Opinión

Despilfarro innecesario

Los que promueven el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia no tienen ni idea de economía

La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño (5d), preside la reunión de la Mesa de Diálogo Social para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño (5d), preside la reunión de la Mesa de Diálogo Social para el Plan de Recuperación, Transformación y ResilienciaMinisterio de Asuntos EconómicosMinisterio de Asuntos Económicos

Mi frase favorita del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia presentado por novena vez por Pedro Sánchez el pasado día 13 de abril, se encuentra en la página 207 de un documento lleno de vaguedades, palabras vacías y estimaciones de ciencia ficción: «En términos agregados, el empleo generado por el Plan podría superar los 800.000 puestos de trabajo al cabo del periodo de ejecución del Plan, lo que equivaldría a unos 12 empleos por cada millón de euros invertido».

Demuestra que lo ha escrito alguien que jamás ha creado un puesto de trabajo. Semejante barbaridad muestra que es un enorme despilfarro de dinero incluso con las estimaciones de fantasía del Gobierno y que los que lo promueven no tienen ni idea de economía. El plan dedica la mayor parte de los fondos a transferir dinero a sectores que no tienen ni han tenido el menor problema durante esta crisis.

La tecnología, renovables, vehículo eléctrico y eficiencia no necesitan miles de millones de fondos europeos, ya que hay capital e iniciativa privada suficiente. Por ello, el plan supone una enorme transferencia de dinero de los contribuyentes, con más impuestos verdes e indirectos, a los sectores que menos lo necesitan, mientras que el turismo y la investigación se quedan en cantidades ínfimas.

El plan fracasará igual que han fracasado todos los programas dirigidos desde el poder político y dejará más deuda, más sobrecapacidad y más impuestos. Se dice que los fondos europeos hay que gastarlos bien. La realidad es que, de nuevo, se prueba que se quiere gastarlos mal y de manera política a cualquier costa.