Polémica ayuda
El tráfico de crudo venezolano financia a los dueños de Plus Ultra
Una empresa hongkonesa vinculada al fiador de la aerolínea ha sido investigada por EE UU
El entramado de empresarios venezolanos que controla la aerolínea Plus Ultra, cuyo polémico rescate por el Gobierno de Pedro Sánchez mediante un préstamo de 53 millones concedido por la SEPI ha provocado una tormenta parlamentaria, se financia, al menos en parte, con la venta de crudo de la petrolera estatal venezolana Pdvsa en mercados opacos. Así se desprende de las investigaciones realizadas tanto por la Administración estadounidense como por los registros de la propia Pdvsa. Se desconoce, eso sí, el montante de las operaciones realizadas para el régimen de Nicolás Maduro por uno de los hombres fuertes en la sombra de Plus Ultra, el empresario venezolano Camilo Ibrahim Issa, con al menos una sociedad conocida con sede en Hong Kong dedicada a esta lucrativa actividad que trata de burlar los controles y las sanciones estadounidenses contra Maduro.
Las exportaciones de petróleo venezolano lograron el pasado mes de febrero su nivel más alto en los últimos diez meses, hasta los 732.000 barriles diarios, gracias a los envíos realizados a nuevos clientes en los mercados asiáticos, con China como principal destino, de acuerdo a los datos recabados por la plataforma abierta de datos Refinitiv Eikon. Detrás de esta floreciente ruta petrolera hacia Asia, donde a Estados Unidos se le complica verificar si las transacciones de crudo venezolano violan las sanciones impuestas, figura un creciente número de empresas que hasta ahora no estaban registradas en el negocio petrolero.
Estas operaciones «fantasma», como las denominan los bróker petroleros, se han disparado desde octubre del pasado año, pasando de 123.000 barriles diarios a 568.000 barriles al día en febrero pasado. Esto implica que el 75% de las exportaciones de crudo de la petrolera estatal Pdvsa se realiza bajo estas operaciones «fantasma», de acuerdo a documentos internos de la propia Pdvsa recogidos por Reuters.
Paraísos fiscales
La petrolera venezolana, única vía de financiación conocida para el sostenimiento del régimen de Nicolás Maduro, opera en colaboración con «joint ventures» situadas en paraísos fiscales, Singapur, Suiza o Hong Kong y en las que participan varios empresarios venezolanos, que se encargan de sacar el crudo hacia Asia. En febrero, un total de 30 petroleros transportaron un 35% más de crudo que en enero, aún un 34% menos que hace un año.
Entre los empresarios que colocan el crudo de Pdvsa en Asia se encuentra el ya citado Camilo Ibrahim Issa, quien a través de la firma panameña Panacorp concedió a finales de 2017 el préstamo participativo de 6,3 millones de euros que mantiene con vida a la aerolínea Plus Ultra a la espera del rescate de 53 millones del Gobierno de Pedro Sánchez a la empresa, controlada en un 60% por empresarios venezolanos.
En junio del pasado año, con el agravamiento de las sanciones de EE UU a los tanqueros e intermediarios que trataran de negociar con crudo de Pdvsa, y ante la caída de la demanda, al menos 16 petroleros con 18,1 millones de barriles de crudo y combustible venezolano, algunos con más de seis meses tratando de colocar la mercancía, quedaron a la deriva sin compradores a la vista. Cuatro de estos embarques estaban gestionados por Richeart International, registrada en Hong Kong en julio de 2018, vinculada a Camilo Ibrahim a través de varios familiares cercanos.
Investigación
La Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC) ya puso unos meses antes bajo el radar a Richeart International por el arrendamiento de dos buques para cargar cada uno con un millón de barriles de crudo de Pdvsa. El destino de los buques era el mercado chino, país que se ha convertido en el principal destino del petróleo venezolano. Washington recelaba ya de Richeart porque no existía constancia de que estas transacciones se realizaran a cambio de ayuda humanitaria. De hecho, la compañía hongkonesa habría desembarcado en el venezolano Puerto de la Cruz combustible refinado procedente de Irán que entregaría al régimen venezolano a cambio de jugosas comisiones sin control. De hecho, las rutas de este contrabando de petróleo implican a varios países de la órbita chavista, como Turquía y China, con Singapur, Malasia o el africano Togo como otros puertos donde se realizan los intercambios.
La operativa, a través de varias empresas pantalla en los cinco continentes, es similar a la del joven empresario mexicano Joaquín Leal, que llegó a acaparar un 40% de las exportaciones de Pdvsa y que trató incluso de asaltar Pemex. Se compra a precio de saldo de petroleras estatales en apuros para revender en el mercado negro con alta comisión.
Las operaciones son muy beneficiosas para los intermediarios por varios motivos. Para empezar, Venezuela está exportando un crudo extrapesado denominado Merey 16 (por sus grados API) al que aplica fuertes descuentos para conseguir compradores. Tanto como para que, según el diario venezolano «Tal Cual», Venezuela esté perdiendo entre 4 y 8 dólares por cada barril que coloca. El Merey proviene de la Faja Petrolífera del Orinoco mezclado con crudo liviano que se extrae del Occidente del país.
Los analistas petroleros estiman un precio de venta, dadas las circunstancias marcadas por la pandemia y el hecho de que la venta de la carga no se cierra hasta el último momento, de entre 7 y 8 dólares el barril, un precio que se encuentra muy por debajo de su costo de producción de entre 11 y 15 dólares el barril, lo que significa una pérdida de hasta el 50%. Además, la escasez de productos refinados en Venezueal ha convertido a estos intermediarios en surtidores de gasolinas para el régimen, al que cobran por partida doble sin control alguno.
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