Quiebra a la vista
El coloso inmobiliario chino Evergrande agoniza
La quiebra de la firma, que arrastra una deuda de 257.000 millones, tendría réplicas mundiales
Uno de los mayores promotores inmobiliarios de China, Evergrande, se enfrenta a una deuda de más de 300.000 millones de dólares (257.000 millones de euros), a cientos de edificios residenciales inacabados y a proveedores enfurecidos que han cerrado obras. El promotor ha empezado incluso a pagar las facturas atrasadas entregando propiedades que no están terminadas.
La crisis de liquidez y una sucesión constante de malas noticias en las últimas semanas ha acelerado el temor de lo que muchos expertos advierten que es inevitable: el colapso. La semana pasada, dos agencias de calificación crediticia (Moody´s y Fitch) rebajaron la calificación del grupo y sus acciones cayeron por debajo de su precio de cotización en 2009, mientras una batería de malos titulares y especulaciones sobre su inminente colapso recorría las redes sociales chinas. «Una quiebra de Evergrande podría dañar la confianza de los consumidores si afecta a los depósitos pagados por los hogares para casas que todavía no han sido completadas, pero asumimos que el Gobierno actuará para protegerlos», advirtió Fitch en una nota este miércoles.
El efecto de la posible quiebra de Evergrande, que da empleo a más de 120.000 personas, se sentiría no sólo en el país asiático sino también en los mercados globales dado el gran tamaño del grupo, cuyo pasivo es de casi 1,97 billones de yuanes (257.487 millones de euros).
Historia
Hui Ka Yan, el multimillonario propietario, fundó Evergrande (antes llamado Hengda Group) en 1996 en la ciudad sureña de Guangzhou y amplió la promotora inmobiliaria, en gran parte mediante préstamos. Evergrande Real Estate posee más de 1.300 proyectos en más de 280 ciudades, según el sitio web de la empresa.
El promotor va ahora mucho más allá de la construcción de viviendas, con inversiones en vehículos eléctricos (Evergrande New Energy Auto), una unidad de producción de Internet y medios de comunicación (HengTen Networks), un parque temático (Evergrande Fairyland), un club de fútbol (Guangzhou F.C.) y una empresa de agua mineral y alimentos (Evergrande Spring), entre otras.
El beneficio básico ajustado para 2020 fue de 30.100 millones de yuanes (4.700 millones de dólares), la segunda caída anual consecutiva, y los ingresos no alcanzaron las estimaciones de los analistas.
Desde principios de año, el valor de las acciones del grupo ha caído en tres cuartas partes. Algunos de los bonos corporativos cotizan a sólo un tercio de su valor nominal. Los inversores están preocupados por el futuro del grupo y los expertos ya temen posibles repercusiones para el sistema bancario y el mercado inmobiliario de la segunda economía mundial.
La mastodóntica empresa reveló el martes que no había hecho «ningún progreso material» en su búsqueda de inversores para comprar parte de sus participaciones en sus negocios de vehículos eléctricos y servicios inmobiliarios. “Si el grupo es incapaz de cumplir con su obligación de garantía o de pagar cualquier deuda a su vencimiento o de acordar con los acreedores pertinentes prórrogas de dichas deudas o acuerdos alternativos, puede dar lugar a un incumplimiento cruzado”, aseguró.
La empresa también anunció en una declaración bursátil en Hong Kong que había contratado a asesores financieros para “evaluar la liquidez del grupo y explorar todas las soluciones viables” lo antes posible. Pero la empresa advirtió que nada estaba garantizado. La revelación se produjo horas después de que Evergrande, intentara tranquilizar al público sobre su negocio. En un comunicado el lunes por la noche, el conglomerado con sede en Shenzhen se refirió a los “recientes comentarios” en Internet, asegurando que cualquier rumor de bancarrota “es completamente falso”. “La empresa se ha encontrado, efectivamente, con dificultades sin precedentes en la actualidad, pero está decidida a hacer todo lo posible para restablecer las operaciones como de costumbre, y proteger los derechos e intereses legítimos de los clientes”, aseguraba el comunicado.
Pero el martes, el conglomerado reconoció su dificultad para encontrar compradores para sus activos, asegurando que “es incierto si el grupo podrá consumar alguna venta de este tipo”. Sus acciones se desplomaron casi un 12% el martes hasta los 2,97 dólares de Hong Kong (0,38 dólares), su nivel más bajo desde diciembre de 2014. La acción ha perdido el 80% de su valor este año.
Fundada en 1996, la empresa se benefició del espectacular auge inmobiliario de China, que urbanizó grandes extensiones del país y dio lugar a que casi tres cuartas partes de la riqueza de los hogares estuvieran vinculadas a la vivienda. Esto situó a la compañía en el centro del poder de una economía que llegó a apoyarse en el mercado inmobiliario para conseguir un crecimiento económico sobrealimentado.
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