Economía

Boicot de última hora de Iglesias a los Presupuestos

Sánchez anunció por la mañana un acuerdo que Podemos desmintió horas más tarde

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá (d), ofrece una rueda de prensa junto a la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero (c), y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (i) tras la reunión del Consejo de Ministros
El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá (d), ofrece una rueda de prensa junto a la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero (c), y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (i) tras la reunión del Consejo de MinistrosPoolPool

Los Presupuestos Generales del Estado de 2021 está a punto de convertirse en el guión perfecto de un auténtico culebrón venezolano, salpimentado con todos sus ingredientes. No falta ni uno. Celos, intrigas, traiciones, ambiciones desmedidas, afán de protagonismo y unos egos de sus protagonistas que no caben todos juntos en la misma pantalla de cualquier filmoteca. Al menos eso es lo que piensan algunos miembros del Gobierno consultados por LA RAZÓN, que este lunes no podían por menos que expresar su perplejidad al ver cómo los de Pablo Iglesias advertían por la tarde de la ausencia de acuerdo en torno a los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Esta confirmación de inexistencia de consenso se producía horas después de que el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara en la Conferencia de Presidentes, reunida en el Senado, a bombo y platillo que había fumata blanca en el Consejo de Ministros de este martes para las cuentas públicas de 2021, las primeras de su Gabinete que, en principio, parecía podían ver la luz en el Congreso de los Diputados a finales de diciembre o a principios de enero.

Fuentes gubernamentales no ocultaron a este periódico su asombro ante la situación de incertidumbre generada por la postura adoptada a última hora por Unidas Podemos, al tiempo que achacaron su reacción desmedida al anuncio realizado por el presidente en la Cumbre de líderes autonómicos, «un auténtico ataque de cuernos».

En principio, PSOE y Podemos habían pactado la comparecencia de sus máximos responsables de filas en una breve declaración institucional a primera hora de la mañana del martes para anunciar el visto bueno del Consejo de Ministros a los Presupuestos Generales del Estado de 2021, cruciales para que España remonte la recesión económica en la que está inmersa por la pandemia del coronavirus y cruciales igualmente para la supervivencia inmediata del propio Ejecutivo de coalición de Sánchez e Iglesias. Sin embargo, los asesores del jefe del Gobierno perfilaron su agenda pública del lunes y los mensajes a divulgar para que el dirigente socialista brillara en solitario y, por tanto, con luz propia en un anuncio tan trascendental, sin medir convenientemente las consecuencias que semejante gesto podía tener, como así fue. Según Sánchez lanzó las campanas al vuelo sobre la nueva buena de las cuentas públicas, Iglesias se empleó a fondo para que cesaran en su repicar.

La agenda del presidente seguía en blanco anoche ante la incredulidad de no saber si se aprueban hoy o no los Presupuestos

En estos últimos meses, Iglesias ha ido imponiendo todas y cada una de sus condiciones al equipo económico de Sánchez a cambio de su imprescindible apoyo a los Presupuestos, como socio que es de Moncloa. Ha sabido vender caro su voto. Así, el vicepresidente segundo del Gobierno ha colado su reforma fiscal, que supone un alza generalizada de los impuestos a todos los contribuyentes, la subida de las nóminas de los pensionistas y de los funcionarios el 0,9%, cuando los salarios de los trabajadores de la empresa privada han bajado una media de un 15%... Los socialistas han ido asumiendo como propios todos los puntos puestos encima de la mesa por los de Podemos.

Sin embargo, los de la formación morada rompieron este lunes el consenso con sus socios de coalición gubernamental con la excusa de la falta de mejoría del IMV (Ingreso Mínimo Vital), que el Ejecutivo negocia desde hace semanas con todos los grupos parlamentarios, incluido Podemos, y de la ausencia de la inclusión en los Presupuestos de la regulación del precio del alquiler de las viviendas, algo que el martes pasado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró que tendría su fiel reflejo en las cuentas públicas de 2021.

Sánchez ha dado su plácet a Podemos para el alza de nóminas de pensionistas y funcionarios, así como a la subida de impuestos

Estas desavenencias provocaron que este lunes la agenda pública de la semana del presidente permaneciera en blanco al albur de los vaivenes de otros. Visto lo visto, «la aprobación este martes de los Presupuestos dependerá de la generosidad del contrario», aseguran fuentes gubernamentales. Si no la hay, se acudirá a un Consejo de Ministros extraordinario convocado esta o la próxima semana, con el fin de que el Gobierno dé su visto bueno a las vitales cuentas de 2021 para que puedan comenzar su tramitación parlamentaria y entren en vigor a principios de enero. Este calendario, como no podía ser de otra manera, conllevara implícita una prórroga automática por cuarta vez consecutiva de los Presupuestos Generales del 2018, los últimos elaborados por el Gobierno del Partido Popular y que se convertirán en los más longevos de la democracia.

No obstante, pese a «los encontronazos» de última hora de los dirigentes de Podemos y del PSOE, en el seno del Gobierno se confía en que al final «impere la sensatez» y estas cuentas públicas comiencen su andadura en enero próximo. De su aprobación dependerá que Bruselas conceda a España 70.000 millones de euros de ayudas a fondo perdido para la recuperación de nuestra economía postcovid-19

De momento, se mantiene el suspense sobre si se aprobarán o no los Presupuestos del próximo año este martes en la reunión ordinaria del Consejo de Ministros. Todo dependerá de la sintonía o de la ausencia de empatía que mantengan socialistas y podemitas. Lo único cierto es que estos Presupuestos son clave para la economía española, azotada por un tasa de paro que amenaza con situarse en el 20%, y atenazada por un déficit público que superará este año el 11% del PIB y el próximo ejercicio el 7,7%, así como por una deuda pública que superará el 120% del PIB.