«La pandemia es la gran excusa del Estado para apropiarse de todo».

Sánchez e Iglesias son enemigos de la libertad y nos harán pagar la cuenta

«La pandemia es la gran excusa del Estado para apropiarse de todo»

El autor de la más célebre coletilla liberal contemporánea, con aquel inolvidable «a pesar del Gobierno», su irónica respuesta al «Buenos días» con el que durante años le recibía Iñaki Gabilondo en las mañanas de la SER, y columnista de LA RAZÓN, publica nuevo libro. «Hacienda somos todos, cariño» (Deusto) es un alegato contra la voracidad impositiva del Estado.

–¿Desde cuándo el sheriff de Nottingham es el bueno?

– (Ríe). Desde que Robin Hood se hace popular, el Estado intenta apropiarse de esa imagen para que nos creamos que el sheriff o el poderoso es el bueno porque va a redistribuir con justicia lo que recaude. Esa es la gran trampa de nuestro tiempo, porque cuando los estados eran pequeños se financiaban quitándoles los ingresos solo a los ricos, pero hoy son más grandes que nunca y necesitan exprimir a la masa. Por eso, para legitimarse, se hacen pasar por Robin Hood y lanzan campañas contra las grandes fortunas, los futbolistas o cantantes.

–¿Se ha convertido el Estado en un rey Sol absolutista al que dejamos hacer porque, supuestamente, nos protege?

–Es lícito buscar protección, pero el tamaño del Estado es inédito. Hace un siglo, el gasto público suponía el 10% del PIB y ahora esta en el 40%.

–¿Podemos rebelarnos contra la redistribución de rentas?

–La cuestión no es en sí misma la redistribución, sino quién lo hace y cómo. Y, sobre todo, la obligatoriedad de hacerlo. No debemos confundir a la Madre Teresa de Calcuta con la Agencia Tributaria. Ella pedía ayuda para atender a los más pobres, mientras la Agencia Tributaria te quita el dinero sin preguntar y si no se te lo das, vas preso. No hay virtud con coacción...

–Denuncia que se ha pervertido la democracia. Cuando murió Franco, la presión fiscal era del 25% y hoy ronda el 40%. ¿La libertad era esto?

–Democracia significa que el pueblo elige y el pueblo nunca ha preferido pagar más. La historia de la fiscalidad es la historia de la rebelión de los pueblos. De hecho, muchos países surgen de esa rebelión fiscal. Estados Unidos, sin ir más lejos. Ahora tenemos la mayor presión fiscal de la historia y la gente no se rebela. Nuestra conjetura (el libro es obra también de la economista María Blanco y del periodista Luis Daniel Ávila) es que la democracia endiosa al Estado. Nada es más legitimador que la democracia. Para sofocar la resistencia, todos los estados insisten en lo justo y bueno que es el gasto público, y en que solo le van a cobrar a los ricos. Insisten porque la gente sospecha que no es verdad.

–Como con las bebidas azucaradas o el diésel, al final son las clases con rentas más bajas las que más sufren...

–Para mantener este engaño, el Estado tiene que quitar el dinero a la gran masa y a la clase media. Porque, por mucho que tiren de propaganda e insistan en señalar a Amancio Ortega como el malo, aunque le quitaran todo su dinero no tendrían ni para pagar el gasto de TVE.

–¿Se está utilizando la pandemia para subir impuestos?

–Para hacerse con todo. La peste es lo único que puede rivalizar con la guerra a la hora de legitimar las incursiones del poder sobre los derechos de los ciudadanos. El poder siempre recurre al miedo, es el gran combustible de la política. La guerra y la peste son amenazas inminentes, el enemigo está ahí, se ven las víctimas. Claro que es una gran excusa.

–¿Por eso el comité de control a los medios?

–Por nuestro bien... (ríe). Nos vigilan, no vaya a ser que hagamos cosas malas. Como si ellos no lanzaran «fake news» sin parar.

–¿Por qué siempre perduran los impuestos temporales?

–Por el cálculo diabólico de costes y beneficios que hace el Estado. Saben que recaudar tiene costes políticos, por eso ocultan los impuestos como retenciones, impuestos especiales, con exenciones. Por contra, con el gasto tienen solo beneficios. ¿Por qué siempre suben? Porque el coste político de subirlos va a ser menor al beneficio de gastar más. Sobre todo si resulta que el beneficio lo recoges tú y el coste político igual lo paga el gobierno que viene o va a la deuda pública. Pero hay países, como los nórdicos, que han dado marcha atrás. Incluso Portugal, donde gobierna la izquierda.

–¿Es lícito defraudar?

–Hacen que van contra Messi, pero en realidad nos persiguen a todos. Si no pagas vas preso. Al final, pagan los que no tienen otro remedio y defraudan los que pueden. Quieren vendernos que el 20% de la economía sumergida son ladrones, pero España no podría sobrevivir con un 20% de ladrones. Si defraudar es legítimo es una cuestión que debe estar abierta porque si no el Estado iría al infinito en su voracidad.

–Sánchez e Iglesias: ¿poli bueno, poli malo o dos caras de la misma moneda?

–El paripé que hacen les beneficia a los dos. Son malos, pero no estúpidos. Pedro Sánchez va de moderado e Iglesias va diciendo que si no hace más por el pueblo es porque no tiene más diputados. Ambos son enemigos de la libertad y nos van a hacer pagar la cuenta.