Finanzas
Los empresarios independentistas, contra la fusión por ser un ataque “para españolizar CaixaBank”
El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, lanza una campaña política para evitar la operación. Reclama junto al Govern que la sede esté en Barcelona
Se veía venir y hoy mismo se ha materializado: el independentismo «jugará» en contra de la fusión de Caixabank y Bankia. La razón aducida: que el Estado quiere «españolizar» la entidad bancaria de origen catalán y «hay que evitarlo». De esta manera, el secesionismo dio hoy de forma sutil luz verde a una campaña que durante las próximas semanas tiene como objetivo trasladar a la opinión pública la idea de que esta operación bancaria se ha orquestado para atacar a las instituciones catalanas.
El primero en lanzar la primera piedra, aunque fuera sin ganas de hacer daño, fue el el vicepresidente del Govern catalán y conseller de Economía y Hacienda, Pere Aragonés, que se apresuró el viernes a manifestar que su departamento seguirá «con atención» la negociación, y que «bueno» y «conveniente» que la sede de la futura entidad retornara a Cataluña. «En cualquier fusión en la que esté involucrada una entidad catalana, evidentemente, lo mejor sería que la sede estuviera en Barcelona, en Cataluña».
El segundo capítulo lo protagonizó ayer el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, que preside el independentista Joan Canadell. A través de las redes sociales mostró su oposición a la operación y anunció que pedirá «formalmente» a las instituciones catalanas» que «no apoyen la fusión para que no se pueda llevar a cabo». Se ampara el empresario independentista en que a pesar de que la Fundación Bancaria La Caixa será el máximo accionista del nuevo banco, y el FROB el segundo, «el Estado tiene herramientas múltiples para conseguir lo que le convenga. Es cuestión de tiempo que La Caixa sea plenamente españolizada para siempre y pierda sus orígenes».
Recurriendo los habituales conceptos utilizados por el independentismo, Canadell insistió en que, «si se confirma la fusión, será un paso más para concentrar el poder en Madrid y alejar a CaixaBank de los orígenes catalanes para siempre. Una lástima y una consecuencia más de no tener un Estado a favor». También acusó al Estado de ser el responsable de «cargarse en pocos años el sistema de cajas», como el objetivo de restar poder en las comunidades.
En principio, la capacidad de bloqueo que pueda ejercer Canadell, o en su defecto la Cámara de Comercio de Barcelona son nulas. Ésta tiene presencia en el patronato de la Fundación Bancaria La Caixa como fundadora de la histórica Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona, y aunque ha anunciado que reclamará «formalmente que no se lleve a cabo», sabe de antemano que no dispone de ninguna capacidad de veto en la entidad.
La Cámara tiene una presencia simbólica –que preside Isidro Fainé, unos de los artífices e impulsores de esta macrofusión bancaria– y está representada en el patronato –que controla el 40% de CaixaBank a través de Criteria– por Antoni Fitó. Sin embargo, son los consejos de administración de ambas entidades los que pueden negociar las condiciones de la fusión. Fuentes bancarias barajan ya mediados de septiembre como una posible fecha para el primer encuentro oficial para cerrar el acuerdo.
El independentismo va a plantear un segundo caballo de batalla: la ubicacion final de la sede del banco resultante. Según las mismas fuentes, Valencia –actual ubicación de las oficinas centrales de Caixabank– seguirá siendo la ciudad de referencia. Por ello, primero Aragonés y ayer canadell se ha apresurado a reclamar Barcelona como única opción. «La sede debe volver a Barcelona, de donde nunca tenía que haberse marchado», defendió Canadell. A su juicio, los órganos de decisión «se deberían mantener lo más cerca del origen de la entidad y la fusión debería servir para reforzar el arraigo de CaixaBank en Cataluña, así como para acercarse más a la sociedad catalana». Se olvida el presidente de la Cámara que CaixaBank siempre ha defendido la españolidad de su entidad, con presencia en prácticamente todo el territorio nacional, y siempre ha evitado inmiscuirse en cuitas políticas. Además, Caixabank ha declarado en varias ocasiones que no retornaría a la capital catalana su sede central, ya que Valencia «es y será nuestra sede definitiva». Ninguno de los dos bancos tiene la intención de politizar la decisión, ya que el grueso de Bankia procede de la antigua Cajamadrid y de varias cajas repartidas por toda la geografía nacional, que no se sentirían a gusto con la decisión de que Barcelona fuera su sede central por culpa del secesionismo.
Con los argumentos desplegados por Canadell se atrevió a lanazar el guante opositor al resto de entidades fundadoras de la histórica Caixa d’Estalvis i Pensions de Barcelona, como la asociación empresarial Fomento del Trabajo, el Ateneo Barcelonés, el Instituto Agrícola Catalán de Sant Isidre y la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País. Ninguna de ellas ha apoyado de momento la propuesta. El presidente de Fomento del Trabajo, Josep Sánchez Llibre, quiso dejar claro a través de LA RAZÓN su apoyo a la fusión. «Es un orgullo y una satisfacción que una corporación financiera como CaixaBank, a través de esta operación avalada por instituciones como el BCE y el Banco de España, consiga ser la primera corporación financiera española». Asimismo defendió que esta fusión «refuerza la solvencia del sistema financiero y sirve para mejorar la financiación de los ciudadanos, de las familias y de las empresas y para la seguridad de sus ahorros».
CaixaBank, heredera de La Caixa, será el primer accionista, y el Estado será el segundo, al controlar casi un 62% del capital de Bankia, heredera a su vez de Caja Madrid, que quedaría en un 14%. El nuevo gigante bancario manejaría unos activos totales que sumarían 664.027 millones de euros, (445.572 millones del banco catalán y 218.455 millones de Bankia), hasta los más de 51.000 empleados y las 6.700 oficinas.
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