Banca
El año que acabamos de dejar atrás ha sido un punto de inflexión para muchas industrias, entre ellas la de los servicios financieros. Los bancos se han encontrado con la imperiosa necesidad de acelerar su transformación digital, ofrecer un servicio regulado a las circunstancias, no perder clientes debido a la experiencia de usuario y reconocer la entrada de nuevos y poderosos actores dentro de este ecosistema financiero.
La banca tradicional ha ido perdiendo peso en el ecosistema de servicios financieros, algo que, según los expertos, se acentuará en este 2021. Muchos de los productos tradicionales ya no tienen la misma relevancia, y los clientes cada vez son más exigentes en cuanto a experiencia de usuario, digitalización y personalización. Julián Díaz-Santos, CEO de Unnax, considera que precisamente uno de sus desafíos más relevante es tener que hacer frente a sus nuevos competidores, que son tanto las fintech como las Big Tech. «La tecnología y los cambios regulatorios están entrando en el sector con cada vez más fuerza y ofreciendo propuestas sustitutivas de los servicios de los bancos», asegura. Y es que, a su juicio, en un contexto de bajos tipos de interés, las entidades financieras se verán obligadas a buscar nuevas vías de ingresos porque la rentabilidad de sus canales tradicionales está cayendo. «Para esto, necesitarán hacer un uso inteligente de la tecnología y la innovación, algo para lo cual no siempre están capacitadas».
PSD2
Hasta hace muy poco tiempo, las entidades tradicionales eran las únicas «dueñas» de los datos financieros de sus clientes, haciéndolos inaccesibles para cualquier entidad externa. En este marco, nace PSD2 (Segunda directiva de servicios de pago de la UE), la cual cambia la propiedad de esos datos y la devuelve a los clientes. Ahora, cada usuario podrá ceder, con autorización expresa, el uso de sus datos a terceros y, de esta forma, acceder a un amplio abanico de servicios creados y facilitados por empresas de base no financiera.
PSD2, además, ha incentivado el concepto de Open Banking o datos abiertos. Este nuevo paradigma financiero ha impulsado que cualquier entidad (y ya no exclusivamente bancos) pueda acceder a la información de cuentas, iniciar pagos y autenticar usuarios con seguridad. Aunque solo tenga un año de vigencia, no cabe duda de que PSD2 está cambiando el panorama bancario de Europa y lo seguirá haciendo en las próximas décadas.
La directiva es considerada por muchos como la regulación de mayor trascendencia que ha afectado al sector bancario en los últimos tiempos. Un estudio de Allied Market Research calcula que el mercado global de Open Banking alcanzará los 43.152 millones de dólares en 2026.
El factor principal que contribuye al crecimiento del mercado Open Banking global incluye el aumento en el número de personas que utilizan aplicaciones y servicios financieros digitales, incluyendo plataformas online de pagos. Por otro lado, el avance de la tecnología ha permitido que un importante número de empresas tecnológicas desarrolle productos financieros con mucha mayor rapidez y facilidad.
Las empresas fintech (financial technology por sus siglas en inglés) han marcado un giro en el sector financiero en España. Actualmente, existen más de 400 operando en territorio español, las cuales emplean a más de 3.500 trabajadores, y cuya facturación asciende a más de 100 millones.
Más ágiles
«Las fintech aportan sobre todo dinamismo y capacidad para innovar a un sector que está a caballo entre la modernidad y lo tradicional. Los grandes ’'players’' ya han tomado consciencia de que lo digital se va a imponer sí o sí, pero a nivel organizacional no cuentan con la capacidad para generar y validar nuevas propuestas de valor de forma ágil. Las fintech están especializadas en hacer precisamente esto, por lo que actúan como una especie de vanguardia, generando innovación y destapando nuevas necesidades del mercado», añade Díaz- Santos.
En este sentido, la colaboración entre banca y fintech, que ya es relevante, no va a hacer otra cosa que crecer a medida que avance el despliegue de PSD2 y los servicios bancarios y financieros continúen el proceso de desagregación que estamos viviendo a lo largo de la última década. El pronóstico es que, en última instancia, la propia banca se convierta en fintech, en empresas tecnológicas que ofrecen servicios bancarios y financieros.