Salarios

Los sindicatos supeditan el diálogo en pensiones a la subida del SMI a 975 euros en septiembre

«Nuestra paciencia se ha agotado», advierte al Gobierno el líder de UGT, Pepe Álvarez

Edificios en construcción en el barrio de El Cañaveral, en el distrito madrileño de Vicalvaro. El precio de la vivienda muestra una ligera subida en este 2021. La venta de pisos usados es la que más ha subido estos últimos meses.
Edificios en construcción en el barrio de El Cañaveral, en el distrito madrileño de Vicalvaro. El precio de la vivienda muestra una ligera subida en este 2021. La venta de pisos usados es la que más ha subido estos últimos meses.Alberto R. RoldánLa Razón

«Nuestra paciencia se ha agotado, si no hay una propuesta en firme en la primera reunión en septiembre, con nosotros que no cuenten para el resto de mesas de negociación». Así de tajante se mostró el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, sobre la posibilidad de que se supedite el alza del Salario Mínimo Interprofesional al despegue definitivo de la economía y del empleo. Los sindicatos consideran que la recuperación pasa inequívocamente por la apreciación de los salarios, para impulsar el consumo y amortiguar la subida de los precios. El SMI está anclado en los 950 euros desde 2020 tras el impulso del 22,5% de 2019, que incrementó el SMI de los 735,9 euros en 14 pagas a los 900 euros, y el posterior del 5,5%.

«No podemos poner una sonrisa mientras no se mejora la vida de los trabajadores. El SMI afecta en torno a 4 millones de trabajadores», incidió Álvarez, quien remarcó al término de su reunión con el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, que en algunas regiones, como la murciana, «cerca de un 19% de la población se vería beneficiada por esa subida».

Subida del Salario Mínimo

Los sindicatos aceptarían una subida de 25 euros al mes, lo que dejaría para 2022 el ansiado salto hasta los 1.000 euros mensuales, un objetivo que el Ejecutivo quiere llevar como uno de sus mayores logros sociales a las próximas elecciones generales.

Cierto es que en el diálogo social las declaraciones altisonantes raras veces –por no decir nunca– se traducen en rupturas definitivas y sirven para fijar posiciones ante futuros entendimientos, pero los sindicatos llevan meses aguantando desplantes y palmadas en la espalda con la promesa de que pronto se encarará una subida del SMI en la que los empresarios tendrán mucho que decir por expreso deseo del Ejecutivo, que ha vinculado en numerosas ocasiones cualquier subida del SMI al beneplácito de las patronales, lo que para los sindicatos es “otorgar a la CEOE derecho de veto”.

Sin embargo, los sindicatos nunca habían llegado tan lejos en sus advertencias. «Retirarnos de la mesa de negociación será el primer paso», dijo Álvarez. Pero habrá más medidas si el Gobierno no responde y pretende seguir decidiendo «dónde se negocia y dónde no, porque eso tiene un nombre, y es prepotencia».

«Empezamos a estar hartos de declaraciones en las que parece que deciden todo ellos solos, que son autosuficientes. No pedimos ninguna cuestión que no esté en los programas de Gobierno de los partidos que están gobernando. El SMI tiene que seguir aumentando este año, en 2022 y 2023, para cumplir con las expectativas europeas», añadió el líder sindical. Las centrales de clase reclaman subidas salariales generalizadas para que «las personas con menos recursos» hagan frente «a la subida de los precios energéticos y de los bienes y servicios esenciales que encadenan más de seis años de crecimiento».

Tanto UGT como CC OO estiman que la subida del 2,9% en el IPC de julio, dos décimas más que la de junio y la más alta desde febrero de 2017, hace obligatoria una revisión salarial.

Además, Álvarez defiende que «deben acordarse subidas salariales en otros ámbitos» y «abordar la negociación del quinto acuerdo para el empleo y la negociación colectiva» para lograr que «las subidas se ajusten a las circunstancias de cada sector y empresa».

La advertencia sindical se produce en un momento en el que el ala económica del Gobierno parece más dispuesta a una subida más que «cosmética» del SMI después de las divergencias mantenidas entre la ministra de Economía, Nadia Calviño, y la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha empeñado su palabra en lograr avances en el SMI antes de que acabe el año.

Tras enfriar las pretensiones de Díaz públicamente en más de una ocasión, con gestos de hartazgo y desaprobación ente las cámaras incluidos, Calviño sorprendió a los empresarios cuando a finales de julio abrió las puertas a una subida a finales de año ante la buena marcha de la economía detectada en varios indicadores del pasado mes.

Ayer mismo, Calviño volvió sobre el asunto tras las previsiones de empleo adelantadas por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Calviño se mostró confiada en que los «buenos» datos de empleo permitan retomar «cuanto antes» la senda de subida del SMI. La vicepresidenta primera recordó en Cádiz que el compromiso del Ejecutivo es llevar el SMI hasta el 60% del salario medio a lo largo de la legislatura. «La creación de empleo y la mejora de las condiciones laborales es, sin duda, la combinación más potente para tener una recuperación económica que sea además reductora de las desigualdades que venimos arrastrando y para tener un modelo de crecimiento más inclusivo, sostenible y justo», manifestó tras visitar la subdelegación del Gobierno.