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Las bolsas, en manos de las vacunas, la ayuda de la UE y los bancos centrales

Los estímulos fiscales y monetarios deben mantenerse para recuperar la inversión y para que las empresas recobren el valor bursátil perdido durante 2020

La bolsas han iniciado bien el año
La bolsas han iniciado bien el añoAltea TejidoEFE

La pandemia ha marcado toda actividad social, económica y bursátil durante 2020 y lo seguirá haciendo en el recién estrenado 2021, pese a que las campañas de vacunación han encendido una luz en el túnel. Pero esta luz se mantendrá muy tenue hasta que la inmunización sea generalizada, y ésta no llegará en el presente año, según confirman los expertos sanitarios y la OMS. Además, los rebrotes, las nuevas cepas y la prolongación de restricciones y confinamientos provocarán nuevos parones económicos –de hecho ya se están produciendo–, que incidirán directamente en la inversión bursátil. Ésta seguirá buscando valores seguros lejos de alegrías aventureras. A esto hay que sumar la alta volatilidad económica en torno a la implementación de los fondos de recuperación tanto en Europa como en Estados Unidos. Las tensiones y discrepancias en el reparto de ayudas en territorio europeo y la complicada situación política estadounidense pueden retrasar el empujón económico.

Según augura Natalia Aguirre Vergara, directora de Análisis y Estrategia de Renta 4, «el túnel será largo y sinuoso, con una desaceleración a corto plazo por las restricciones hasta consolidar la efectividad de las vacunas, para las que persisten muchos retos, como su capacidad de distribución, la disposición a vacunarse o la efectividad». También cree que serán necesarios «estímulos monetarios y fiscales para apoyar la recuperación, que será heterogénea por países y sectores, y ver lo que ocurre con los fondos europeos». A esto habrá que sumarle «el apoyo de los bancos centrales, que deben suministrar liquidez, algo muy positivo para la renta variable, lo cual no quita que podamos ver determinados momentos de volatilidad, en forma de diente de sierra a lo largo del año».

En el mismo sentido se manifiesta Miguel Momobela, analista de XTB, que estima que, además de los fondos de recuperación, habrá que conocer cuáles serán las decisiones que tomen los bancos centrales. «Los buenos resultados dependerán en buena parte de sus estímulos económicos, que serán fundamentales en el proceso de recuperación de los principales factores macroeconómicos (PIB, empleo, IPC o vivienda). Adicionalmente, los sectores con sesgo defensivo –los menos ligados al ciclo económico–son los más atractivos para invertir en periodos de contracción económica como el actual».

Pero Natalia Aguirre apunta que hay que mantener una cierta cautela en un escenario de «represión financiera» como el actual provocado por «la masiva inyección de liquidez de los bancos centrales», por lo que su recomendación para una posible inversión este año sería la de «sobreponderar la renta variable versus renta fija».

Para la mayoría de empresas, cotizadas o no, la pandemia ha sido un factor determinante en el deterioro de sus cotizaciones y calcular el valor recuperable durante 2021 se ha vuelto más complicado dada la incertidumbre del horizonte macroeconómico y la evolución de la crisis sanitaria. Esto puede afectar a las decisiones de los inversores, que deben analizar cómo van a afectar los riesgos y la incertidumbre provocados por el coronavirus en la contabilidad empresarial. «El problema número uno para la mayoría de los inversores va a consistir en evaluar si la empresa va a sobrevivir a la pandemia y cómo. Para ello es crucial valorar el riesgo de liquidez, pero también se deberá reflexionar sobre el riesgo de crédito y el riesgo del mercado», apunta Marisa Pérez, analista de KPMG.

Para Jorge Colvin, profesor del EAE Business School, también influirán decisivamente otras cuestiones que tienen más que ver con las propias decisiones y medidas a tomar por el Gobierno, como las limitaciones medioambientales o la subida fiscal o del salario mínimo. «Puede ser muy negativo para sectores muy intensivos en mano de obra poco cualificada, como el sector de la hostelería y los retailers, y puede ahuyentar a la inversión».

Los brotes verdes parece que empiezan a salir. 2021 ha comenzado con buen pie en todas las plazas mundiales. Los inversores han comenzado a recomponer sus carteras para «buscar, más que nada, una normalidad que sirva para asentar los mercados y empezar a crecer», puntualiza Pérez. Aunque las sombras de un nuevo retroceso económico persisten, durante las primeras seis semanas del año los inversores han protagonizado un cambio en sus posiciones, desde los valores más defensivos a los de perfil más cíclico. Para Borja Ribera, profesor de Bolsa del EAE Business School, después de un año en el que la mayoría de empresas han perdido buena parte de su valor, «este puede ser el año de la value», las empresas que cotizan por debajo de sus posibilidades, algo que pasa con cierta frecuencia en las compañías del mercado de renta variable español. «Los sectores más atractivos son los que más han caído. Es el caso de bancos, turismo o aerolíneas, que tienen un valor muy por debajo del mercado y podrían resultar una oportunidad a largo plazo». Ribera también apuesta por valores seguros en España. «Farmaceúticas, Telefónica, eléctricas y renovables serán una buena oportunidad. También empresas relacionadas con el tratamiento de aguas, que van a despegar como un valor de futuro, como FCC», añade.

Por su parte, Momobela apuesta porque los inversores «buscarán nuevas alternativas a los activos que tradicionalmente se han catalogado como ‘safe heaven’’ o valores refugio, que tanto han sido utilizados en 2020», como los metales preciosos o el bitcoin, ambos en máximos.

La peor bolsa del mundo

La crisis del coronavirus ha convertido 2020 en una catástrofe económica y un hoyo financiero, en el que la mayoría de bolsas lograron recuperar el camino desandado durante el Gran Confinamiento, mientras que el Ibex 35 español se movió en cifras negativas. El principal selectivo de la bolsa española inició el año 2020 en los 8.737 puntos, pero en apenas mes y medio despegó hasta situarse en la cota máxima anual de los 10.083 puntos. Todo apuntaba a un gran ejercicio, pero el primer impacto de la pandemia desplomó las cotizaciones, que llegaron a rondar los 6.100 puntos en plena hibernación económica. El estirón de final de año salvó los muebles, pero se perdieron casi 700 puntos tras cerrar el índice anual en los 8.073, el peor de todos los países desarrollados. Al cierre del viernes, el selectivo español ya estaba situado en los 8.407 puntos, una gran noticia, impulsada por el buen comportamiento de la banca. Pero la llegada de la tercera ola del coronavirus puede forzar un nuevo parón. Para Natalia Aguirre, analista de Renta 4, el objetivo anual debería estar entorno a 9.100 puntos, «porque debería beneficiarse del progresivo fin de las restricciones y de una Latinoamérica apoyada por la recuperación del ciclo y la depreciación del dólar». Pero todo lo marcará la pandemia. Miguel Momobela, de XTB, cree que bancos serán el gran motor de las subidas, pero también «sectores defensivos como farmacéuticas, biotech, renovables, tecnología o telecos, cruciales para mantener el optimismo inversor en la renta variable».