Economía
Ayuso como ejemplo
La nueva política no ha traído más que la reproducción de los peores hábitos de la política de toda la vida. Alianzas improductivas, cenáculos de conspiraciones, mociones de censura diseñadas en la oscuridad, pactos contra natura y escenarios de trueque y mercadeo en los que, más que los principios, importan los fines.
En Madrid, Díaz Ayuso estaba haciendo una gestión sensata, que en el ámbito económico se ha caracterizado por mantener la presión fiscal baja y una regulación mínima para las empresas, que son las que crean empleo. Algo que se ha puesto de manifiesto más si cabe en plena pandemia, con decisiones valientes, que han acabado dando la razón al Gobierno regional cuando decidió mantener abierta la Comunidad al comercio y la hostelería, con la debida prevención en los locales públicos.
La economía madrileña, en efecto, ha seguido funcionando, mientras que regiones como Cataluña, Galicia, Andalucía o Castilla y León permanecían con un confinamiento casi pleno. Las cifras de contagios, hospitalizaciones y UCI, no fueron más altas en la capital que en otras autonomías. Antes al contrario, Madrid combatió mejor la epidemia con sus restricciones perimetrales, que han permitido tener los mejores resultados de España en actividad económica los últimos meses. Claro que como Ayuso y su Gobierno se han convertido en los enemigos número uno de Sánchez e Iglesias, no han parado de denigrarles. Tarea a la que con frecuencia contribuyeron sus socios de Ciudadanos.
La ruptura en Madrid era ine-vitable. Mejor ir a elecciones que perder la CAM mediante una moción de censura urdida con nocturnidad, como en Murcia. No había otra salida.
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