérdidas de 288 millones en 2019 por los ajustes contables y las provisiones
La sucesivas sentencias en contra de los desorbitados intereses cobrados por las entidades financieras en las denominadas tarjetas ‘revolving’ están provocando un significativo cambio en este producto, que está obligando a los bancos a rectificar algunos de sus proyectos y objetivos. Este es el caso de WiZink, que ha decidido cambiar de estrategia comercial y comenzar la transformación de su negocio principal, el de las tarjetas de pago aplazado o ‘revolving’, para convertirse en un banco especializado en crédito al consumo y en ahorro digital. Para ello, su primer paso ha sido comunicar la intención de acometer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para el 9,47% de la plantilla, simplificando así su estructura con “el objetivo de optimizar el negocio”. En un comunicado, la entidad reconoce que “el actual contexto de mercado” ha acelerado esta decisión, que afectará a 144 empleados de los 1.520 que trabajan en España.
WiZink ha decidido dar este giro a su negocio tras la sentencia del Tribunal Supremo en la que determinó que existen situaciones de usura en los contratos de tarjetas ‘revolving’ con intereses superiores al 20%, tras desestimar el pasado 4 de marzo la apelación sobre una tarjeta comercializada por WiZink con una TAE inicial del 26,82% y que llegó desde la Audiencia Provincial de Santander. El Alto Tribunal sentó jurisprudencia y abrió la puerta a que todos los consumidores con tarjetas que tengan un interés superior al 20% TAE reclamen a la banca la nulidad del contrato.
Esta sentencia y la crisis del coronavirus han llevado a WiZink a revisar sus cuentas presentadas al Banco de España, en las que ha decidido provisionar 142 millones de euros desde el pasado ejercicio para hacer frente a las reclamaciones por las ‘revolving’. También prescindirá de algunos de sus activos, por un importe de 227 millones después de impuestos. Estos ajustes han llevado al banco a registrar unas pérdidas de 288 millones de euros en 2019, frente a las provisionales ganancias de 49 millones de euros que presentó en la Asociación Española de Banca (AEB). Todos estos cambios han sido imputados directamente en las cuentas de 2019, al aprovechar que el Banco de España otorgó más tiempo a las sociedades para remitir la documentación sobre las cuentas de pérdidas y ganancias por el estado de alarma.
Con estas nuevas perspectivas, el banco, propiedad del fondo Värde Partners, pretende dejar de lado su actual estrategia comercial de puntos de venta en centros comerciales y gasolineras para avanzar en la digitalización y diversificación de su negocio, aunque sin dejar de lado el crédito y ofreciendo “nuevos productos en un entorno más digital a sus clientes”.
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