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La banca afronta la segunda reconversión del siglo XXI con miles de empleos en el aire

Hasta final de 2021 y desde la crisis financiera se habrán perdido 112.000 empleados de banca y la pandemia ha adelantado la reestructuración de un sector que acelera la digitalización. Los grandes bancos redujeron su peso en 2.176 empleados y cerraron 1.188 oficinas en España solo en 2020

Edificio del banco de españa Ruben mondeloLa razon

España ha sido desde los años 60 del siglo pasado el país con más sucursales bancarias, más playas con bandera azul y más bares por habitante. Pasadas dos décadas del siglo XXI, una crisis financiera y una pandemia, lo que queda en pie ya no destaca sobre nuestros vecinos europeos. Ahora, la digitalización, el bajo valor bursátil de los grandes bancos nacionales y la presión de los supervisores para la concentración bancaria, unido al cambio de concepto y de hábitos de los clientes, la baja rentabilidad y la caída del negocio por el parón económico forzado por el coronavirus está llevando a los comités de dirección de las entidades a afrontar una nueva reconversión de sus estructuras, que a la postre servirá para adelantar la revolución bancaria que debería haberse producido con menor rapidez.

La primera consecuencia de esta situación es el recorte de personal, que se traducirá en el cierre de casi 4.000 sucursales entre el anterior y el presente año, para pasar de las 23.851 que había a comienzos de 2020 a cerca de 19.900 que se espera a finales de 2021. Esto retrotrae al sector a niveles no vistos desde la Transición. Desde la crisis financiera que estalló en 2008 y hasta finales de 2021 se perderán 112.000 puestos de trabajo directos en la banca, según las previsiones de los analistas.

En un año marcado por la pandemia y la aceleración de la digitalización por culpa de los confinamientos forzosos, los principales bancos españoles redujeron su peso laboral en 2.176 empleados y cerraron 1.188 oficinas en España en 2020, según datos del Banco de España. Esto supone un nuevo ajuste del 1,72% del total de sus empleados y del 8,12% de sus oficinas en el país, que responde tanto a una búsqueda de la eficiencia, en un contexto de baja rentabilidad y de deterioro en la economía, como a una adaptación de su estructura a unos clientes cada vez más digitalizados.

Los planes adelantados por las entidades financieras tras la presentación de sus últimos resultados anuales confirman que la tendencia a la reducción de oficinas y plantilla se acelerará este año, principalmente por los procedimientos de ajustes ya aprobados y rubricados con los sindicatos en Santander y Sabadell – a los que se sumará BBVA–, además de las evidentes consecuencias que tendrá en su nueva estructura el que será el primer banco de España, el que surja de la fusión de CaixaBank y Bankia.

La gran banca afrontaba los primeros compases del año 2020 con la esperanza de recoger resultados positivos gracias al giro en su modelo de negocio, tras apostar por el aumento de su partida de comisiones y la transformación de su negocio hacia uno más omnicanal. Pero la pandemia truncó sus planes y provocó una contracción anual del beneficio neto agregado del 50,1% interanual –hasta los 3.060 millones de euros–, según datos de la consultora Neovantas. Todas las entidades cayeron a doble dígito, excepto CaixaBank, que solo redujo su beneficio en un 8,2%, gracias a la disminución en los gastos de explotación (-21,7%) por la reestructuración de plantilla que había realizado en 2019, de cerca de 2.000 empleados. Respecto a los ingresos recurrentes, a nivel agregado, los grandes bancos se dejaron un 0,9% i.a. por la disminución del negocio habitual como consecuencia de las restricciones a la actividad empresarial. Además, sus cotizaciones cerraron el año de nuevo en negativo (-24% promedio con respecto a 2019) como consecuencia de la incertidumbre en los mercados.

Y los analistas auguran para el presente ejercicio un situación que puede complicarse aún más. Para Ricardo Zion, profesor del EAE Business School, la reestructuración por la pandemia será más dura que la que vivieron en la Gran Crisis Financiera. «No parecía posible, pero esta segunda reconversión será aún más complicada que en la primera. El cóctel no puede ser más envenenado, con tipos de interés en mínimos históricos –y no parece que a medio plazo esto pueda cambiar–, la creciente competencia de fintechs y neobancos y una crisis económica sin precedentes. En este contexto la reconversión se acelerará aún más, con la necesidad imperiosa de reducir gastos y tratar de ganar en rentabilidad. La receta, la de siempre: cerrar oficinas y adelgazar la plantilla».

En esta situación de retroceso económico, a las entidades solo les queda la opción de evolucionar y de adaptarse a los nuevos tiempos, en los que el mercado digital es el futuro. Así lo cree Rodrigo Yagüe, profesor de OBS Business School, que tiene claro que «el modelo de negocio de la banca tradicional está quedando totalmente obsoleto. Si bien es cierto que aún quedan clientes que apuestan por ello, mantener toda la estructura para ese pequeño segmento de clientes resulta ineficiente». Por ello, ve en la digitalización la única salida que les queda a los bancos para sobrevivir en el siglo XXI. «La digitalización está siendo la consecuencia de una adaptación del modelo de negocio del sector, el cual se ve obligado a competir con nuevos jugadores como las fintech, que están robando una buena parte de su base de clientes. Por lo tanto, creo que este proceso de cambio ha venido para quedarse definitivamente».

Joaquín Robles, analista de XTB, va un poco más allá y advierte de que «la caída en la actividad económica supone un menor número de operaciones y, por tanto, una reducción de su negocio. Además, la política monetaria de los bancos centrales, que mantienen los tipos de interés a cero, estrechan el margen de intereses de la banca. La dotación de provisiones también está limitando sus beneficios, ya que la desaceleración económica está provocando una mayor tasa de impagos. Los requerimientos de capital, por parte de las instituciones europeas, también son más exigentes y cumplir con todos ellos dificulta la mejora en las cuentas».

La banca ha echado el cierre a más de 19.500 sucursales en España en la última década, por efecto directo de las fusiones y reestructuraciones forzadas por las últimas dos grandes crisis

«El terreno de juego ha cambiado y competir en este entorno es muy difícil. La banca está practicando una huida hacia adelante, tratando de sobrevivir en un entorno hostil. Es un tema generacional y de tiempo. Todavía hay segmentos de la población que no pueden o no quieren adaptarse a los nuevos modelos. Pero la siguiente generación jamás pisará una sucursal bancaria y todo se hará vía app», sentencia el profesor Zion.

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