Economía

11Onze, el banco «indepe» para eludir el control de España

La organización «Unidad por la Independencia» quiere dotar al secesionismo catalán de una entidad financiera online que escape al control de Madrid

El soberanismo conmemora la jornada del 1-O en 2018 con diversas movilizaciones reivindicativas en Barcelona y otros puntos de Cataluña
El soberanismo conmemora la jornada del 1-O en 2018 con diversas movilizaciones reivindicativas en Barcelona y otros puntos de CataluñaToni AlbirAgencia EFE

El independentismo catalán prepara los cimientos económicos y financieros que sirvan a un hipotético Estado catalán con la salida al mercado de 11Onze, un banco digital con ficha bancaria radicada fuera de las fronteras españolas. Esta operación nace del convencimiento de que una mano negra, mecida por el Estado español, se dedica a «estrangular la más mínima salida digna» para su causa. En su opinión, el Estado español ha ido tejiendo, con el paso del tiempo, una estrategia de acoso y derribo contra el independentismo, consistente en fortalecer a Madrid y convertirla en única plaza financiera del país. Por eso, desde «el frustrado» referéndum ilegal del 1-O de 2017, entre las filas independentistas ha ido tomando cuerpo la idea de que para alcanzar la gloria, leáse la independencia, Cataluña tiene que dejar de rendir cuentas financieramente a España.

Para que no haya margen a la duda, fuentes independentistas advierten de que «el Estado español ha usado siempre toda su maquinaria para cercenar la posibilidad de que Cataluña ganara peso económico». Como botón de muestra de lo dicho, recuerdan el polémico traslado a Barcelona de la extinta Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, anulado por el Supremo en 2006. En este contexto, también inscriben la marcha de las sedes sociales de CaixaBank y de Sabadell a Valencia y a Alicante, respectivamente, tras la consulta ilegal del 1-O.

De ahí, de ese caldo de cultivo, nace ahora 11Onze. Esta entidad, auspiciada por «Unidad por la Independencia», es fruto de la iniciativa privada, después de sopesar y llegar a la conclusión de que no es viable una entidad financiera impulsada por la Generalitat de Cataluña, porque seguiría estando a merced del Estado español. Así se ha gestado el primer banco catalán, que dispondrá de ficha bancaria en otro Estado miembro de la UE y, por tanto, escapará a la supervisión del Banco de España. El avance tecnológico ha permitido convertir este sueño independentista en realidad, al posibilitar que nazca 11Onze, un banco solo digital.

Antes de comenzar a operar necesita dar «un último paso hacia su capitalización para lograr la adjudicación de la lincencia bancaria reconocida por el Banco Central Europeo (BCE)», tal y como consta en su página web. Esta operación se realiza al amparo de la actual regulación europea de pago PS2, que permite operar en cualquier Estado miembro con plataformas bancarias digitales con licencias en algún país de la UE o con liciencias del organismo regulador del sector bancario europeo EBA. Holanda, junto con Luxemburgo, es uno de los países que 11Onze baraja como más firme candidato para conseguir su ficha bancaria, según confirman a LA RAZÓN fuentes cercanas a la operación.

Ahora se encuentra a la espera de la llegada de capital del tejido empresarial catalán, especialmente independentista, del que prevé conseguir unos 15 millones de euros, cuantía que le permitirá lograr la ficha bancaria y comenzar a operar. Más tarde, se lanzará a la búsqueda del inversor de fuera de Cataluña. El banco espera captar 3,4 millones de clientes particulares, más de 450.000 autónomos y 382.000 pymes.

¿Quién está detrás?

En su página web asegura que su actividad se centrará en siete áreas: préstamos, depósitos, pagos, marketplace de bienes y servicios «made in Catalonia», suministro de soluciones de gestión de tesorería y contabilidad a medida para pymes y hogares y banca comunitaria a través de una plataforma propia P2P como alternativa de financiación para sus clientes. Aunque no rece en su web como actividad principal, el tráfico de criptomonedas constituye el área de negocio prioritaria de cualquier fintech que se precie. Este mercado escapa al control de las autoridades y suele ser usado para el blanqueo de capitales.

Al tratarse de una entidad exclusivamente digital será una experta en startups, sociedades tecnológicas, la elegida para llevar sus riendas, como directora general. Se trata de Natalia Cugueró, de 47 años de edad y nacida en Tarrasa, doctora en Management por el IESE e ingeniera industrial. Pero ¿quién está realmente detrás de esta operación?

En su propia web figura como propietaria La Fed Management Ltd., con domicilio en el 71 de Queen Victoria Street de Londres, empresa constituida el 23 de junio pasado por el asesor financiero británico Farhaan Mir, director y único accionista de la misma. Por tanto, Mir ha sido quien ha registrado esta firma que da paraguas a 11Onze en nombre del independentismo. Experto en patrimonios familiares, ha sido socio del empresario catalán Victor Prat-Heimerl, junto a Santiago del Solar y Joan Resta en Meriden Capital.

Baraja tener ficha bancaria en Holanda

El banco digital 11Onze se encuentra a la espera, en estos momentos, de conseguir la ficha bancaria en un país de la Unión Europea para comenzar a operar al margen del Banco de España y directamente bajo las directrices del Banco Central Europeo (BCE). Esa es la gran incógnita a despejar aún en esta operación financiera. De momento, la sede de la entidad está ubicada en Londres. Los independentistas no han decidido el Estado al que llamar en busca de esa ficha bancaria.
No obstante, Holanda y Luxemburgo constituyen los dos Estados candidatos más firme, especialmente el primero, según confirman a La Razón fuentes nacionalistas. Los independentista siempre han comparado a Cataluña con Luxemburgo. Siempre han deseado convertirse en un Estado a imagen y semejanza del de Luxemburgo, un pequeño país en territorio y en población Sin embargo, inclinan el fiel de la balanza por Holanda. Lo que parece claro es que Londres no será la sede definitiva, sino una de paso.